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Lunes 28 septiembre, 2020

El amor reposado

•La llama doble
•Vejez, vida plena

UNO. El amor reposado

La vejez es el mejor tiempo de la vida para el amor. 1) Se pasa del amor corpóreo al amor sublime. 2) Y del amor impetuoso al amor reposado. 3) Y del diálogo de los cuerpos al diálogo del corazón. 4) Y de la intolerancia a la prudencia y la mesura.

Luis Velázquez/Parte I

5) Y en vez de hacer el sexo con el cuerpo la satisfacción más alta está en sentarse la pareja en un sillón tlacotalpeño, tomarse de las manos y mirar el vuelo de las gaviotas en el Golfo de México. El arrobo, pues.

DOS. La llama doble

Es el amor sin prisa ni urgencia. En el libro “La llama doble”, Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, dice que en el amor de fuego, el amor de la juventud y parte de la vida adulta, uno ama y el otro está por interés.
Pero en el amor reposado los dos aman, quizá con el mismo fuego volcánico, pero un fuego, digamos espiritual, si es que, claro, los espí­ritus tienen sexo.
Entonces nadie busca el empalme de los cuerpos en la fiebre mañanera, sino al contrario, una mirada basta para alcanzar la felicidad plena.

TRES. Vivir sin malos pensamientos

Es el amor que únicamente florece en la vejez, cuando ya y por lo general cada pareja ha vivido todas las emociones del corazón. El amor y el desamor. El odio y el perdón. La alegrí­a y la tristeza. La dicha y la desdicha. Los tiempos buenos y los tiempos malos. La primavera y el otoño.
Por eso significa el amor reposado. Tranquilo. Sin celos ni recelos. Sin envidias ni egoí­smos. Sin traiciones ni deslealtades. Incluso tan puro es que sin malos pensamientos.

CUATRO. Amores nunca contrariados

Fue el amor, por ejemplo, contado en la novela “El amor en los tiempos del cólera”, la relación plena de una pareja según describe Gabriel Garcí­a Márquez.
Y aun cuando, claro, hay relación corpórea, se basa en la espiritualidad. El amor nunca contrariado. La comunión de las almas dice el pastor eclesiástico.
El sicólogo Ví­ktor Frankl lo dice así­: hay 3 razones para vivir. Una, la causa religiosa, al servicio de un ser superior. Dos, la causa social, la búsqueda del bienestar colectivo. Y tres, la causa sentimental, el amor a una pareja.

CINCO. El amor ideal

Pocos, excepcionales, sin embargo, son quienes encuentran el amor reposado. El amor ideal, aquel que piensa, sueña, explora, trabaja, procura, el bien de la persona amada. Y deseada, claro,
Y, bueno, dice el sicólogo del barrio, si la pareja inició su aventura de la vida de joven y llegan a la madurez total y después a la vejez, entonces, van de gane.
Es el amor inmenso. Absoluto. Ahora sí­, como dice la epí­stola de Melchor Ocampo, “hasta que la muerte los separe”.
Con todo, el amor reposado solo se alcanza, y por lo general, en la vejez.

SEIS. La vida plena

Los últimos años de la vida de un ser humano son los más importantes y suelen darse en la vejez.
Sobre todo, porque los dí­as y las noches son nadar contracorriente. A, las enfermedades. B, los hijos que ya se fueron. C, la soledad, y la soledad de adentro y de afuera.
D, la pobreza, acentuada por los gastos de las enfermedades. E, las amistades rotas. F, la vida que cada quien vive para salir del paso.
Entonces tener una pareja constituye el privilegio más alto, porque así­, y además, uno al otro se cuida y protege.


1 comentario(s)

Nieves Sanchez Gómez 29 Sep, 2020 - 01:24
Sin duda sabio y Sublime Mi Querido Amigo y Maestro !!!
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