de Alvarado, Veracruz y los grandes filósofos clásicos griegos: Heráclito (el filósofo que llora) y Demócrito (el filósofo que ríe) y cientos que han existido desde la creación de esta humanidad y que han estado en contra del mal humor y de actividades y acciones de la vida cotidiana, de la política, de la religión y la naturaleza y muchos de ellos, sobre todo los de rancho que ni comas ni puntos usan cuando escriben porque están en contra de los reglas gramaticales.

Es inmenso el mundo de frases y dichos de estos hombres y algunas mujeres: Por ejemplo, el filósofo de Güémez escribió: “cuando el gallo canta, puede que llueva hoy, o tal vez mañana, o a lo mejor no llueve”. El Vale Bejarano, no escribía porque no sabía “nunca me llevaron a la escuela” cundo lo enjaularon en la cárcel en su tierra alvaradeña y alguien le preguntó que por qué estaba preso, contestó. “Aquí me tienes todo contrito por una papaya tierna que picó mi pajarito”. Qué decir de Armando Jiménez de cuyo libro se han hecho ciento cuarenta y tres ediciones y cinco millones de ejemplas de la Picardía Mexicana se han vendido. El autor siempre estuvo en contra de los amargados y entre sus muchas frases recogidas del populacho mexicana destaca ésta: “Este es el gallito inglés, míralo con disimulo, quítale el pico y los pies y…” Otra, cuando un camión de volteo lleva en la defensa delantera la siguiente leyenda: “A que no me pasas” y al rebasarlo se lee en la defensa de atrás “A tu hermana”.

Por su parte Heráclito y Demócrito son comparables con dos actitudes vitales opuestas (pesimismo y optimismo, tristeza y alegría, seriedad y burla- juego, broma y humor. Al primero le decían “el oscuro” compungido por la condición humana y Demócrito se burlaba de lo mismo, concordia o conciencia y utilizaba la unidad de los opuestos.
En México como en muchas partes del mundo hay periodistas, escritores y columnistas que siempre están en contra. Nada les parece por no convenir a sus intereses o por el simple hecho de llevar la contra o por añoranzas, sobre todo políticas porque desean que regresen sistemas pasados donde el robo, la corrupción, la usura, el chayote, los convenios y el importamadrismo imperaban. Presidentes de la República folklóricos, ensoberbecidos por el poder absoluto y dadivosos con sus allegados, lo mismo gobernadores y presidentes municipales omnipotentes que en lugar de implementar programas sociales de beneficio a la ciudadanía, estudiaban, sí, pero la manera de robar recursos porque el poder dura poco y les vale pasar a la historia como buenos funcionarios. Decían: “Que me juzgue la historia, pero no por pendejo”, “me pusieron donde hay y tengo que aprovecharlo”.

Ahora que hay un presidente, elegido por 30 millones, la jauría de los que saben escribir, están en contra de lo que hace AMLO. En contra de la Mañanera, noticiero diario de información. Están en contra de cualquier reforma que le aprueben en la Legislatura. En contra de sus programas sociales. En contra de la construcción del Tren Maya, en contra de un aeropuerto, de una refinería, en contra del programa de vacunación contra el COVID19, Estos columnistas, principalmente, se han vuelto técnicos en cuestiones de energía eléctrica, expertos en construcción de refinerías, científicos en vacunas contra la pandemia, etcétera, etcétera. Pero nunca escriben sobre la deuda enorme que dejaron los faraónicos presidentes del pasado, que rebasa billones de pesos. Nunca reconocen obras que se realizan; argumentan que es su obligación. Nunca lo hacen para cuantificar los beneficios que reciben los ancianos, los jóvenes becarios, los campesinos, los pescadores, las madres solteras. Eso no, porque son muchos los intereses que reclaman y que no ven para cuándo recuperarlos.

Definitivamente estar en contra debe ser un arte porque es más fácil criticar que adular. Esto último debe ser pagado y los de la 4T, están sometidos a no soltar el billete. Terminamos escribiendo la frase inmortal del Filósofo de Güémez: “Entre mi arte y tu arte, prefiero mi arte”.