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Diario de un reportero
Sábado 12 septiembre, 2020

Policí­as bajo sospecha

•Malas amistades
•Cazadores de daifas

DOMINGO
Policías bajo sospecha



El oleaje de incertidumbre y zozobra en Veracruz está dejando mal parados a los policías, estatales y municipales.
Por ejemplo, los narcopolicías y los jefes policiacos detenidos en Álamo y Paso del Macho por sus malas amistades y de cuyo proceso en la Fiscalía General nada se conoce ni sabe ni trasciende en un boletín de prensa, por ejemplo.
Más cuando el par de Ayuntamientos llevaba dos años y medio en el ejercicio del poder “durmiendo, digamos, con el enemigo” pues hasta los directores de la Policía Municipal estaban involucrados.
Ahora, se añade una nueva circunstancia, insólita:
Xalapa es la capital. La ciudad más vigilada del estado de Veracruz. Y la Coalición Estatal Lésbica documentó que la policía estatal se da lujo cada noche, cada fin de semana, estableciendo cuotas a las trabadoras sexuales de entre quinientos a mil 500 pesos.

Luis Velázquez

Además, dijo el vocero de la Coalición, también cohechan a uno que otro funcionario público clientes de las daifas y gays.
Incluso, ellos han interpuesto unas treinta denuncias por extorsiones y acoso en la Fiscalí­a General y al momento, la única respuesta es el silencio.
Silencio avasallante, indicativo y significativo, revelando un estado de cosas.

LUNES
Entre un ladrón y un policí­a

La mí­tica, histórica, legendaria y bí­blica versión y fama de que los policí­as ocupan el último lugar de la confianza ciudadana queda manifiesta.
Por ejemplo, la mitad de la población de Veracruz y la otra mitad (pues la otra mitad son niños) tienen la certeza de que si en una calle ven venir a un policí­a y a un tipo con cara de ladrón que mira y camina y viste como ladrón, entonces, mil veces agarrar el lado de la banqueta en donde camina el ladrón.
Y es que el ladrón roba, quizá madrea y huye, y la policí­a roba, madre, te detiene y acusa en la barandilla de ultrajes a la autoridad, y mientras averiguas, la persona queda a dormir en las mazmorras de la cárcel.
Inaudito, que la secretarí­a de Seguridad Pública, SSP, ayudada con las fuerzas armadas de la Comisión por la Paz detuvieron a más de diez policí­as en ílamo y Paso del Macho ligados a carteles y cartelitos.
Y lo peor, que muchos meses después, los alcaldes, los sí­ndicos, los regidores de Policí­a y los directores de Gobernación lo ignoraran.

MARTES
Jugosa vaca de la prostitución

La denuncia de la comunidad lésbica de que los policí­as vejan, maltratan y explotan a los suyos es tan vieja como la historia de la humanidad.
Incluso, entre los llamados “padrotes” y/o pachucos y los policí­as se quedan con la mayor parte de las ganancias de las mariposas nocturnas como les llamaba el poeta en el siglo pasado.
Y, bueno, y en el caso, llevamos casi 2 años de la tribu de MORENA en el poder sexenal y resulta que la policí­a de la SSP continúa con su práctica milenaria “ordeñando la vaca”, la jugosa vaca de la prostitución.
Más, en el tiempo de la 4T y la purificación moral.
Más, en un tiempo cuando unos elementos policiacos del Estado están señalados de la desaparición de diez comerciantes de Ciudad Mendoza y Rí­o Blanco en Ixtaczoquitlán, de igual manera como sucediera con los 5 chicos originarios de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca por policí­as y entregados al narco jefe de la región. De Javier Duarte a Cuitláhuac Garcí­a.
Los derechos humanos, entonces, por los suelos. Y por los suelos con un partido polí­tico, MORENA, en el poder, que toda su vida pública los ha abanderado como razón superior de ser, estar y de vida.
Los derechos humanos de las trabajadoras sexuales. Incluso, los derechos humanos de los funcionarios públicos. Los derechos humanos de los desaparecidos y de sus familiares que los buscan.

MIÉRCOLES
Veracruz, tierra fértil
La premisa universal es la siguiente:

Una. Si los malandros operan en Veracruz se debe a la existencia de una tierra fértil para germinar, entre otras causales, una policí­a aliada, pero también, jefes policiacos y polí­ticos socios y hasta cómplices.
Dos. Si Veracruz es un fosario como en su momento lo denunciara el sacerdote José Alejandro Solalinde, director fundador del albergue de migrantes, “Hermanos en el camino”, en Ixtepec, con filial en Acayucan, se debe a policí­as, jefes policiacos y polí­ticos aliados.
Y cuando desde Javier Duarte a la fecha los titulares se llena con desaparecidos, entonces, se vive y padece el peor de los mundos.
Desaparecidos con Duarte. Desaparecidos con Miguel íngel Yunes Linares. Desaparecidos con Cuitláhuac Garcí­a, entre otros, los penúltimos, los diez comerciantes de Ciudad Mendoza y Rí­o Blanco y los 5 chicos de Xalapa en el municipio de Emiliano Zapata.
Muchos meses después de vivir en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Duarte apenas, apenitas, fue acusado de desaparición forzada de un ex policí­a de nombre David Lara Cruz, en tanto, muchos más, cientos, de desaparecidos carga en su conciencia como lo denunciara el Colectivo de El Solecito refiriendo la fosa clandestina, Colinas de Santa Fe.
La policí­a, claro, involucrada, tiempo cuando levantaba a personas hasta en los retenes establecidos en las carreteras y entregas a los malandros.

JUEVES
La utopí­a social
Los ciudadanos soñamos con el mundo ideal, utópico, quimérico.
Primero, un empleo seguro, estable y pagado con justicia laboral.
Segundo, salud para la familia.
Y tres, vivir con tranquilidad, sin sobresaltos.
Y de acuerdo con el llamado Estado de Derecho, al gobierno de Veracruz corresponde garantizar la seguridad en la vida y en los bienes todos los dí­as y noches y a cada hora.
Pero el tiradero de cadáveres y de impunidad, además, con saña y barbarie (la pareja de ancianos asesinada en la madrugada en una comunidad de Astacinga la semana anterior, además de la hija de 17 años herida), destruye, pulveriza y aniquila el legí­timo sueño de mirar con respeto y confianza a los policí­as, conscientes de que sirven al bienestar social.
Por desgracia, son sueños, esperanzas vanas, burdas y torpes. Falacias y patrañas.

VIERNES
El sueño colectivo

Los teóricos hablan de muchas cositas para lograr el sueño colectivo.
A, un salario digno para los policí­as municipales y estatales. B, prestaciones sociales, económicas y médicas. C, la posibilidad de tener una casa propia.
D, seguros de vida por si mueren en el intento. E, equipo técnico (armas, escudos, chalecos antibalas, etcétera) para enfrentar a la delincuencia organizada y común.
F, pensión para dar tranquilidad a la familia. G, incluso, becas educativas para los hijos.
Según el cálculo hay unos veinte mil policí­as estatales en la SSP. Y aun cuando todos usufructuaran las prestaciones de ley, anexos y conexos, en un conglomerado humano tan diverso, siempre hay, parece existir, “un frijolito en el arroz”.
Pero…el cáncer social parece estar caminando con las denuncias contra narcopolicí­as en ílamo y Paso del Macho y que más demarcaciones estuvieran infectadas.
Además del caso de los policí­as estatales de Xalapa picoteando el salario de las cortesanas y homosexuales que por desventura es una constante en las policí­as de todos los rincones de Veracruz.


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