el duartazgo, Veracruz, "el rincón más peligroso del mundo para el gremio periodí­stico". Hoy, para la población femenina. 6 de cada 10 habitantes son mujeres.
En la última semana, siete mujeres asesinadas. Mujeres amas de casa. Mujeres policí­as. Mujeres profesoras. Mujeres, maestras de escuela primaria y de universidad. Una de ellas, rectora.
Mujeres secuestradas luego de dejar a sus hijos en la escuela, desaparecidas, ultrajadas, asesinadas y tirados los cadáveres en la ví­a pública.
Mujeres sin vida flotando en los rí­os aguas abajo.
Cadáveres de mujeres abandonados a la orilla de los caminos y carreteras.
En medio de los cañaverales.
Arrojadas a un pozo artesiano de agua dado de baja.
Y asesinadas en sus casas, desde colonias populares hasta zonas residenciales.
Una señora de 92 años de edad y su hija, de 69 años, asesinadas en la ciudad de Veracruz, todo indica que para robarles, pues al momento, la Fiscalí­a General, una mujer al frente, primera vez en la historia, en el limbo.
Si ya de por sí­, las mujeres enfrentan el peor destino del mundo con el machismo, el menosprecio en las oficinas públicas y privadas para los cargos superiores, el desdén laboral con un sueldo menor al de un hombre desempeñando la misma función, ahora, con los feminicidios en el tiempo del gobierno de Veracruz, el crimen de mujeres en sus más alto nivel.
Asesinos fí­sicos, impunes.
Asesinos intelectuales, impunes.
Veracruz, el reino de la impunidad para la población femenina.
Veracruz, el peor reino del mundo en seguridad pública.
En contraparte, los titulares, vendiendo esperanzas como si creyeran que la población electoral, los ciudadanos comunes y sencillos, creen en sus palabras de que pronto, pronto, pronto, habrá justicia.
Allá los pobres incrédulos que todaví­a crean en los boletines de prensa...

19 MESES DE IMPUNIDAD
El asesinato de mujeres con Morena en el palacio de gobierno en Xalapa comenzó en el mes de diciembre del año 2018, el primer mes del sexenio.
En los lí­mites de Isla y Rodrí­guez Clara, unos migrantes originarios de Guatemala fueron emboscados.
Una mujer asesinada. Y un niño herido.
Entonces, el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, mostró su identidad y quiso justificar al gobernador y a la secretarí­a de Seguridad Pública inculpando a los policí­as municipales de Isla.
El alcalde de Isla le reviró de inmediato y le dijo que los homicidas eran "unos polleros".
Y el edil puso al titular de la SEGOB jarocha en su lugar.
Pero diecinueve meses después, nunca, jamás, un detenido por el crimen de la guatemalteca.
Incluso, "veinte y las malas" a que el expediente fue archivado y, claro, para lavar la sacrosanta imagen de la ex reina de belleza entronizada como Fiscal General, bien podrí­an culpar a su antecesor, Jorge Wí­nckler Ortiz, con todo y que los crí­menes han de seguirse por oficio.
Ahora, sin embargo, la misma filosofí­a polí­tica, social, de seguridad y de justicia de entonces sigue reproduciéndose.
Una secretarí­a de Seguridad Pública y una Fiscalí­a General incompetentes, ineficientes, ineficaces.
Los titulares pueden vender esperanzas y refocilarse en sus palabras, pero mucho se duda que las familias con hijas y mujeres secuestradas, desaparecidas y asesinadas y la población electoral les crea.
Allá ellos con su mundo rosáceo...
Lo peor de todo es que cada dí­a, cada semana, más mujeres asesinadas y nada, absolutamente nada, indica la posibilidad de frenar el oleaje descarrilado de la violencia.