Fantomas electorales
•Venta ruin de esperanzas
•Comicios en puerta
UNO. Fantomas electorales
Las pasioncillas electorales están fermentando en los partidos políticos y en parte de la población. Y como siempre, los políticos vendiendo esperanzas de un mundo mejor. Cada uno se expone como el mesías iluminado. El Fantomas.
Luis Velázquez
Pero de cara a los comicios de presidentes municipales y diputados locales y federales en Veracruz y de quince gobernadores en el país, como expresa con sabiduría el dicho, “más vale pájaro en mano que ciento volando”.
DOS. Burda venta de esperanzas
Por ejemplo, cada aspirante y suspirante por un cargo público se inmola en la plaza pública declarándose el más honesto, el más honrado, el mejor luchador social del mundo, que adjetivos calificativos faltarían en el diccionario.
Y ofrecen el mundo por venir. Repiten la frase bíblica. Si gano, dicen, estarás conmigo en el paraíso terrenal.
Pero una cosita es la venta burda y barata de esperanzas en el tiempo electoral y otra, después de los comicios en que existe un ganador.
Por lo regular, el ganador se olvida de que ganó en las urnas con el voto de la mayoría y cree, siente, está convencido que fue por él mismo.
TRES. La vida cambia…
Bastaría recordar cuando al doctor Roberto Ramos Alor, secretario de Salud en el gobierno de Veracruz, le dio por cacarear que la población de Coatzacoalcos lo había elegido titular de Salud olvidando que se lo debía a un dedazo de Cuitláhuac García, quizá a petición, como dicen por ahí, de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García.
Bastaría referir que en un principio Cuitláhuac decía que su triunfo en las urnas se debía a López Obrador, y meses después, que una parte de la victoria única y exclusivamente se debía a él, dada, ajá, su trayectoria pública.
CUATRO. Chivo brincado, chivo pagado…
El poder cambia, transforma y enloquece. Y por eso mismo, “más vale pájaro en mano que cientos volando”.
Y si por ahí, los políticos se acercan ya, como está ocurriendo, a una parte de la población electoral ofreciendo “las perlas de la virgen”, más vale acordarse de la otra verdad popular de que “chivo brincado… chivo apagado”.
Si el político pide activismo a favor de su causa, entonces, “con el dinero baila el perro”, y por tanto, que todos “entren a Belem cantando”.
Las palabras, todos lo sabemos, “se las lleva el viento”.
CINCO. Trono imperial y faraónico
Más, por la siguiente circunstancia:
Uno es el precandidato a presidente municipal o diputado. Otro, el candidato. Otro, el candidato elegido. Otro, el alcalde o diputado electo. Otro, mil años luz de distancia, el alcalde o legislador en funciones.
Y lo peor, conforme pasa más tiempo en la silla embrujada del palacio, más soberbios, frívolos, arrogantes y vanidosos se vuelven.
Así es la naturaleza humana, y solo las personas mesuradas, cuerdas y prudentes, mantienen la serenidad en el ejercicio del poder.
Y es que cuando están en el trono imperial y faraónico suelen olvidar las promesas pues encaramados en lo más alto de la cresta aflora el mesianismo.
SEIS. Mal fario creer en un político
Mucho cuidado, entonces, con las semanas y meses por venir, en puerta, incluso, porque los políticos suspirantes a un cargo público andan por ahí, tratando de sumar voluntades ciudadanas, ganando simpatizantes, integrando frentes comunes.
El peor error humano en la vida es creer en un político. Y aun cuando hay excepciones, la mayoría son creídos, petulantes y altaneros.
Y como reza el dicho popular, “sobran los dedos de la mano para contar” entre ellos a las buenas personas….