a los intereses del principal inquilino de Palacio Nacional.

Antes que Romo, fueron defenestrados por el gran Tlatoani, el ex Secretario de Hacienda, Carlos Ursúa, quien trabajó para el proyecto de Andrés Manuel, desde que el tabasqueño se desempeñó como Jefe de Gobierno; Igual suerte corrió el ex Titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, por opiniones contrarias a su jefe, en el tema de los puertos marí­timos, concesionados para su operación a la marina.

De Germán Martí­nez, ex Presidente del PAN y hoy recalcitrante morenista, se dijo que renunció al IMSS, porque recriminó la insuficiencia presupuestal para atender ese encargo y por lo que se ve, la renuncia le favoreció, por la comodidad que representa para Germán, su escaño senatorial sin la crí­tica de las malas decisiones que toman el Presidente y el doctor Gatell, por la pandemia del COVID 19.

No hay que olvidar la renuncia de Tonatiuh Guillen al Instituto Nacional de Migración (INM) por la represión y mano dura, en contra de los migrantes centroamericanos, a la cual se negó a obedecer “ciegamente”. De la renuncia de Jaime Cárdenas, al Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado, hay que reconocer la oportuna visión del comunicador, quien con su salida, dió a conocer el robo descarado de objetos de valor, joyas y excentricidades confiscadas a los delincuentes, por parte de funcionarios de la actual administración.

Alfonso Romo, habí­a sido desde el año 2011, el enlace formal de López Obrador con la iniciativa privada y hoy, a pesar de la insistencia del compromiso de Romo, de trabajar con el Presidente solo por 2 años, se ha filtrado a las redes sociales y medios de comunicación en general, que el ego de Andy López Beltrán y su intromisión en las tareas de Poncho Romo, son la verdadera causa de la dimisión.

La tristeza reflejada en el rostro de Poncho Romo, explica la repetitiva expresión de “ya no aguanto”, de quien fuera el enlace de la iniciativa privada con el gobierno; Romo debió entender el viejo refrán popular que dice “duele más el cuero, que la camisa” y es por eso, que AMLO prescindió del empresario convertido en polí­tico.