el preludio de la próxima caí­da de la titular del PJE, Sofia Martí­nez Huerta después de las festividades del dí­a de muertos y antes de navidad.
El interior del pleno luce hueco, sórdido, el sonido ambiental apagado, el vitral en el techo refleja un sol potente al mediodí­a del jueves. A los lados, solo se escuchan las carcajadas de la secretaria particular de Sofí­a Martí­nez.
Para documentar la historia del atentado institucional al Poder Judicial quedarán los oficios CJ/035/2020, CJ/032/2020, el oficio DGA/0592/2020 y otros tantos, en donde magistrados y consejeros recriminaron a la titular del Poder Judicial desahogar decenas de pendientes: “Es mi tribunal, es mi tribunal, entiéndanlo”, contestaba, sigue contestando, de forma socarrona, Sofí­a Martí­nez.
Desde el sexto piso del Edificio “C” hacia abajo se nota la tensión entre empleados de base del Poder Judicial y el medio centenar de empleados de confianza que incrustó Sofí­a Martí­nez. Tras una semana de “periodicazos” en donde fuentes anónimas y oscuras dan por renunciada y/o relevada a Martí­nez Huerta, Crónica de Xalapa pide -de manera formal- entrevista con ella. Tras toma de temperatura y colocación de gel barato, por aquello de la pandemia de Coronavirus, me atiende Edgar Miranda, asesor de la presidenta.
-La presidenta no lo va a poder atender, anda en una diligencia. Pero ella es muy respetuosa de los medios y del ejercicio periodí­stico, justifica Miranda.
.-No parece… recuerde usted la Guardia de Los Berros.
.-Sí­, no parece, y pareciera que hay…
Y Miranda busca una palabra adecuada: Roce, conflicto, antipatí­a, problemas, mala leche, bronca, sangre pesada de lado y lado, mucho pedo, etcétera. Pero el asesor de presidencia, flaco, menor de 30 años, abogado de profesión, nula experiencia en el ámbito judicial, traje sastre sin ninguna arruga, opta por chocar sus puños y hacer un ruidito facial de explosión: “pum”, para elucubrar, las diferencias entre la presidenta del Poder Judicial, Sofí­a Martí­nez Huerta y el gremio periodí­stico.
¿Cuándo es el informe?, pregunto a un empleado judicial en el quinto piso.
.-¿Y qué va a informar la Sofia? (sic), me contesta el empleado molesto y arrecia: “Las casas que se construyó, que está construyendo con sus hijos en Residencial Las Cumbres (la nueva zona boyante de Xalapa y que amenaza con desplazar en lujos al complejo Monte Magno), va a informar del saqueo al presupuesto del Consejo de la Judicatura, finaliza.
La Sexta, Quinta, Cuarta, Tercera y Segunda Sala Penal son una olla exprés a punto de ebullición, hay magistrados molestos con el actuar de Martí­nez Huerta, pero no hay quien quiera ponerle, como se dice en el argot polí­tico: “El cascabel al gato”. Sólo comentan, reafirman y te juran que el Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos le pidió recientemente la renuncia a Sofí­a Martí­nez Huerta y ésta le contestó, lo mismo que durante meses les ha dicho a consejeros y magistrados: “Es mi tribunal”.
.-¿Por qué se la pidió?, ¿Por qué se la pedirí­a ahora?, pregunto en las escaleras, en el elevador, con las auxiliares de sala, con las bonitas secretarias de los magistrados. Con el litigante de trato VIP en el edificio “C” que ya ni necesita registrarse. Y todas las respuestas llevan a una misma causa: El saqueo que ha hecho el personal de Sofí­a Martí­nez del presupuesto.
¿Agarraron de caja chica al presupuesto judicial?, cuestiono en inocencia.
-Pues no, hicieron más bien una caja grande.
El Edificio “C” del Poder Judicial es un auténtico búnker. Aunque se trata de un edificio público, hay que pedirle permiso al policí­a y al jovencito de recepción con un cubrebocas multicolor del orgullo LGTBB para todo: Vení­a para subir al quinto piso, al tercero, “permisito” pa´l baño y para ir a tomar el elevador. La etiqueta de “periodista” en tiempos de la cuarta transformación judicial no es bien vista en el inmueble gubernamental de la avenida Ferrocarril Interoceánico.
En el tercer piso unos abogados comentan lo que dicen “las redes sociales” y los “periódicos digitales”, en bromas y susurros se enfrascan en una apuesta jurisdiccional. “¿Cuándo remueven a la presidenta?”, podrí­a llamarse la quiniela. Unos elucubran que en diciembre, otros que después del informe, los más estridentes que ya no le toca el pan de muerto el próximo dí­a 2 de noviembre.
Los abogados más añejos y con colmillo judicial y polí­tico, aseguran que concluirá su periodo de tres años -va por dos más, pienso-, pero con la relación rota con el gobernador del estado, Cuitláhuac Garcí­a y con su “padrino”, el Secretario de Gobierno, Eric Cisneros.
Ese mismo abogado anota: “Ojalá la presidenta recuerde estos tiempos modernos, donde ya hay ex gobernadores y altos mandos militares en la cárcel por malversación de fondos, ya no es como antes. El sistema cambio”.
Tras dos horas, la Presidenta del Poder Judicial no llega, su asesor, Miranda nunca llamó; tal vez su diligencia no ha concluido, tal vez, sólo tal vez, su salida de la esfera del servicio público está cerca y debe de estar pensando: “Ya para qué hablo”; tal vez, sus hijos, abogados de profesión le pidieron “no hablar” para no entorpecer sus procesos: diligencias polí­ticas, acuerdos burocráticos, negociaciones gubernamentales o tal vez, sólo tal vez, procesos penales.
En la oficina del Consejero, Humberto Oliverio Hernández Reducindo -hijo putativo del expanista Domingo Bahena y del presidente de la Junta de Coordinación Polí­tica, Juan Javier Gómez Cazarí­n- pasó algo raro. El policí­a y el de recepción con cubrebocas multicolor -tan guardabarreras de quien entra y a que va- permitieron subir a su oficina al quinto piso para una entrevista. En los 120 segundos en que demoré en subir al elevador, algo pasó, algún whastappazo lo cohibió, lo contuvo, le prohibió hablar con la prensa.
Pues al llegar al despacho del principal opositor a Sofí­a Martí­nez Huerta, una diligente secretaria, simuló revisar tres hojas de una libreta de piel de la década de los 70 ́s para soltar: “El consejero, Humberto Oliverio sí­ está, pero su agenda está llena, muy llena, lo atenderá en otra ocasión”.
Poca información fluye en el Poder Judicial del Estado (PJE), mucha quietud en el Edificio “C” y “B”, en los juzgados, el primer eslabón de los justiciables y de los impartidores de justicia hay fluidez de personas. El Policí­a del IPAX despacha gel y checa temperatura a una velocidad de cuatro personas por minuto.