Veracruz, en el primer lugar nacional en secuestros.
Pero en el tiempo del COVID, los familiares de dieciséis desaparecidos en la región de Tlapacoyan, Atzalan, Martínez de la Torre y San Rafael, expresaron el coraje, pero más todavía, la indignación crónica, clamando justicia a través de las redes sociales.

DOS. Mendigar justicia

Grave, gravísimo, terrible, cuando, por ejemplo, decenas, cientos quizá, de familias, reclaman justicia al gobierno de Veracruz, la 4T en su más alto decibel de esplendor y resplandor, defensora histórica de los derechos humanos.
De hecho y derecho, y ante tantas marchas, más que pedir justicia, mendigarla como unos pordioseros del Estado de Derecho.
Tantito peor si se considera, primero, el secuestro. Después, la desaparición. Luego, la tortura de la persona desaparecida. Y en la lista negra, el asesinato y la sepultura en una fosa clandestina.
El veinte de octubre del año infausto que terminara fue secuestrado el activista ambiental, opositor a la instalación de hidroeléctricas, Miguel Vázquez Martínez, de 70 años, en la región de Tlalixcoyan, y al momento, tres meses después, ni una pista, un rastro, un detenido.
Y, desde luego, la misma pregunta que en otros tantas decenas, cientos de casos. ¿Por qué el silencio de la Fiscalía General?

TRES. Reguero de desaparecidos

Cada secuestrado y desaparecido es una vida humana invaluable. Pero 25 meses después, el góber machetero centra y concentra un trío de episodios negros y sombríos con un saldo de veinticinco desaparecidos.
Uno, los pequeños comerciantes de Río Blanco y Ciudad Mendoza, levantados por elementos policiacos estatales y municipales en Ixtaczoquitlán. Los familiares clamando justicia.
Dos, los 5 chicos de Xalapa desaparecidos en Emiliano Zapata. Los familiares en la resistencia pacífica en calles y avenidas de Xalapa.
Y tres. Las 13 personas plagiadas y desaparecidas en la zona de Playa Vicente. Las familias hartas de exigir justicia.
Hacie el cierre del año 2020, la 4T en el palacio de Xalapa significaba un aproximado de 435 (cuatrocientos treinta y cinco) secuestros y en los últimos diez años (dos de Cuitláhuac García, dos de Miguel Ángel Yunes Linares y 6 de Javier Duarte) un total de 4 mil 600 desaparecidos.

CUATRO. Peor desgracia humana

En materia de derechos humanos, la peor desgracia para los 8 millones y cacho de habitantes de Veracruz en el tiempo de MORENA son los desaparecidos.
Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares ya fueron juzgados por el tribunal social y popular. Ahora, el turno es de Cuitláhuac García. Y más allá del discurso virulento oficial, los hechos lo desacreditan y desprestigian, más de lo que ha estado con su incapacidad de Estadista para enaltecer la calidad de vida de cada pueblo, comunidad y municipio.

CINCO. El góber insensible

Si el gobierno de Veracruz abrazara la causa de los desaparecidos como fundamental y empeñara los días y noches como una obsesión para disminuir el tsunami de violencia y garantizar la seguridad en la vida, otro gallito cantaría para MORENA con su estilo personal de gobernar y ejercer el poder.
Pero, bueno, quizá algún sicólogo o siquiatra podría escarbar en las neuronas del góber precioso para conocer sus vericuetos neurológicos y determinar las razones de tanto desdén y lejanía, indiferencia y menosprecio a los desaparecidos y a los familiares.