Veracruz, lleno de pobres
Los pobres nunca han tenido nada. O han tenido poco. Y como toda la vida han sido engañados por las tribus políticas, entonces, cada elección es indiferente.
Y si por ahí, a sus pueblos indígenas y rurales llegan, de pronto, uno que otro candidato, entonces, y en todo caso, aceptan “el acarreo” pero a cambio de un mendrugo.
Luis Velázquez
Además, conscientes y seguros de que los aspirantes y suspirantes a un cargo público llegaron, pero una vez elegidos, nunca, jamás, volverán.
Y la gran estafa queda redondeada.
Así, tal cual, “al pie de la letra” ha ocurrido siempre. Y nada indica que ahora, en el tiempo de Morena, la izquierda, la izquierda delirante que a sí misma se declara soldados de la patria, siervos de la nación, las circunstancias cambien.
Por ejemplo, en el trascendido se conoce que hay aspirantes de Morena a una que otra alcaldía que andan inaugurando tienditas de venta de despensas y alimentos a precios subsidiados… soñando con la candidatura edilicia el año entrante.
Los pobres, entonces, siempre son “carne de cañón” en cada proceso electoral… por más y más que en la homilía del Palacio Nacional, en cada mañanera, “se rasguen las vestiduras” por los pobres.
¡Ah!, “por el bien de México… primero los pobres”, ajá.
Luego de 78 gobernadores en Veracruz ejerciendo el poder, 6 de los 8 millones de habitantes en la pobreza, la miseria y la jodidez.
Uno de cada 3 jefes de familia llevando el itacate y la torta a casa con el ingresito derivado del changarro en la vía pública.
Un millón de paisanos en Estados Unidos como migrantes sin papeles.
Veracruz, primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales al resto de la república.
Miles de indígenas, campesinos, clase media y profesionales, en el desempleo, el gran fracaso de la política económica de cada gobernador.
La sentencia bíblica es categórica. Pobre eres. Pobres vives. Pobre morirás.
LA GRAN ESTAFA
Las hordas políticas se están despedazando por la elección de alcaldes y diputados locales y federales en Veracruz a mediados del año entrante.
Todos ellos, soñando con la silla y la curul embrujada del palacio con el más alto sentido patrimonialista.
Y si en el discurso mesiánico traen a los pobres, pura faramalla, fuego pirotécnico, mesiánicos absurdos, “tomadura de pelo”.
Como siempre, todos prometen y venden esperanzas burdas. Allá quienes les crean y sigan apostando a la posibilidad.
Los pobres solo han sido organizados para votar en las urnas. Desde los programas sociales a ninis, madres solteras, ancianos y campesinos, reproduciendo, digamos, la moraleja de la zanahoria y el conejo, hasta ofrecimientos de empleos burocráticos, nunca, claro, cargos públicos porque tales pertenecen a las elites.
Así fue en el priismo. El panismo. El perredismo. Y en Morena, hoy.
Y si los pobres, de pronto, creen en un dirigente, un líder, es porque de plano han perdido la esperanza y en medio de la jodidez y antes de hundirse y ahogarse y quedar estrangulados en materia económica, vuelven a confiar en las figuras iluminadas y mesiánicas que ofrecen un mundo justo y equitativo y sin corrupción.
Pero en el fondo “es la misma burra revolcada”.
Casi dos años después del sexenio guinda y marrón, los pobres siguen igual de jodidos y en la miseria.
Cierto, los programitas sociales son una gotita en el desierto. Elementos distractores. Apagafuegos.
Pero sin ningún sentido social a largo plazo.
El día cuando Morena caiga en las urnas como lo profetizara el senador Ricardo Monreal en Veracruz, las tribus partidistas lanzadas hoy del palacio retomarán el pandero y la historia seguirá reproduciéndose con la misma demagogia de otros tiempos.
TIEMPOS PEORES
Han los pobres y la gente en la miseria (medio millón de paisanos solo hacen dos comidas al día y mal comidas) caminar a la esperanza.
Pero los tiempos son oscuros y únicamente presagian tiempos peores. Con la pandemia, la recesión. Insólito, por ejemplo, el despido de dos mil trabajadores en TAMSA, la industria privada más importante de Veracruz.
Cada vez más negocios, comercios, empresas quebradas y cerradas. En la desesperación, las taiboleras ofreciendo table-dance virtuales. Y las trabajadoras sexuales rebajando el servicio a la mitad.
Pero, bueno, si los pobres nunca han tenido nada y/o en todo caso, han tenido poco, entonces, ningún caso tiene escribir que apuesten a la esperanza.
Nada, nunca, han esperado de los políticos. Todos, salvo excepciones excepcionales, son iguales. Miles de indígenas y campesinos siguieron a Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas, Pancho Villa y Emiliano Zapata, y sus descendientes están igual que ellos.
O más jodidos, incluso.
Bastaría que los Morenos pasaran un fin de semana en alguna de las regiones indígenas de Veracruz (Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica, Soteapan y los valles de Santa Marta y Uxpanapa) para corroborar la pobreza y la miseria más canija y desoladora en la historia local.
Y que, ni hablar, ninguna duda de que las conocen y/o imaginan y visualizan.
Inconcebible, imperdonable, que 78 gobernadores después 6 de cada 10 habitantes de Veracruz vivan en la pobreza y la miseria.
Veracruz, estado rico habitado por jodidos.