“El dos del palacio”
•Cuidar al góber
•Tarea fundamental
UNO. “El dos del palacio”
El secretario General de Gobierno de Veracruz es “El dos del palacio”. El segundo del tlatoani mayor. Y su obligación política, social y moral es cuidar las espaldas al góber en todo y con todo.
Pero más todavía, con un bajo perfil.
Luis Velázquez
Sin asomarse a los titulares. Operación de político discreto. Eficiente y eficaz. Tejer y destejer de manera fina. Sumando.
Incluso, siempre ha de proyectarse como el malo de la película a cambio de garantizar la pulcritud política para el góber.
DOS. Misión imposible
Se trata, claro, para Éric Cisneros Burgos, de una misión imposible.
Tarea titánica, por ejemplo, cuando un góber rijoso y belicoso que pelea hasta con las elites eclesiásticas y ni se diga parte del Poder Legislativo. Incluso, hasta con las cúpulas empresariales.
Es más, en el tiempo del coronavirus muchos presidentes municipales “se han salido del huacal” sanitario, cada uno con su COVID.
Además de un góber fifí y salsero, obsesionado con imponer a los suyos en cargos públicos y exhibiendo en la lona el nepotismo, el tráfico de influencias y el conflicto de intereses.
TRES. Camino explosivo
Por más y más que “El dos del palacio” quiera tejer y seguir tejiendo mejores relaciones resulta difícil en un camino explosivo.
Más, y cuando por ejemplo, de la oficina principal del palacio le dan órdenes de rafaguear a todos, trepados en el oleaje del poder, allí donde suele rozarse el cielo con la yema de los dedos.
Cualquier sicólogo político diría que el poder del góber lo moderaría, pero solo desató el guerrero escondido.
Y en tales circunstancias, ta”™canijo que el secretario de Gobierno levante o pueda levantar un muro para blindar al patroncito.
CUATRO. Muchos frentes abiertos
Muchos frentes tiene de por sí “El dos”.
Por ejemplo, jefe del gabinete político.
Celoso vigilante de la seguridad pública y de la procuración de justicia, donde impuso a una de las suyas.
Encargado de la política migratoria en un Veracruz con un millón de paisanos en Estados Unidos y cuyas remesas significan el sostén de la economía estatal por encima de los ingresos derivados por la caña de azúcar, el café y los cítricos.
El vaso comunicante a los Poderes Legislativo y Judicial, y en donde impuso a otra de las suyas como garantía “para llevar la fiesta” y tan exhibida en el estercolero.
Y de ñapa, cuidar la imagen del góber.
CINCO. Hoguera pública
Más allá de una listita de buenos deseos, la realidad es una sola:
El góber no ha dejado de ser vapuleado, exhibido, cuestionado, evidenciado y hasta pitorreado en la hoguera pública.
Ninguna temeridad sería escribir que hasta se burlan y mofan de él.
Algo, entonces, falló en los veinte meses y semanas recorridos.
Lo peor: si “El dos del palacio” ha sido insuficiente o ineficiente, la corte imperial y faraónica también ha fallado.
Más, mucho más, la dirección de Comunicación Social para idear, urdir y operar un sistema de comunicación política, pues nunca la vocería se agota en los boletines.
SEIS. Instinto de tiburón
“El dos del palacio” tiene un instinto de escualo. Ha descubierto ataques por todos lados. “Ha lanzado su espada en prenda”. Arremetido contra los críticos, tanto del fuego amigo como enemigo.
Pero al mismo tiempo, lanzado fuegos artificiales sin levantar ni construir un blindaje alrededor del jefe máximo, “la joya de la corona”, el actor principal del reparto.
Nada indica que la tormenta electoral en puerta pudiera amainar.