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8 Columnas
07 marzo, 2021

Pedazos de historia: Francisco Lagos Cházaro, presidente de México


Gonzalo López Barradas

En noviembre de 1962, José Pagés Llergo director de la revista Siempre!, recibió, del doctor Gustavo Baz Prada, una breve crónica de un hecho ocurrido en Palacio Nacional a principios de enero de 1915. Así fue escrita con dedicatoria a Lagos Cházaro...

y Roque González Garza:

“En los primeros días de enero de 1915, fui invitado por el señor general Francisco Pacheco, para acompañarlo a una junta que se celebraría en el Palacio Nacional. Era la época de la Convención de Aguascalientes y yo tenía el carácter de gobernador provisional del Estado de México. Acostumbraba, entonces, vestir de charro; mi vestido era negro y sin adornos, llevaba una pistola Smith & Wesson, calibre 38 y el sombrero negro, a la usanza zapatista. Pasé por el general Pacheco, también de charro, iba vestido de gris oscuro; llegamos a Palacio como a las once de la mañana, nos anunciamos en la antesala de la Presidencia de la República y nos hicieron pasar al salón verde que precede al despacho del presidente de la República, que lo era el general Eulalio Gutiérrez, por nombramiento de la Convención.

Poco tiempo después de estar esperando llegaron el general Francisco Villa y el general Emiliano Zapata. Avisado el general Eulalio Gutiérrez salió de su despacho y, después de saludarnos, me invitó a que fuera su Ministro de Educación Pública por cinco minutos; nos sentamos alrededor de la gran mesa que está en el salón verde, el general Eulalio Gutiérrez en la cabecera, a su derecha el general Villa y junto a él, el general Pacheco, a su izquierda el general Zapata y junto a él, en donde está la cartera del Secretario de Educación Pública, me senté yo.

Recuerdo todavía con gran claridad la intensa emoción que sentí al participar en aquella junta; pero mi emoción fue convirtiéndose en angustia al iniciarse violenta conversación entre el general Eulalio Gutiérrez y el general Villa, violencia que crecía poniendo de manifiesto el absoluto desacuerdo que había entre esos dos jefes de la Revolución. Hubo un momento en que yo adivinaba que todos teníamos la mano en el puño de la pistola, al mismo tiempo que el general Villa, dirigiéndose al general Zapata le dijo: “Compadre, no tiene más remedio, vas a tomar Puebla y Veracruz y yo voy a arreglar los problemas del Norte”.

La violencia cesó, nos levantamos de la mesa y nos despedimos; como es sabido, ni el general Zapata tomó Puebla y Veracruz, ni Villa dominó el Norte. Unos cuantos días después, exactamente el 16 de enero, el general Eulalio Gutiérrez abandonó la capital y en su lugar fue nombrado presidente de la República, por mandato de la Convención, el señor general Roque González Garza. Al salir el general Eulalio Gutiérrez del gobierno de la República, prácticamente quedó desorganizada la Convención, y las fuerzas revolucionarias tenían el dilema de escoger entre Villa o Carranza. En esa situación se puso en juego la astucia y la inteligencia del general Obregón, quien rápidamente se puso en contacto con los diferentes grupos revolucionarios, estableciendo la unidad revolucionaria, desde Sonora hasta Veracruz, donde se encontraba el señor Carranza.

Siendo yo gobernador del Estado de México, pude darme cuenta de las pláticas que el general Obregón tuvo con el general Amaro y con el general Elizondo, que estaban en Zitácuaro, ya que dichas pláticas se efectuaban por la línea telegráfica de Toluca y el general Obregón se comunicaba desde el hotel Isabel de la ciudad de México donde estaba alojado. En esas condiciones tomaba posesión como presidente el general Roque González Garza, hombre patriota, dinámico, deseoso de conseguir la unidad del país, pero los grupos que quedaban de la Convención no coincidían ni en ideas ni en disciplina por lo que, a los pocos meses, decidió renunciar y salió de la capital de la República. Entonces, tales grupos de la Convención, nombraron al señor Lic. Lagos Cházaro, presidente de la República, quien pronto se vio obligado a salir de la capital y vino a refugiarse a Toluca, acompañado de pocas fuerzas armadas y de muchos burócratas, quienes, al avanzar el general Pablo González, salieron hacia el norte, desapareciendo así los últimos vestigios de la Convención”.

El nombre completo del licenciado Lagos es: Francisco Jerónimo de Jesús Lagos Cházaro Morteo y fue presidente de México por el Partido Nacional Antirreeleccionista del 10 de junio al 10 de octubre de 1915. Nació en Tlacotalpan, Veracruz el 20 de septiembre de 1878. Murió el 13 de noviembre 1932, en la ciudad de México.


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