político, entre otras cositas, para rafaguear a los enemigos y adversarios.
Más, mucho más: aquella eterna parranda incluye ahora que el reportero se arrodille ante el tlatoani, el chamán, el tótem, el jefe máximo, y con las manos juntas como si rezara a su Dios en el altar mayor del templo, suplique, ruegue, pida, solicite el micrófono al presidente de la república.
Inverosímil, vaya: La eterna parranda ahora se calibra cuando el jefe máximo denuncia desde el púlpito que los grandes periódicos del mundo, como The New York Times, de Estados Unidos, nunca investigan los hechos noticiosos, sino calumnian.
Y calumnian, caray, en contra de los amigos, socios y aliados.
Nadie se equivocaría si escribiera y dijera que el periodismo de ficción empezó ahí mismo, es decir, cuando el reportero con las manos juntas, enlazadas, empalmadas, yuxtapuestas, se arrodilla ante el tlatoani.
Sólo le habría faltado reproducir la frase célebre y bíblica de Moctezuma II a Hernán Cortés cuando acercaba el fuego a sus pies:
"¿A poco crees que estoy en un lecho de rosas?".
Es el periodismo del siglo XXI.
Es el periodismo en el tiempo de la 4T.
El periodismo con Morena, la purificación moral y la honestidad valiente.
¡Arriba corazones!

JOHN REED SE VOLVIÓ SOCIALISTA EN RUSIA
Incluso, la imagen del reportero arrodillado ha creado y recreado el nuevo apostolado social de los trabajadores de la información.
A partir de ahora, igual, igualito que Ricardo Flores Magón formando su partido político, el Liberal, los chicos de la prensa han de utilizar la credencial de reporteros para filtrarse a las ruedas de prensa y pedir y exigir al chamán el bienestar social para el pueblo, la región, la entidad federativa de donde cada uno es nativo.
En el caso icónico y simbólico, el reportero, originario de Tamaulipas, clamó la vigilancia policiaca en su pueblo sitiado por los carteles y cartelitos, malosos y malandros y sicarios y pistoleros.
Y es que cuando un pueblo se ha fastidiado de mendigar el auxilio oficial, entonces, la nueva misión reporteril es entrar al quite y arrodillarse ante el aparato gubernamental y lanzar el SOS en cadena nacional.
En todo caso, lo hizo Flores Magón.
Y también John Reed cuando en Rusia se volvió socialista.

BOMBARDEO "A TIRO POR VIAJE"
Hay, sin embargo, mundos paralelos en el periodismo como eterna parranda.
Uno:
Igual, igualito que como en el siglo pasado, hay reporteros y medios favoritos y favorecidos del tlatoani.
Dos:
Hay periodistas privilegiados a quienes otorgan las noticias exclusivas, incluso, con anticipación.
Tres:
Hay trabajadores de la información y magnates del periodismo con derecho de picaporte.
Cuatro:
Hay periodistas tan cercanos al poder que hasta cargos públicos les ofrendan.
Cinco:
Hay medios con la bendición superior para suscribir jugosos convenios.
Seis:
Hay medios a quienes les va tan bien que rafaguean a los colegas porque así lo pide, sugiere, insinúa, el jefe máximo.
O en todo caso, porque son oficiosos para congraciarse.
Siete.
Una novedad, sin embargo: los medios que, digamos, sirvieron a los sexenios anteriores, ahora, en el tiempo de la 4T, son rafagueados desde el poder "a tiro por viaje".
La pachanga sigue, inalterable.