quien desde el Congreso federal descubrió que en Veracruz hay una conspiración de reporteros para derrocar a Cuitláhuac Garcí­a, el góber de la 4T, aquella que jugó por la gubernatura ante Fernando Gutiérrez Barrios como candidata del Partido Mexicano de los Trabajadores, uno de cuyos fundadores fuera Heberto Castillo.
Su sobrino, como parte del reparto del poder entre las tribus guinda, Guillermo Fernández Sánchez, secretario de Desarrollo Social, y quien en los dos años del sexenio de la 4T descubrió, ajá, que una familia en Veracruz puede vivir a toda eme con mil pesos quincenales.
Entonces, Andrés Timoteo, el irreverente, irreverente se fue desmenuzando la lista del nepotismo, tráfico de influencias y conflictos de intereses en columna intitulada "Los hijos de Sánchez".
Escribe: "Su nuera, Rosa Guillén Trinidad, jefa de la Unidad de Transparencia de la SEDESOL.
Su sobrino, Alfredo Montano Fernández, analista administrativo.
Esmeralda Herrera Aguirre, esposa de otro sobrino, Marco Aurelio Sánchez Hoz, jefa de Recursos Humanos.
Otra sobrina, Elda Sánchez Manzano, asignada a la dirección de Desarrollo Urbano.
Otro sobrino más, Roberto Sánchez Vega, asesor particular del secretario de Desarrollo Social.
íngel Dí­az Vega, pariente de Roberto Sánchez, en la secretarí­a técnica".
Andrés Timoteo, estremeciendo las entrañas del poder guinda y marrón, la 4T, la purificación moral, la honestidad valiente, el paraí­so socialista, cierto, cierto, cierto, pero para "Los hijos de Sánchez”.
Todo, claro, con la bendición de la "sierva de la nación, soldadera de la patria", la matriarca Gloria Sánchez.
¡Hosana, hosanna!