Amarrarse la lengua
Recordadlo (entonces), “soberanos y vasallos, próceres y mendigos” (Salvador Díaz Mirón), el ciudadano de a pie y en coche que ofenda, agreda, humille, gritonee, veje y más, mucho más, si intenta golpear... a un policía, primero, será arrestado.
Segundo, sometido a proceso penal.
Y tercero, condenado de dos a seis años de cárcel.
Luis Velázquez
De hecho y derecho, como dijera el jaranero de la iguana verde encaramada en el hombre izquierdo, la Ley Garrote, como ya le llaman.
La Ley Bozal… en el tiempo, hosanna, hosanna, de los cubre-bocas.
La Ley Mordaza.
Antes, mucho antes, el grito de batalla de los ciudadanos marchistas, contestatarios, en resistencia pacífica, era, de entrada, en contra de la policía.
Era, digamos, y como decía Juan Maldonado Pereda, 4 veces diputado federal y secretario de Educación, “la música de la democracia”.
Era, desde luego, dejar que la población se desahogara gritoneando.
Don Fernando Gutiérrez Barrios, El Hombre-Leyenda, el policía político, el político policía, lo manifestaba de la siguiente forma: “Si son las doce del día y con sol y el pueblo dice que es medianoche, hora de prender las farolas”.
Ahora, sin embargo, cuando al poder político en Veracruz llegó la 4T, la Ley Garrota, la Ley Mordaza, la Ley Bozal.
El primer ciudadano que nunca creyó fue Rogelio Franco Castán, ex presidente del CDE del PRD, ex diputado federal, ex secretario General de Gobierno y amarrado como candidato a diputado federal pluri.
El segundo ciudadano fue el líder de los dueños de Verificentros en Xalapa cuando organizara plantón ante SEFIPLAN y SEDEMA porque les retiraron los hologramas para seguir chambeando, liberado pasado un ratito.
El tercero y cuarto ciudadano fueron par de vecinos de Boca del Río cuando en colonia popular tomando en la madrugada la policía les cayó y ofendieran a la comandanta, una mujer policía, y los detuvieron, mientras unos seis compañeros se perdían en la madrugada que amanecía.
“Sabedlo, soberanos y vasallos, próceres y mendigos”, ciudadano que ofenda a la policía será arrestado y condenado a la prisión. De dos a seis años de cárcel para que aprenda “al pie de la letra” la enseñanza bíblica del Eclesiastés, de “amarrarse la lengua”.
Y/o como dice el adagio popular, “calladito te ves más bonito”.
Ya lo saben, entonces. Y allá cada uno que se crea y sienta muy fregón, con todo y que por ahí alardean de que las reformas al Código Penal serán tumbadas…
VERACRUZ, GIGANTESCO CAMPO DE CONCENTRACIÓN
En el mes de diciembre del año 2016, la dirigente de una colonia popular de Xalapa, una chica bragada, encendida y prendida, organizó caminata reclamando derechos.
Entonces, el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares la detuvo y encarceló y sometió a proceso penal y hasta donde se recuerda si se recuerda bien, quedó un año privada de la libertad.
El hecho fue indicativo y significativo de los dos años que vendrían, incluso, ya esperados, porque de norte a sur y de este a oeste las huestes incendiaras se apaciguaron y el bienio caminó, digamos, “en santa paz”.
La fama pública en el duartazgo fue que los secretarios Érick Lagos, de la SEGOB jarocha, y Jorge Carvallo Delfín, de la Sedesol, solían organizar marchas en contra de uno que adversario y enemigo sexenal y hasta bloqueaban las carreteras.
Ahora, con la 4T, todo indica, estamos ante, digamos, el fin de las libertades como exclamaban los militantes de la izquierda en el siglo pasado.
En el movimiento estudiantil del 68, en las paredes de la Universidad de Nanterre, y en el Barrio Latino, los chicos franceses y extranjeros, tan socialistas, tan de izquierda, acuñaron la siguiente frase bíblica: “Prohibido prohibir”.
La nueva izquierda en México, aglutinada en la 4T, poniendo un bozal en la lengua, una camisa de fuerza en la boca, una llave falaz para cerrar el grito libertario de las neuronas, el corazón y el hígado.
Amarrarse, pues, la lengua como reza la filosofía religiosa.
¡Ay, entonces, si por ahí cuando un policía detenga a un ciudadano de a pie caminando en el día o en la noche y la bilirrubina y el fósforo bitacal le ganen y ofenda, gritonee, argumente un abuso de
confianza, un atropello, porque y en base a las reformas al Código Penal, será detenido y llevado a la barandilla acusado de ultrajes a la autoridad.
Caray, tanto entusiasmo democrático y patriótico a mediados del año 2018 para votar por el candidato jarocho de AMLO a la gubernatura para toparse con este campo de concentración en que han sido convertidos los 212 municipios de Veracruz.
Antes, mucho antes, quizá, bien pudo la 4T lanzar una intensa y volcánica campaña publicitaria para que en nombre de los derechos humanos la población fuera convocada a respetar a todos, digamos, a tono con el primer mandamiento de la Ley de Dios, tan cacareado por AMLO, de “amaos los unos a los otros”.
Y en el momento estratégico de la campaña, convocar a respetar a los señores policías.
Pero ni hablar, teniendo el chirrión en la mano, “todo es posible en la paz”.
La dicha y la felicidad del secretario de Seguridad Pública (Veracruz, un tiradero de cadáveres oliendo a pólvora y sangre, campeón nacional en feminincidios, secuestros y extorsiones) ha alcanzado la más alta dimensión del poder.
Que impotencia Mi Querido y Admirado Maestro y Amigo 30 Mar, 2021 - 14:42