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Diario de un reportero
Sábado 06 febrero, 2021

PRI, golpe demoledor

Me equivoqué: Fidel Herrera
•La Generación Perdida


DOMINGO
PRI, golpe demoledor



El legado político de Javier Duarte fue descarrilar a su partido, el PRI.
Si con Patricio Chirinos, el tricolor perdió ciento siete (107) presidencias municipales, el duartazgo lo lanzó de la silla embrujada del palacio.
Pero más aún, lo sepultó en el rincón más arrinconado del infierno electoral y cada vez va más y más en picada.
Tan es así que, caray, decidió la alianza con el PAN y PRD, dirían los profetas del desastre, para evitar perder el registro como partido político.
ue golpe demoledor. La más alta expresión de la soberbia en el ejercicio del poder. El mundo rosáceo que se creó y recreó lo llevó a tanto que hasta Enrique Peña Nieto, su aliado presidencial, lo desconoció y dejó al garete para vivir en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Por eso, y entre otras cositas, en su tiempo sexenal, el peor capítulo del tricolor en la historia local.

Luis Velázquez

Además de que Veracruz fuera encumbrado en las grandes ligas de la desaparición forzada, las fosas clandestinas, el manoseo del dinero público y convertido en “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Nunca, ni siquiera su cuarteto de guardias pretorianos (Érick Lagos, Alberto Silva, Jorge Carvallo y Adolfo Mota) fueron prudentes para la reflexión que bien pudo, quizá, enmendar el paso.

LUNES
Me equivoqué: Fidel Herrera

Muchos años después, el PRI, tronado. Mejor dicho, noqueado.
Y luego de cuando en el tercer informe de gobierno, Duarte desconociera a Fidel Herrera Beltrán y hasta convocara “el beso del diablo” para quienes estuvieran de su lado, Fidel, su hacedor, confesó a uno de los suyos: “Me equivoqué”.
Fue, claro, el peor error de Fidel en su vida pública.
Desde entonces, el destino de algunos duartistas es el siguiente:
Javier Duarte, divorciado de Karime Macías, próximo, sin embargo, a casarse en el Reclusorio Norte, si le dan permiso.
Adolfo Mota, listo para candidato a diputado federal… por segunda ocasión.
Alberto Silva, que buscando la candidatura otra vez a la alcaldía de Tuxpan, desde el PVEM.
Érick Lagos, enfermo de cáncer en el estómago.
Gerardo Buganza Salmerón, recluído en casa con cáncer.
Luego de estancia en el penal de Pacho Viejo, desde la casa o la oficina llevando el proceso penal, Arturo Bermúdez Zurita, Luis Ángel Bravo Contreras, María Georgina Domínguez Colio y Mauricio Audirac, entre otros.
Bravo Contreras, que litigando en la región de Córdoba y Orizaba.

MARTES
La Generación Perdida

Tomás Ruiz González, el primer titular de SEFIPLAN, secretaría de Finanzas y Planeación, en su despacho con asesorías.
Antonio Gómez Pelegrín, con bajo perfil.
Jorge Carvallo, que listo para la presidencia del CDE del PRI si Marlon Ramírez, su discípulo, queda con la curul pluri.
Enrique Peña Nieto, de hippie en el mundo con su modelo.
Javier Duarte, ofreciéndose de testigo protegido con López Obrador y el presidente de la república rechazándolo.
La mayoría de ex secretarios del gabinete a quienes Duarte enriqueció lo dejaron solo.
Amigos, ex amigos. Socios, ex socios. Cómplices, ex cómplices, y quienes en aquel sexenio obedecían todos sus deseos y festinaban sus ocurrencias, lo más lejos posible.
Moisés Mansur, Moy, el compañero de la infancia en la escuela primaria en Córdoba, amparado para evitar la cárcel.
Y como él mismo Duarte ha dicho, quejándose de que está sin dinero para cubrir, por ejemplo, honorarios de los abogados.
La Generación Perdida, pues.

