Venta de esperanzas
El tiradero de cadáveres y de impunidad en Veracruz ha servido para que la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General se la pasen cacareando como loritos el mismo estribillo. Pronto, haremos justicia. Pronto, detendremos a los asesinos físicos e intelectuales. Ya los tenemos identificado. Tenemos varias líneas de investigación. La Guardia Nacional nos ha ayudado.
Luis Velázquez
Tengamos, entonces, fe. Mucha fe. Fe en la fe. Fe en la esperanza y que en resumidas cuentas constituye la filosofía social de las elites políticas, es decir, vender utopías, ilusiones, sueños, quimeras.
Cada día, hay más mujeres asesinadas, niños, jóvenes, ancianos. Y cada vez más fuego cruzado, fuego amigo, fuego enemigo. Y niños huérfanos y parejas viudas y cruces en el camposanto.
Cadáveres colgados de los árboles y puentes. Cabezas decapitadas abandonadas en las mesas de antros y bares.
Cadáveres flotando en los ríos aguas abajo y en lagunas.
Y en medio de los cañaverales y a orilla de carreteras y caminos de terracería.
Siempre, siempre, siempre, el par de dependencias encargadas de garantizar esa cosita llamada Estado de Derecho gritoneando en la plaza mediática su misma verdad histórica.
“Haremos justicia. Haremos justicia. Haremos justicia”.
¡Ah!
Ta´gí¼eno.
Se ignora si los familiares, amigos, conocidos y vecinos de las víctimas crean y crean a ciegas en el discurso político de Hugo Gutiérrez Maldonado y Verónica Hernández.
Y si ellos creerán que la población electoral, aquella que vota en las urnas, cree en sus discursitos.
Quizá solo pudieran creer, digamos, los burócratas, o parte de los burócratas, los funcionarios menores, incluso, hasta los boletineros.
Pero en el terreno de los hechos, la verdad es inocultable, avasallante.
Cada día, el tiradero de cadáveres y el tiradero de la impunidad evidencia la eficacia, la eficiencia y la competencia de las tribus guinda y marrón en el efímero poder sexenal.
DUETO SOPORíFERO
Desde Patricio Chirinos Calero, los malandros aterrizaron en Veracruz. Y 6 gobernadores después, la vida está recrudecida.
Y como los malosos están adueñados de la agenda setting imponiendo todos los días y cada semana su ley, entonces, la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General dando “palos de ciego”.
Festinan, por ejemplo, que detuvieron a un bandón. Alardean que capturaron al ladrón solitario y asesino de dos ancianas en la ciudad jarocha que solo para robarles. Dicen que la Fuerza Civil y la Guardia Nacional ya corretearon a los carteles y cartelitos del sur del Estado.
En contraparte, la vida diaria sigue igual de podrida. Y ante las evidencias, jurando y perjurando ante el altar de la patria que pronto, pronto, pronto, “antes de que el gallito cante 3 veces en el palenque”, los sicarios serán detenidos.
Puras promesas. El rollo, el fuego artificial y pirotécnico, en el más alto decibel.
Por un lado, en la declaración política. Y por el otro, en el boletín de prensa, subastando un mundo rosáceo que solo está en la imaginación.
Los hechos son el único aval de un político, de igual manera que de las personas en la vida cotidiana. Las palabras sin resultados concretos, específicos, concisos y macizos, ningún significado ni trascendencia tienen.
Y la palabra oficial del gobierno de Veracruz reducido a puro cuento.
Mucho se duda que por ahí existan algunos tontitos creyendo al dueto más soporífero en la historia local, incapaz de abatir, achicar, disminuir el oleaje de inseguridad, incertidumbre, zozobra e impunidad.
HUMILLACIÓN SOCIAL
Cada vez que un nuevo asesinato impacta en la vida de todos los días y noches (el asesinato de la rectora de la Universidad Valladolid, el crimen de las dos ancianas jarochas, el homicidios de más de cuarenta niños, las mujeres decapitadas, etcétera), resulta grotesco que desde el lado gubernamental salgan a los medios para asegurar que ya (tan pronto) identificaron a los homicidas y los tienen ubicado y caerán, caerán, caerán.
De hecho y derecho, parece una burla, un pitorreo, una ofensa, una humillación social.
Ene número de veces el estribillo ha sido cantado que de plano si en el noticiero televisivo aparece el titular de la SSP y/o de la Fiscalía, en automático se cambia de canal, digamos, para quedarse en el programa del Vitor y Albertano con Carmen Salinas y que cuando menos son más gratos.
Quizá convendría que el dueto de funcionarios le cambiara a su rollo mediático. Desde luego, nada como ponerse las pilas y dar resultados.
La enseñanza política electoral está fuera de duda. Javier Duarte y Miguel íngel Yunes Linares perdieron la gubernatura para sus candidatos, entre otras cositas, por el tiradero de cadáveres y de impunidad.
Lección de historia. Por una razón: si la vida es dura con el desempleo, subempleo y los salarios insultantes y la baja calidad educativa y de salud, y todavía se agrega la incertidumbre en el diario vivir con muertos y más muertos y más muertos y la mayoría, la mayoría absoluta, en la impunidad, entonces, ningún candidato a un cargo de elección popular ni tampoco ningún gobierno gana en las urnas.
El pueblo, dice el chamán indígena, es una como una mula. Carga y carga. Y aguanta vara con el palabrerío obsceno y los chiliyazos del patrón. Pero de pronto, a la mitad del camino en la montaña, a la orilla del precipicio, se detiene, se sacude la carga y la tira y se enmula. Y nada la hace caminar.
Lo decía aquel: “No despierten el Veracruz bronco”.
El góber bendecido de AMLO asesta tremendo manotazo y lloriquea en la cancha presidencial que la BOA jarocha lo quiere derrotar en las urnas, ¡vaya ardid burdo y barato para “amarrarse el dedo antes de la cortada” electoral!