Incluso, a orilla del Golfo de México… Los mejores banquetes de la vida, en los mercados de cada pueblo…

ROMPEOLAS: El secreto de la cocina, ya se sabe, está en la sazón… Es decir, el estilo personal de cada persona para guisar… Un misterio, por ejemplo, identificar y precisar las razones gastronómicas por las cuales, la suegra cocina picadas y gordas más sabrosas que la esposa… Pero más todavía, el misterio de la sazón en las fondas… El comensal termina chupándose los dedos sin ningún pudor ni rubor… Durante muchos años, Héctor Fuentes Valdés comía todos los días en el mercado Hidalgo del puerto jarocho… Y cuando migró de la ciudad por motivos de trabajo, cada fin de semana regresaba únicamente atraído y seducido por la sazón…

ASTILLEROS: Entonces, había otros valores agregados… Por ejemplo, la hija de la dueña de la fonda, una chica de unos veinte años, delgadita, carita bonita, con una sonrisita que se volvía unos hoyitos en las mejillas, y que traía enloquecidos a todos… Ella era muy hábil y ni siquiera, vaya, aceptó a un compañero que tocaba la guitarra y cantaba muy bien y quien solía llevar su guitarra a la fonda y le cantaba luego de comer, saboreando el cafecito de olla… Todos, sin embargo, apostaban a la esperanza para ver si algún día la chica los aceptaba…

ESCOLLERAS: La señora aquella, dueña de la fonda, era muy generosa... Por ejemplo, solía fiar a los estudiantes para pagar cada quincena cuando les llegara el dinerito familiar… Bastaba con que un chico lo recomendara para extender el crédito a la palabra… Ni siquiera, vaya, la señora aceptaba que le dieran el domicilio donde cada chico vivía o la facultad donde estudiaba… Su fe en los jóvenes era inmensa, legendaria y mítica… Y quizá haya sido la pobreza y la estrechez, pero su sazón era inmejorable…

PLAZOLETA: La esposa de Gabriel García Márquez, Mercedes Barcha, tenía una sazón insuperable que enloquecía, entre otros, a Fidel Castro Ruz, y quien gustaba de cocinar… Algunas veces, cuando el Gabo estaba en Cuba, Castro llegaba a deshoras, sin avisar, únicamente para preguntar el secreto de algún guisado… Y Mercedes Barcha se lo daba… Y cuando el Gabito llegaba solo a La Habana y Castro necesitaba una fórmula gastronómica, entonces, hablaba por teléfono a su esposa en el lugar del mundo donde estuviera y se pasaban el tiempo necesario precisando, por ejemplo, si el chile, el tomate y la cebolla eran antes o después en la olla hirviendo en la estufa…

PALMERAS: Hay quienes alardean de sus comelitonas, digamos, en los grandes restaurantes… Incluso, franquicias… Pero nunca las fondas de los mercados serán relevadas… Incluso, superadas, alcanzadas, desplazadas… Es más, con todo y los perritos merodeando a los clientes y una que otra mosca nadando en un caldo de olla, o el cabello de la cocinera, la sazón tan exquisita podrá superarse… Son los grandes misterios de la vida, y más, porque ninguna cocinera estudió gastronomía en instituto o escuela acreditada…