Encañonaron policías a niños migrantes
•Incapaz la Secretaría de Seguridad Pública de combatir a los carteles acalambran a los menores
•En casa hogar de Coatzacoalcos llegaron con violencia que buscando información sobre polleros y narcos
•Aterrorizados menores originarios de Honduras; los padres amenazados de que serían "levantados"
Luis Velázquez/Foto de Yerania Rolón
El fin de semana, la policía de la secretaría de Seguridad Pública alcanzó "la plenitud del poder", el gozo, la dicha, el placer.
Fue en Coatzacoalcos, allí donde el titular, Hugo Gutiérrez Maldonado, debutara en el cargo visitando una escuela de niños de primaria con la pistola al cincho y desde entonces, fuera conocido como el jefe Matute.
Luego mudaría a "Don Gato y su pandilla".
El fin de semana, sábado o domingo, la policía llegó (sin avisar, dado el elemento sorpresa para ganar la batalla) a la casa del migrante conocida con el nombre de Santa Faustina Kowalska, registrada ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y cuyas siglas son COMAR.
La poli andaba tras pistas, rastros, huellas, información exclusiva y privilegiada, de los polleros que además de esquilmar a los migrantes también trafican armas, quizá drogas.
Y para obtener información, los polis del jefe Matute encañaron a niños en la casa hogar ubicada en el fraccionamiento Dunas, al poniente de Coatzacoalcos (Sayda Chiñas, La Jornada-Xalapa).
Niños migrantes. La mayoría de Honduras.
Después de sembrar el terror, el pánico y la angustia en los niños encañonados con pistolas, pues además llegaron de forma violenta, se fueron contra los migrantes adultos, entre ellos, los padres de los menores.
Uno, les exigieron información sobre los polleros y el tráfico de armas.
Dos, los amenazaron con "levantarlos" si se negaban a cooperar.
Tres, revisaron, mejor dicho, esculcaron los dos cuartos del modesto y sencillo refugio migratorio.
Y cuatro, luego de multiplicar el terror y el miedo y "el miedo al miedo", se retiraron satisfechos de encañonar a los niños.
Ellos son los policías de la secretaría de Seguridad Pública.
La policía que en Álamo y Paso del Macho detuviera a presuntos narcopolicías municipales, acusados de malas amistades, y trasladados a Xalapa, quizá al cuartel de San José, y de donde se les perdió el rastro pues nunca, jamás, ni siquiera, vaya, un bolenticito de prensa para rendir cuentas.
La policía que en el sexenio de Javier Duarte fue acusada de desaparición forzada y que resulta de la alianza sórdida y sombría de políticos, jefes policiacas, policías y carteles y sicarios para secuestrar, desaparecer y asesinar ciudadanos de a pie.
La policía que en la encuesta de Latinobarómetro ocupa el último lugar en la confianza ciudadana.
La policía que nada puede hacer ante el tiradero de cadáveres en un Veracruz oliendo a pólvora y sangre, más, mucho más, a sangre de mujer dado el primer lugar nacional en feminicidios.
Pero por encima de todo, hasta canijo, palabras mayores, que el fin de semana los policías encañonaran a niños migrantes, luego de que está visto y comprobado que los carteles y cartelitos son más poderosos que ellos.
El último escalón de la degradación policiaca y social.
Y el primer lugar en los agravios a la población en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Más cuando todos los migrantes huyen de América Central por un par de razones.
Una, la violencia.
Y dos, la jodidez.
EMBOSCADOS MIGRANTES DE GUATEMALA
La 4T inició en Veracruz en el mes de diciembre del año 2018 con otro desaguisado policiaco.
Fue cuando en los límites de Isla y Rodríguez Clara, unos migrantes de Guatemala fueran emboscados, con el resultado de una mujer asesinada y un niño herido.
Incluso, aquella migrante asesinada inauguró el sexenio de los feminicidios en Veracruz.
Entonces, el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, de inmediato, y sin tener mayor información, levantó la voz del Cristo negro de Otatilán y aseguró que los asesinos habían sido policías municipales de Isla.
Luego luego, el alcalde de Isla cachó la pelota y se la reviró asegurando que los criminales eran polleros, simple y llanamente, polleros.
Y Cisneros Burgos cayó, tratando quizá de eludir el asunto espinoso.
Más, ante un presidente municipal bragado.
Del mes de diciembre del año 2019 a la fecha, marzo del año 2021, nunca, jamás, la emboscada y el asesinato de la migrante de Guatemala han sido esclarecidos.
Los homicidas físicos e intelectuales volaron al cielo como Remedios la bella en "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez.
Ahora, la nueva agresión a los migrantes, y en el caso, la mayoría, originarios de Honduras.
Y lo peor entre lo peor, encañonar a niños.
Sí, señores, a niños.
"Hasta niños encañonó la secretaría de Seguridad Pública" intituló la nota La Jornada de Xalapa en la página once del lunes 9 de marzo.
SILENCIO ATROZ
48 horas después, el silencio total de la secretaría de Seguridad Pública.
Y del góber precioso de López Obrador.
Y de la dirección de Migrantes de la secretaría General de Gobierno.
Y de los diputados locales, miembros de la Comisión de Migrantes, cuyo titular, Juan Manuel Unanue, solicitó permiso para la candidatura del PAN, PRI y PRD a la alcaldía de Boca del Río.
Y del cónsul de Honduras, quien, mínimo, debió seguir la pista al testimonio periodístico de la corresponsal de La Jornada en Coatzacoalcos, la respetada y respetable periodista, Sayda Chiñas Córdoba.
Buenos para nada...
Casi casi, como si los niños encañonados lo hubieran sido en algún planeta remoto del sistema solar.