Según las versiones, el diputado local de MORENA, Magdaleno Rosales Torres, con un hijito en la nómina. La legisladora Ivonne Trujillo, con un hermano. El diputado Nahum ílvarez Pellico, pellizcando el erario con un hijo. Un primo hermano de Juan Javier Gómez Cazarí­n, el titular de la JUCOPO, sangrando el presupuesto.

PASAMANOS: Por aquí­ Magdaleno Rosales fue exhibido en el tendedero público con el nepotismo, el tráfico de influencias y el conflicto de intereses con un hijito en la nómina, los males de Pandora empezaron a volar.
Todos, sin embargo, tienen consuelo superior. En el primer año del gobierno de Veracruz, muchos casos de nepotismo cometidos por el gabinete legal y ampliado fueron expuestos en la cancha pública, comenzando por el primo hermano, Eleazar Guerrero, subsecretario en SEFIPLAN.
Y nada trascendió. Incluso, la Contralora de entonces, Leslie Garibo, los avaló y después, destituida.

CORREDORES: El nepotismo es un caso epidérmico. La fama pública registra que en los Congresos suelen darme múltiples negocios.
Uno, los diputados automáticos que apenas toman posesión de la curul sueñan con el cargo público siguiente, y operan.
Dos, los negocios lí­citos e ilí­citos, incluso, con empresas propias y en sociedad, fantasmas incluso, para construir obra pública al gobierno del estado a cambio del silencio y la complicidad.
Tres, los negocios de los diputados con los presidentes municipales de su distrito.

BALCONES: Cuatro, la compra de lealtades y conciencias para aprobar fast track las iniciativas de ley del Poder Ejecutivo, como fue el caso, todo indica en la cancha pública, de las reformas electorales en Veracruz (¡Ay, el tache a la revocación del mandato!) y de los magistrados al Tribunal Superior de Justicia propuestos por el góber machetero.
Cinco, el reparto de las mejores comisiones desde donde puedan “ordeñar la vaca suiza”.
Seis, la complicidad para tratar con tersura a cada secretario del gabinete legal cuando comparecen en la sesión parlamentaria con la rendición de cuentas.

PASILLOS: Siete, el manipuleo legislativo para otorgar convenios a los medios amigos a cambio de la impunidad.
Ocho, la puerta abierta para incorporar en la nómina a hijos, sobrinos, tí­os, primos y barbies, tanto en el Congreso como con los presidentes municipales.
Nueve, el supremo arte de callar levantando el dedo para aprobar fast track iniciativas de ley.
Nueve, pasearse en su distrito como mesiánicos soñando con la candidatura a la presidencia municipal y/o a la reelección ahora cuando la LXV Legislatura asestó golpe mortal al Sufragio Efectivo, No Reelección.
VENTANAS: El diputado Maleno fue claro, directo, concreto, especí­fico y macizo. Parte de los legisladores, dijo, tienen a la familia en la nómina.
Por eso, cuando apenas van 4 diputados en la vorágine del nepotismo significarí­a que poco a poco, unos a otros, se están descobijando.
El filósofo José López Portillo tení­a razón con su profecí­a. “Los polí­ticos, dijo, se volverán unos cí­nicos”.
Descubiertos y denunciados en los titulares, se están jalando la cobija, sin rubor ni pudor. La premisa es universal. Tú me descobijas, yo también. Tú te haces pato, yo también. Eso se llama democracia. El viejo principio del club de Tobi en la caricatura. Todos para Uno y Uno para Todos.