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Jueves 04 marzo, 2021

Represión policiaca

Una vez más, los policías, en la represión contra los trabajadores de la información. La policía opresora del siglo pasado en los tiempos priistas, igual, igualita que en el tiempo de la 4T y MORENA en Veracruz.
En Texhuacan, amenazaron de muerte al reportero Jacinto Romero Flores luego de publicitar los presuntos abusos de autoridades en una fiesta de XV años.

Luis Velázquez

En Tuxpan, la Policía Ministerial de la Fiscalía General detuvo al reportero Antonio de Marco Arango Arango, inculpado de utilizar un dron para grabar un hecho violento.
Peor, mucho peor, si se recuerda que en el sexenio de la 4T, un trío de reporteros, una mujer y dos hombres, han sido asesinados.
Y aun cuando por ahora el sexenio de Javier Duarte con los 19 reporteros asesinados, más tres desaparecidos, resulta insuperable, todavía quedan tres años y 9 meses al góber jarocho de López Obrador para aumentar los decibeles.
A primera vista dirán, por ejemplo, que en una corporación policiaca con más de veinte mil policías estatales, más los Policías Ministeriales, más los policías municipales, significa una hazaña, una proeza, un reto descomunal lograr ángeles de la pureza como servidores públicos para respetar la vida y respetar los derechos humanos.
Ok.
Pero al mismo tiempo, siempre existirá un capitán del equipo, un jefe máximo, el conductor del avión, el jefe de la tribu, marcando la pauta.
Más cuando el mismo presidente de la república lanzó su experiencia bíblica de que si el jefe máximo es honesto, por añadidura, el resto del equipo gobernante.
Escribamos, entonces, que los policías son, serían la excepción.
De nuevo en el palenque público queda probado y comprobado que las palabras escritas y expresadas por los medios son más peligrosas que las Magnum y los R-15 y las escopetas.
En Texhuacan y Tuxpan, el uso de las redes sociales ("Benditas redes sociales" les llamó un tiempo López Obrador) fueron suficientes para alebrestar a los policías y perder el control, la mesura, la serenidad, la prudencia y la tolerancia.
Y como en el caso de Tuxpan, privar de su libertad al periodista Arango Arango.
Los colegas organizados del norte de Veracruz y la ONG Artículo 19 se encargaron de tocar las puertas de las neuronas y el corazón del gobierno de Veracruz para su libertad.
Y aun cuando fuera otorgada o sujeta, digamos, al proceso penal correspondiente, ocupa y preocupa a todos que la policía siga ejerciendo el poder con la represión por delante.
Cierto, bien pueden solicitar una disculpa luego del "niño ahogado".
Pero con todo, llama la atención el estilo personal de ejercer el poder partiendo de la macana, el garrote, los gases lacrimógenos y los perros policías.

CONTACTO DIRECTO CON LOS CIUDADANOS DE A PIE

Por lo general, el primer contacto, "en vivo y directo" de la población civil, los ciudadanos de a pie, con el aparato gubernamental es, primero, con los burócratas en las oficinas públicas.
Segundo, con los agentes de Tránsito.
Y tercero, con la policía.
Y de acuerdo con la relación, la buena vibra, el mejor karma, el respeto por delante, entre las partes, queda la imagen de las tribus políticas encaramadas en el poder público.
Si el burócrata es corrupto...
El agente de Tránsito igual....
Y el policía, además, represivo, entonces, queda en la población electoral la peor imagen.
Más cuando, por ejemplo, los ciudadanos de a pie pensamos que si uno y los otros extienden la mano para recibir el embute, "veinte y las malas" que ellos (el burócrata, el agente de Tránsito y el policía) pasan copia a los jefes inmediatos.
Y los jefes inmediatos a los jefes supremos, formando una cadena insospechada de corrupción que bien puede llegar a los altos mandos.
Entonces, cuando los policías se lanzan en contra par de reporteros, digamos, en nombre de la ley, caray, la percepción ciudadana resulta dañina y perjudicial para el gobierno de Veracruz y los presidentes municipales.
Más porque los dueños del poder político son la autoridad máxima.
Y por eso mismo, obligados están a la mesura y la prudencia, la cordura y la concordia, antes, mucho antes, y que nunca se justificará, de la represión.

PRINCIPIO DE PETER

Tarea titánica purificar a las corporaciones policiacas.
Ni Superman podría, caray.
Menos, cuando unos veinte policías cuidan la casa de la Fiscal General en el fraccionamiento "Las Animas", de Xalapa (La negra, La Jornada-Veracruz).
Pero al mismo tiempo, vaya paradoja, con sus represiones siguen abonando el descrédito y el desprestigio, cierto, para la secretaría de Seguridad Pública, la Fiscalía General y los Ayuntamientos.
Y al mismo tiempo, creando y recreando la percepción de que los jefes superiores están rebasados por el principio de Peter.
O en todo caso, aplican el famoso principio francés de "dejar hacer y dejar pasar"... en un doble, triple juego perverso del ejercicio del poder.
Al ratito dirán que el par de reporteros tuvo la culpa por meterse en terreno prohibido y vedado.
Y sobrarán quienes inventen cosas insólitas para desacreditar a los trabajadores de la información.
Total, dirán, de acuerdo con la encuesta de Latinobarómetro, los políticos, los policías y los reporteros estamos al mismo decibel de desprestigio en el ranking de la corrupción.


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