En este tipo de pendientes sociales, sin embargo, cuenta mucho, demasiado, el empirismo. La firme voluntad y la garra para cada quien prepararse y formarse en la teoría y la práctica.
Nada educa y forma y capacita tanto como la calle y la sala de redacción, todos los días, en la vida de un reportero.
Un día, Alejandro Almazán, 4 veces seguiditas Premio Nacional de Crónica, y en la quinta, Premio Internacional de Crónica “Gabriel García Márquez” otorgado por la Fundación para el Nuevo Periodismo en Iberoamérica, con sede en Colombia, llegó a la UNAM como alumno en la facultad de Letras.
Entonces, descubrió sus limitaciones humanas cuando en la plática con los colegas estudiantes ellos hablaban de escritores y libros que nunca había escuchado en su vida.
Y tomó la decisión más sabia y firme de su vida. Leer de manera obsesiva, primero, los libros y autores de quienes platicaban y debatían los compañeros. Y segundo, todos los libros de esos autores. Y tercero, más autores.
Hacia el final del semestre, Almazán era un punto de referencia literaria y cultural y periodística en la UNAM.
Martha Gelhorn fue reportera y escritora. Más de veinte libros publicados. Segunda esposa de Ernest Hemingway. Treinta años después de que Hemingway se pegó un tiro en la boca con la escopeta que utilizaba para cazar tigres, leones y elefantes en África, Martha Gelhorn, en la sexta, séptima década, pidió a la revista de toda su vida la oportunidad de cubrir nuevo frente bélico en el mundo.
Y se lo negaron. “Ya estás vieja”, le dijeron. Entonces, ella les reviró diciendo que sería reportera un segundo antes de morir. Y que no estaba muerta. Y que ella cubriría el nuevo frente bélico… subvencionando sus gastos.

PERIODISTAS A DESTAJO

De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, los patrones están obligados a capacitar el personal. Sea del rubro o giro laboral que sea.
La ley los obliga, menos, claro, a los magnates del periodismo, por lo regular, y salvo excepciones, obsesionados con enriquecerse y traficar influencias y hasta formar grupos políticos.
En el caso de Veracruz, desde el sexenio de Miguel Alemán Velasco parieron la Comisión de Periodismo, y una de sus acciones fue impartir cursos de fin de semana que para capacitar a los medios.
Con Javier Duarte y Miguel Angel Yunes Linares y Cuitláhuac García, la práctica se ha repetido, cumpliendo la tarea que la Ley Federal del Trabajo establece para los patrones.
Ahora, el colectivo “Xalaperiodismo” se pronuncia por la capacitación como eje central, vaso comunicante, de su más alto fin.
Por desventura, nunca la secretaría de Trabajo y Previsión Social de Veracruz ni tampoco el trío de diputados locales que integran la Comisión de Atención y Protección de Periodistas se han ocupado del asunto.
Incluso, con la CEAPP se han rafagueado quizá debido a las pasioncillas políticas.
Además, del otro gran pendiente social de todos los tiempos, como son los salarios humillantes y ofensivos en el gremio.
Los hay de cuatro mil mensuales (mil pesos a la semana) hasta, el más alto, parece, de 8 mil pesos mensuales, todo indica, una que otra televisora.
Los hay que son reporteros a destajo. Si sus notas son publicadas o transmitidas, se las pagan, y por más y más notas del día que entreguen si quedan fuera del periódico impreso o digital y del noticiero, ni modo, como si nunca hubieran trabajado.
Por eso, incluso, el fácil parto de los Carteles Mediáticos. Y la famosa versión de que el reportero gana más, mucho más, por lo que calla que por lo publicado.
Latinobarómetro publica que en el continente la credibilidad de los políticos, policías y reporteros están en el mismo nivel. Es decir, en el sótano de la confianza ciudadana.

EL BIENESTAR SOCIAL

La tarea es digna, pero dura. Carga pesada para mantener el ritmo. Insólito apostolado para estar pendiente, digamos, cada 8 días o cada quincena, con los cursos de fin de semana.
Además, con gente prestigiada… que enseñe y sepa enseñar. Y los mejores deseos para saber allegarse de recursos para el financiamiento de los cursos, pues ni modo que las personas los impartan de gratis.
Y, bueno, quizá también les convendría dialogar en buen plan con los dueños y directores editoriales de los medios para participar, digamos, con apoyos económicos, pues mala señal atenerse, digamos, quizá, a un recurso oficial.
Y es que si un político “entra a Belem cantando” entonces en automático se cree y siente con derechos para imponer su ley a la palabra escrita.
Mucho éxito a los colegas. El periodismo bien reporteado y mejor documentado y ultra contra súper mejor contado y escrito siempre prevalecerá.
Historias, primero, que lleguen al corazón y las neuronas del lector, y segundo, que se ocupen de la gente, los ciudadanos de a pie, la población civil, para soñar siempre, siempre, siempre, con la calidad de vida de las personas que todos los días viven con sencillez.