de duartistas... Y de fidelistas, como el caso del enloquecido secretario de Salud, quien se lanzó en contra de aquellos secretarios de Salud acusándolos de pillos y ladrones, como si el diminuto Roberto Ramos Alor fuera un ángel de la pureza, el ángel del bien llegado a la tierra para purificar la vida polí­tica con el nepotismo y la asignación por dedazo de la obra pública...

ROMPEOLAS: Entonces, en la percepción ciudadana quedó la impresión de que los yunistas, duartistas y fidelistas eran los polí­ticos más corruptos en la historia del pillaje estatal y nacional... Todos ellos, según los Morenos, saquearon las arcas públicas al derecho y al revés... Y como tení­an las uñas y las manos tan grandes, ni un centavo partido a la mitad dejaron en la secretarí­a de Finanzas y Planeación... El saqueo, según las mujeres y los hombres del gabinete de Cuitláhuac, el inmaculado, el puro, el rey de la purificación moral y la honestidad valiente, era de proporciones descomunales... Incluso, y como lo profetizara José López Portillo, llegado al cinismo... Por ejemplo, el secretario de Educación, el profe stripero, Zenyazen Escobar, denunciando a Enrique Pérez Rodrí­guez de adjudicarse un par de plazas magisteriales...

ASTILLEROS: Las páginas de los periódicos escritos, hablados y digitales alcanzaron la plenitud informativa publicando en las portadas y a 8 columnas o en páginas interiores a 8 columnas el pillaje total y absoluto, con todo y foto... Muchos columnistas tomaron partido por el gabinete legal de Cuitláhuac y los declararon héroes de la renovación moral... El pillaje era inverosí­mil... Significaba millones de pesos tanto estatales como federales sustraí­dos, robados, saqueados, esquilmados, desaparecidos... Incluso, comparado Yunes Linares y su gente con Javier Duarte y los suyos, el preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México era un ángel de Dios, un bebé, un niño de pecho...

ESCOLLERAS: La población electoral, los ciudadanos comunes y sencillos, los trabajadores de la información, viví­an a la expectativa pendientes de los primeros yunistas que caerí­an en el penal de Pacho Viejo... Fueron tantas las denuncias penales que en el café y en la tarde pastelera, en la zumba y la manualidad, el antro y el congal, se apostaba que pronto, Pacho Viejo será insuficiente para albergar a los yunistas, duartistas y fidelistas presos... Entonces, ninguno de los 8 millones de habitantes de Veracruz y de polí­ticos del Golfo de México alcanzaba la dicha y la felicidad como Cuitláhuac arrojando el estercolero contra sus antecesores y sus gabinetes legales y ampliados... Nunca un gobierno panista ni priista, los más, en Veracruz, era tan honesto, í­ntegro y honrado como el góber bendecido de López Obrador...

PLAZOLETA: Carnicerí­a fí­fí­ y sabadaba despiadada y cruenta... Casi casi como la matanza de civiles en Topilejo cuando asesinaran con alevosí­a, ventaja y premeditación a cien partidiarios de José Vasconcelos Calderón, candidato presidencial opositor a Plutarco Elí­as Calles... Poco faltó para que algún partido polí­tico clamara que Cuitláhuac parara la masacre de corrupción... La pudrición de la vida pública era, incluso, considerada más apestosa y hedionda de cuando Yunes Linares encarcelara en Pacho Viejo a unos treinta polí­ticos duartistas y a sesenta policí­as acusados de desaparición forzada...

PALMERAS: Veinte meses después, un solo polí­tico, ex funcionario de la secretarí­a de Finanzas y Planeación de la yunicidad, internado en Pacho Viejo... Uno solo, se insiste... Tal cual, una faramalla, reality-show, fuego pirotécnico, "tomadura de pelo", pataleo infantil y berrinchudo, vacilada, de Cuitláhuac Garcí­a Jiménez... Es más, el resbalón exhibió en toda su dimensión la estatura polí­tica, social y moral del góber... El polí­tico choricero, el polí­tico rollero... Será por la incapacidad de su Fiscal General... Será porque el equipo jurí­dico de cada secretarí­a fue ineficiente para integrar las denuncias... Será porque enlodaron por el simple hecho de enlodar...