Limbo social
•Menos protestas
•Gracias al COVID
UNO. Arrumbados pendientes sociales
El coronavirus ha servido para arrumbar muchos pendientes sociales, entre otros, los siguientes:
A, la despenalización del aborto. B, el matrimonio igualitario. C, la congelación de plazas oficiales.
Luis Velázquez
D, la búsqueda de fosas clandestinas y que, bueno, anunciaran que buscarían unas en Playa Vicente debido a las presiones.
E, la política económica para crear ofertas laborales. F, el reajuste salarial. G, cacarear el llamado mito de Veracruz liderando los feminicidios en el país.
DOS. COVID, anillo al dedo
Desde hace cinco meses, la mitad del mundo y la otra mitad estamos ocupados con la pandemia.
Decenas, cientos, de pendientes familiares, incluso, ni se diga, sociales, han sido archivados para otros tiempos.
El COVID ha caído “como anillo al dedo”, con todo y que su peor estrago está incidiendo en la vida privada con la recesión y que significa el quiebre de comercios, industrias, changarros, empresas y fábricas y el desempleo más canijo en la historia desde hace cien años.
Pero al mismo tiempo, vaya paradoja, ha servido, digamos, para jerarquizar pendientes, y guardar unos y concretarse, primero, a salvar vidas, y segundo, mantener hasta donde es posible la plantilla laboral.
TRES. Bajan protestas por feminicidios
Las protestas sociales por tantos feminicidios han disminuido casi al cien por ciento.
Ninguna protesta de ONG, académicos y víctimas, menos, mucho menos, de los partidos políticos, por el asesinato de niños y ancianos.
Cero inconformidad social para seguir empujando la posibilidad de la despenalización del aborto.
Apagados por completo los activistas del matrimonio igualitario, a tal grado que hasta los diputados locales que encabezaban la causa permanecen en el limbo, y por voluntad propia, acaso estrategia política, acallados incluso.
CUATRO. Extraño silencio de la iglesia y el PAN
Varios días, semanas quizá, hace que las elites eclesiásticas de Veracruz (arzobispo, obispos, sacerdotes, voceros, etcétera) se pusieron un zipper y ninguno habla ni pone en el tendedero público los pendientes.
Quizá creen en el tiempo de la concordia para salvar vidas y se percibiría de mal gusto estar arrojando gasolina al fuego social.
Incluso, hasta Joaquín Guzmán Avilés, presidente del CDE del PAN, tan aguerrido, combativo y bragado que anduviera en los primeros meses del año, de pronto, reducido al silencio y la nada.
Y la nada, dice el teólogo, es nada. Casi casi, un cero a la izquierda.
Acaso, de igual manera, estrategia política derivada de un pacto…
CINCO. Escondido la basura…
El cielo, dice el viejito del pueblo, “puede esperar”. Y, claro, los teóricos dirán que el silencio sobre los pendientes expresa la civilidad, pero al mismo tiempo, entre más se esconde la basura (es decir, los ilícitos, los trastupijes, las demandas sociales, etcétera) más se olvidan.
Un dicho popular lo sentencia: “Santo que no es visto… no es adorado”.
Para las tribus políticas, nada los hace tan felices y dichosos como la pandemia, pues la lucha social pierde espacio y terreno ganado.
SEIS. Suena AMLO tambores de guerra…
Con todo, resulta indicativo y significativo que todos los días en la mañanera, López Obrador continúe “sonando los tambores de guerra” lanzando centellas en contra de los opositores, los disidentes, los emisarios del pasado, los neoliberales, los conservadores, enemigos, adversarios y detractores.
El presidente de la república está en lucha política y electoral abierta, considerando la elección de quince gobernadores en el país y presidentes municipales y diputados locales y federales en Veracruz de aquí a mediados del año entrante para conservar el poder, en tanto, los grandes pendientes sociales siguen rezagados.