Población frustrada
•Apatía ciudadana
•Bamba caliente
DOMINGO
Población frustrada
Hay en Veracruz una población cada vez más frustrada. Desencantada. Decepcionada. Sin emoción social. Sin fervor patrio. Sin esperanza de mejorar la calidad de vida. La suya y de los suyos.
Y aun cuando solo resta seguir empujando la carreta aunque la carreta esté destartalada, la vida se ha endurecido y ninguna lucecita alumbra el fondo del túnel.
Nada pega y flagela tanto, Y por añadidura, el desempleo. Más que cientos, miles de personas desempleadas.
Nunca antes, en Veracruz, por ejemplo, los meseros pidiendo limosna en la vÃa pública y las trabajadoras domésticas y sexuales en plantón en la plaza Solidaridad, del puerto jarocho, extendiendo la mano al gobierno del estado para una oportunidad laboral.
cierto, como el COVID, pero más, mucho más, la recesión, los comercios, negocios, industrias, fábricas, empresas y changarros cada vez más quebrados, bajando el telón.
Luis Velázquez
Todos los días son iguales. O peores. En nada se distinguen el lunes del martes, el miércoles del jueves, el viernes del sábado o el domingo.
Por encima del sol radiante que alumbra cada día, el desempleo pega demasiado duro en un número cada vez creciente de familias.
Y sin un empleo, los padres dejan de llevar el dinerito a casa para las tareas fundamentales, como son la alimentación de los hijos, la esposa y los padres ancianos, y el servicio médico.
LUNES
Vientos huracanados
Se vive el desencanto.
Que la pandemia y la recesión son universales, cierto.
Que el tronadero de empresas y negocios es inevitable como parte de la recesión, cierto.
Que hacia el final de la pandemia cuando llegue… si llega, habrá doce millones y medio más de mexicanos desempleados según los expertos, cierto.
Que el COVID está dejando más muertos que el peor frente bélico, cierto.
Que la población está harta luego de un semestre de estar confinada en casa, cierto.
Pero los estragos son peores en la vida económica.
Pronto, quizá, dice el politólogo del barrio habrá un ejército de desempleados y que como en la novela “La peste”, de Albert Camus, competirán en el basurero con los perritos y gatitos por un mendrugo.
Entonces, será el Día del Juicio Final, cuando el gobierno enfrentará la peor realidad adversa.
La pandemia, nunca antes vista en cien años, está dejando un mundo fatídico. El reporte de la Organización Panamericana de Salud es desolador. La mitad de los ancianos totalmente estresado. Y cada vez más enfermos mentales.
MARTES
Sociedad diezmada
Somos una sociedad frustrada. Pero más aún, diezmada. Por todos lados hay razones para perder la emoción social. Y la emoción social es vecina peligrosa de la desesperación social.
Los pobres, más pobres. Los llamados pobres entre los pobres, en la miseria total, cuando se pierde la dignidad humana para llevar el itacate a casa.
Pobres son, pobres morirán. Pero hay una sociedad emergente, la clase media, que está a punto de perder todo, o ya lo perdió, como el empleo, y entonces, el peor naufragio y zozobra de la vida.
Con todo y la cultura prehispánica de las caritas sonrientes, en el pueblo azteca de Veracruz que sabía reír, se ha perdido el sentido del humor y en un descuido, hasta la alegría de vivir.
Por todos lados, noticas malas, negativas, oscuras, sórdidas.
En tanto, las tribus políticas se despedazan entre ellas acusándose de corrupción (Emilio Lozoya enlodando a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Carlos Salinas, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Luis Videgaray Caso, entre diecinueve políticos, y el video salpicando a Pío López Obrador, hermano de López Obrador), 6 de cada diez mexicanos en la miseria y la pobreza.
Y de ñapa, la realidad avasallante con su cóctel explosivo de la pandemia, la recesión y el desempleo.
MIÉRCOLES
El México bronco
Jesús Reyes Heroles, el último ideólogo de la Revolución, siempre apretó el botón nuclear advirtiendo en el siglo pasado que “no despertaran al México bronco”.
Ya habían pasado las masacres de obreros en Río Blanco y Cananea y de la revolución con su millón de muertos.
Pero desde hace unos cincuenta años, el México bronco nunca despertó, ni tampoco ahora, pues el ajuste de cuentas entre los partidos y los candidatos y las tribus políticas suele darse en las urnas.
En medio de un Veracruz con una población desencantada y frustrada en materia social, habría de preguntarse por qué candidatos y partidos sufragarán los ciudadanos el año entrante para elegir a los presidentes municipales y diputados locales y federales.
Y por quiénes votarán cuando la población electoral está dolida, desencantad, diezmada, por tantos desempleados, subempleados y salarios insultantes en todos los rincones geográficos, de norte a sur y de este a oeste.
Todo Veracruz, a un pasito de la bomba nuclear electoral.
JUEVES
Bamba caliente
Hay mucho, demasiado, excesivo desencanto social.
Los feminicidios, los secuestros y las extorsiones.
El tiradero de cadáveres y el tiradero de impunidad y las fosas clandestinas.
Los líos y escándalos políticos. La venta burda y barata de esperanzas de un nuevo día social. Las promesas incumplidas.
La baja calidad educativa y de salud pública.
Pero más aún, el desempleo galopante, creciente, desbocado, fuera de control.
Los jinetes del Apocalipsis y los males de la caja de Pandora del gobierno de Veracruz.
Casi dos años después de que la izquierda arribara al poder sexenal, terrible y canijo el desaliento ciudadano.
Pronto se dieron cuenta, advirtieron, registraron en su vida cotidiana que en el fondo es el mismo chorizo de los tiempos panista y priistas.
En vez de que, por ejemplo, más empleos sean creados y recreados, el reporte del Seguro Social es que se están cerrando las fuentes laborales.
En vez de mejorar los salarios insultantes y de hambre, los trabajadores despedidos, y en el mejor de los casos, enviados a casa con la mitad del salario mientras dure la pandemia, o de plano, la liquidación, como en Tamsa, la industria privada más importante del estado de Veracruz y en donde llevan más de dos mil obreros y jefes de departamentos cesantes.
VIERNES
Apatía ciudadana
El problema social sigue pendiente como es la desigualdad económica y que por extensión, también es desigualdad educativa, de salud y de seguridad y desarrollo humano.
Insólito, en una entidad geográfica rica y pródiga en recursos naturales, pero habitada por gente en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Y en contraparte, doscientas familias dueñas de más del 60 por ciento de la riqueza estatal.
Y en cada gobierno, nuevos ricos construida su fortuna a la sombra del poder, por lo regular, yéndose todos en la impunidad.
Gobernadores y alcaldes van y vienen y el grueso poblacional sigue igual de jodido. Y muchos sexenios así, ni modo de tener una ciudadanía con las pilas puestas, con emoción social y fervor patrio, feliz, dichosa y contenta, con buena vibra y mejor karma para las tareas colectivas, incluso, para acudir a las urnas.
Y en todo caso, si vota, la mayoría, alentada para seguir recibiendo el programita social… que en medio de la jodidez de algo sirve… quizá solo para fermentar la esperanza y extender la mano.
Nada más desalentador que la apatía y el desinterés ciudadano.
Marcel Younes Aziz 30 Ago, 2020 - 23:51
Profesor, retrata detalladamente el reflejo de nuestra realidad. Un cordial saludo.