600 desaparecidos
El Colectivo Familias de Desaparecidos en la región centro apretó el botón nuclear. Su presidenta, Araceli Salcedo, “puso el índice en la llaga purulenta”. Únicamente en el cinturón fabril de Orizaba y Córdoba, seiscientos desaparecidos. 360 (trescientos sesenta) con denuncia penal en la Fiscalía General y que por desventura, de nada, o poco, ha servido. La impunidad cabalgando impune.
Luis Velázquez
En el duartgazgo, la señora Salcedo Jiménez sufrió el secuestro y desaparición hasta la fecha de su hija Rubí. Desapareció una noche en una disco donde compartía y departía con las amigas. Nunca Javier Duarte ni sus Fiscales, Felipe Amadeo Flores Espinoza y Luis íngel Bravo Contreras, fueron sensibles al dolor y el sufrimiento.
Un día, en gira el gobernador preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, la señora interpeló a Duarte. El video fue trepado al espacio cibernético por el periódico “El mundo”. En un ratito tenía un millón de visitas.
A ella, sin embargo, le ha pasado lo mismo que en su momento a la señora Rosario Ibarra de Piedra. Su hijo Jesús fue secuestrado en Monterrey, acusado de pertenecer a la Liga 23 de septiembre, señalado del secuestro y crimen de un empresario.
Era el sexenio de Luis Echeverría ílvarez. Y desde entonces se la pasó buscando a su hijo. Nunca lo encontró… por más y más firmeza en su lucha frenética. Incluso, hasta candidata presidencial fue.
Y cuando la señora Araceli Salcedo dice (Mayra Figueiras, Diario de Xalapa) que en la región de Orizaba y Córdoba hay unos seiscientos desaparecidos acumulados en los últimos ocho años, caray, palabras mayores.
Sexenio de Javier Duarte. Bienio de Miguel íngel Yunes Linares. Casi 2 años de Cuitláhuac García Jiménez.
En las desapariciones, documentadas que tiene, está la desaparición forzada, “un delito de lesa humanidad” que nunca, jamás, prescribe.
Y por tanto, la indolencia permeando durante tantos años, ocho en total, de impunidad, indiferencia, desdén, menosprecio y desprecio. En pocas palabras, el valemadrismo del gobierno de Veracruz.
TIERRA FÉRTIL PARA MALANDROS
Primera hipótesis: en la región Orizaba-Córdoba hay carteles y cartelitos y ellos serían los presumibles secuestradores.
Segunda: secuestradores de la delincuencia común que aprovechan el caos de la delincuencia organizada y miran los plagios como un negocio pronto, rápido, expedito y hasta seguro dado el alto decibel de inseguridad e impunidad.
Tercera: ajuste de cuentas por amores contrariados.
Cuarta: el machismo en su más alta expresión.
Quinta: el terror para intimidar a la población.
Sexta: el negocio fácil de gente desempleada y desesperada.
Séptima: la alianza sórdida y siniestra de jefes policiacos, policías y malandros, como por ejemplo, en el caso de los policías municipales detenidos en Paso del Macho y ílamo.
Octava: los secuestradores levantan y desaparecen a las personas y como “nada pasa”, o mejor dicho, hay impunidad, hallan tierra fértil para seguir delinquiendo.
El caso es que han momento por más y más búsqueda de los desaparecidos organizada por el Colectivo Familias de Desaparecidos apenas, apenitas, de los seiscientos levantados solo han localizado a veintiséis personas… pero sin vida.
Muertas.
Por fortuna, también han localizado a varias chicas y con vida y entregadas a sus familias donde tratan de reconstruir sus días, conscientes y seguras de que la pesadilla a veces dura siempre, trauma sicológico insuperable.
El dolor familiar, sin embargo, es canijo. 600 desaparecidos solo en la región centro constituyen una de las peores pesadillas.
Simple y llanamente, la existencia del Estado Fallido. La autoridad, en su principio de Peter más descarnizado. No pueden. Los malandros rebasaron a la secretaría de Seguridad Pública, la Fuerza Civil, la Guardia Nacional y a la Fiscalía.
El aparato gubernamental, exhibiendo su incompetencia, ineficacia e ineficiencia.
EL NUEVO PAISAJE DE VERACRUZ
Un día, el periódico “El País”, cuando era edición impresa, publicó que en Veracruz existían más fosas clandestinas que municipios.
La más famosa, Colinas de Santa Fe, en la ciudad de Veracruz.
Nadie dudaría de que en la mayor parte de demarcaciones hay fosas clandestinas, muchas creadas desde el duartazgo y gobiernos subsecuentes donde las personas secuestradas fueron sepultadas, incluso, y acaso, en fosa común.
Es un delito que antes, mucho antes, solo se imaginaba ocurría en el otro extremo del mundo.
Ahora, está aquí, entre nosotros, y vigente, mejor dicho, multiplicándose como los peces y los panes.
Y como ningún manotazo existe, entonces, ha tomado carta de adopción y habrá en el lado oficial quienes, incluso, repitan la misma frase memorable, imborrable y citable de Agustín Acosta Lagunes cuando gobernaba Veracruz en el sentido de que “¡ni modo, la violencia es inevitable!”.
El gran desencanto es que los militantes del partido MORENA se declaran gente de izquierda y la izquierda en el mundo ha abanderado siempre los derechos humanos.
Y con tantos desaparecidos estamos ante el peor atropello a los derechos universales pues se niega el legítimo derecho a vivir en paz y tranquilidad, sin sobresaltos, miedos ni temores.
Peor si se considera que igual como en Orizaba-Córdoba está el resto de Veracruz. Desaparecidos en todos lados. El nuevo paisaje urbano, suburbano, rural e indígena.