MIÉRCOLES
El dinosaurio priista

Todo aguantó el PRI, menos a Javier Duarte.
En la lista negra de desaguisados políticos, el tricolor sobrevivió a la corrupción administrativa de sus tribus. Los fraudes electorales. Las pasioncillas políticas por el poder. Las imposiciones. Incluso, los asesinatos en el tiempo de los ajustes de cuentas.
Sobrevivió a miles y miles de denuncias penales. Y a tantos gobernadores acusados de pillos, pero nunca, excepcionales ocasiones, encarcelados.
Sobrevivió a los Tomás Yarrington y Eugenio Hernández Flores. Y a los Raúl Salinas de Gortari. Y a los Mario Villanueva Madrid. Y al perseguidor y asesino de curas, Tomás Garrido Canabal.
Pero a quien nunca pudo trascender fue a Javier Duarte y a los suyos, aquellos priistas que antes lo aclamaban, y ahora, lo odian y hablan mal, totalmente abandonado por los suyos.
La mayoría de ellos, enriquecidos. Duarte de igual manera. Pero con todo y que el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares encarcelara a unos treinta, más a 60 policías acusados de desaparición forzada, todos están libres.
Y Duarte sigue preso.
Y por más y más dinero que tenga, ta’canijo vivir “en la jaula de oro”.

JUEVES
Páramo de soledades

Entre una de las circunstancias más canijas de la naturaleza humana está dejar solo al amigo. Abandonar al jefe. La deslealtad, y hasta la traición, por delante.
Hay veces, por ejemplo, cuando se le pregunta a uno que otro duartista si ya lo visitaron en el Reclusorio Norte. Si ya le llevaron un libro. Cuántas veces al mes, o en un semestre, en un año, lo han visitado.
Y siempre, de forma invariable, quedan callados y terminan aceptando que nunca han estado con él un día de visita en la cárcel.
Unos, dicen, por ejemplo, que Cecil, su hermano, siempre está a su lado.
Otros, que cada fin de semana, Dominga Xóchitl, quien fuera su directora de Espacios Educativos, se mantiene firme en la lealtad.
Unos dicen que Duarte habla maravillas de Luis Ángel Bravo Contreras, su Fiscal General.
Y de ahí, pa’lante, el Reclusorio Norte, un páramo de soledades.
Más, mucho más, de a quienes entregó cargos públicos y enriqueció en menos de un sexenio. Incluidos, magnates periodísticos, columnistas y reporteros.
La condición humana, caray.

VIERNES
“El beso del diablo”

Fidel Herrera fue el gran elector de Javier Duarte. Profundo conocedor de la naturaleza humana, se le barrió. Mejor dicho, descarriló. Y lo impuso. Y lo hizo ganar.
Y de paso, “el tío” se brincó dos generaciones políticas, pues de acuerdo con la tendencia electoral le tocaba a otros políticos fogueados a su lado, amigos, iguales, pares, como por ejemplo, Ranulfo Márquez y José Antonio Benítez Lucho.
Y en segunda posibilidad, a Pepe Yunes Zorrilla y/o Héctor Yunes Landa.
Tanto acierto tuvo Fidel que, por ejemplo, hacia el tercer año del sexenio Javier Duarte lo desconoció. Y lo hizo en el informe de gobierno en el castillo de San Juan de Ulúa, escenario imperial y faraónico, tiempo cuando ya se creía y sentía “el góber sexy”.
Incluso, Duarte convocó “el beso del diablo” para satanizar a quienes siguieran viéndolo. Y escuchando. Y acatando órdenes.
La amistad inició cuando Fidel trabajaba en la secretaría de Gobernación, Jorge Carpizo McGregor, el titular.
De encargado de elaborar el resumen periodístico del día en Veracruz, a paso veloz se fue abriendo paso en aquella generación juvenil alrededor de Fidel y poco a poco se fue adueñando de sus neuronas y el corazón.
Varios años después, Fidel sería categórico. “Me equivoqué”, confió a uno de los suyos.
El peor daño lo sigue padeciendo el partido tricolor…, varios de los actores priistas que ahora son, que le tiraban incienso en aquel entonces, miembros incluso de su gabinete legal y ampliado.


1 comentario(s)

Excelente Mi Querido y Admirado Maestro... un Averno 07 Feb, 2021 - 14:17

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