La tierra de los desaparecidos
Inicia el año de forma espeluznante, tétrica, sombría, sórdida y siniestra para los derechos humanos, la población y el gobierno de Veracruz.
La Comisión Estatal de Búsqueda (Brenda Cerón) documentó la estadística de los desaparecidos.
En el año 2020, un total de mil doscientos desaparecidos.
Se insiste: mil doscientos desaparecidos.
La zona centro, la región más polvorienta.
La región norte, la segunda.
Y el sur de Veracruz, en tercer lugar.
Luis Velázquez
De los mil doscientos desaparecidos fueron localizados unos ochocientos ochenta.
Y el resto, trescientos veinte, siguen desaparecidos.
320. 320 familias. Montón de niños quedados, por ahora, sin padres. Parejas en la incertidumbre y la zozobra.
Desaparecidos en el tiempo de la 4T, la izquierda, la izquierda delirante, la izquierda con "soldados de la patria y siervos de la nación", la izquierda gritoneando en el mundo los derechos humanos.
La desaparición más canija, o en todo caso, más boletinada, en el mes de diciembre, para terminar el año, la de Samara, la nutrióloga originaria de Jáltipan, desaparecida el 23 de diciembre, cuatro días antes de cumplir 29 años de edad, trabajadora en el Seguro Social de Xalapa, donde ya no llegó para su jornada laboral.
En Jáltipan, el 27 de diciembre, día de su cumple, la familia y los vecinos se manifestaron en la vía pública como parte de la resistencia pacífica de tantas familias en el estado de Veracruz, clamando justicia.
Con mil 200 desaparecidos en un año, Veracruz se ubica a la altura de las dictaduras militares en América Latina en el siglo pasado.
Peor, mucho peor que el tiempo de la guerra sucia en el país con Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez como presidentes.
Camino derecho, derechito, hacia 1930 en Veracruz cuando cuatrocientos ejidatarios fueran asesinados como parte de aquella enconada lucha agraria con los latifundistas, defendidos por el cacique y terrateniente, Manuel Parra, jefe máximo de la banda conocida como "La mano negra".
Casi casi como los trescientos obreros textiles de Río Blanco asesinados en un solo día, el 7 de enero de 1910, por órdenes del dictador Porfirio Díaz Mori al ejército, militares a cargo del siniestro operativo.
Mil 200 desaparecidos significa un manotazo violento al llamado Estado de Derecho, cuya esencia fundamental es garantizar la seguridad en la vida.
El secuestro y la desaparición a la vuelta de la esquina. En el lugar menos pensado.
El mes de diciembre, 2020, fue así:
En Poza Rica, 5 mujeres desaparecidos, entre los 16 y 24 años.
Más 4 mujeres desaparecidas el 23 de diciembre en Atzacan, Ixhuatlán del Café, Córdoba y Amatlán.
Más las 3 mujeres asesinadas en Astacinga. Una madre, una hija y una nieta de 12 años.
Más transgénero asesinada en Poza Rica.
LA LOTERÍA DE LA MUERTE
En los bajos del palacio de gobierno de Xalapa, exposición fotográfica de los desaparecidos.
La organizó la Comisión Estatal de Búsqueda.
Las fotos del mayor número de secuestrados y desaparecidos.
El Veracruz real, huracanado, sufrido y padecido por la población electoral que vota en las urnas.
Un testimonio elocuente de un Veracruz desprotegido, a la deriva, expuesto a los carteles y cartelitos, a la delincuencia organizada y común, a los sicarios, pero también, a los pistoleros solitarios o en grupos y grupitos.
Canijo morir de COVID. Canijo tener una empresa, un negocio, un changarro quebrado por la recesión. Canijo andar desempleado, subempleado, con salarios de hambre, insultantes, ofensivos, humillantes.
Canijo ser una analfabeta en el tiempo de Zenyazen Escobar en la SEV. Canijo estar enfermo y pobre y sin la posibilidad de un servicio de la secretaría de Salud.
Pero más, mucho más canijo tener un familiar desaparecido.
Y desaparecido durante muchas semanas y meses, años quizá.
Sin saber su destino. Sin tener la certeza de si está vivo o muerto.
Y si está vivo, como todas las familias desean, si lo tratan bien o mal.
Si come a sus horas.
Si le dan chanche de bañarse.
Si le han apoyado con ropa interior, por ejemplo.
Y si está enfermo si le habrán comprado las medicinas.
Y si está muerto, que llega a pensarse en los días y noches de espera, el lugar donde lo sepultaron.
Y si algún día podrá rescatarse para sepultarse en el panteón municipal y tener un lugar donde llevar flores y veladoras y rezar.
Se trata de la peor incertidumbre y zozobra en la vida de un ser humano.
Más, mucho más, de los padres, los hijos, los hermanos, los tíos, los amigos.
Mil doscientos desaparecidos en doce meses, 2019, con Cuitláhuac García como jefe del Poder Ejecutivo Estatal, y a quien López Obrador calificó, primero, como una bendición, y luego, asegurando que Veracruz se había "sacado la lotería".
De seguro, la lotería de la muerte y que en sus barajas incluye el secuestro, la desaparición, el crimen, las fosas clandestinas, las pozoleadas, el tiro de gracia, la decapitación, y si es mujer, hasta el ultraje.
INSENSIBLE GOBERNADOR
En Xalapa y Veracruz, los Colectivos montaron un árbol navideño con fotografías de los desaparecidos.
Además, en Xalapa, la Comisión Estatal de Búsqueda montó la exposición fotográfica con sus desaparecidos.
En Orizaba, la escritora y académica, Celia del Palacio, presentó su libro "Porque la lucha por un hijo no termina", con historias y testimonios desgarradoras de veinte integrantes del Colectivo coordinado por la señora Aracely Salgado, cuya hija, Fernanda Rubí, fue desaparecida en un antro y que sirviera para que la madre encarara a Javier Duarte en una girita en el pueblo, reprochando su incapacidad, indiferencia, desdén y menosprecio por los desaparecidos.
Bien. Muy bien. Súper bien la lucha de los Colectivos buscando a los suyos.
Y nada más terrible para una tribu gobernante como la incapacidad para garantizar la seguridad en la vida.
Veracruz, por ejemplo, es una entidad federativa pródiga en recursos naturales, pero habitada por gente en la miseria y la pobreza.
6 de los 8 millones y cacho de habitantes, en la jodidez total.
Medio millón de personas solo hacen dos comidas al día, y mal comidas, de tanta precariedad en que están "atrapadas y sin salida".
Y, aun así, desde tiempos remotos, la población ha aguantado y ha vivido con hambre.
Pero nada, absolutamente nada, se compara al dolor y el sufrimiento con un hijo, una madre, un padre, un primo, un tío, un abuelo desaparecido.
Se ignora, por ejemplo, si el góber de la 4T, el secretario de Seguridad Pública o la Fiscal General se habrían dado una vuelta por la exposición fotográfica en Xalapa, y que todo indica, en ningún momento, y con lo que fue demostrada su insensibilidad social, desdén y menosprecio, indiferencia y apatía... por la vida humana.
Y es que la exposición significó una exhibida a la incapacidad manifiesta del gobierno de Veracruz para defender los derechos humanos.
La ineficacia.
La ineficiencia.
La incapacidad.
La voluntad para hacer, ser, estar y cumplir.