Demasiado sufrimiento
•Muertos por el COVID
•País de desempleados
UNO. Mucho, demasiado sufrimiento
El coronavirus solo está dejando mucho dolor y sufrimiento. Hay familias con varios muertos. Además, amigos muertos, compadres muertos, conocidos muertos, vecinos muertos.
En el pueblo, muchas personas han fallecido.
Luis Velázquez
Entre ellas, el doctor Rafael Pérez. Y dos de sus hijas. Su esposa también permaneció internada en el hospital. Y la libró.
El pediatra de los hijos y los nietos, el doctor Miguel íngel Platas, también murió, aun cuando se ignora si haya sido por el COVID.
DOS. Devastadora realidad
Al momento, los padres de cuatro amigas han fallecido. También murió el político priista, exalcalde de Boca del Río, Sergio Flores Armida.
Murió la señora madre de un maestro universitario. Falleció el jardinero del barrio.
Todos los días llegan informes devastadores. Que otro conocido contagiado. Que está en el hospital, aislado y confinado. Que será difícil cante victoria porque es mayor de edad, séptima década.
La muerte, además de tener permiso, merodea cerca, inderrotable.
Los días y las noches y las semanas y los meses más duros y difíciles.
TRES. Prohibido salir
La orden de los hijos es determinante. Prohibido salir a la calle. Prohibidas la visitas de amigos. Incluso, prohibida la visita de los nietos.
Prohibido ir a misa en la iglesia. Prohibido comprar la despensa en el mercado o la plaza comercial.
Y aun cuando desde el poder gubernamental aseguran que ya puede levantarse la cuarentena y por todos lados están reabriendo desde restaurantes y fondas hasta bares, cantinas y antros, allá cada quien con su realidad.
El COVID está más fuerte y poderoso que nunca.
CUATRO. Peor desolación de la historia
En los primeros días, semanas, de la pandemia, los muertos estaban lejanos. Incluso, en otros continentes. Que Italia y España en el primer lugar mundial.
Pero ahora, está aquí, en el país y Veracruz, multiplicando la peor desolación de la historia y en la historia.
Y con fea y espantosa muerte. Los familiares, compadres, amigos, conocidos, vecinos, son cremados de inmediato sin que nadie pueda despedirse de ellos.
En otros casos, el médico pide a los parientes un féretro para que envuelto en ropa especial a prueba del COVID sea metido a la caja mortuoria y sellada y entregada a los deudos, para evitar, digamos, el riesgo de la transmisión.
CINCO. Un país de desempleados
La vida diaria ha cambiado por completo. Y cuando en la voz oficial va para largo, también están por venir los peores tiempos. Entre otros, por la recesión.
El peor desempleo en la historia local. Negocios, comercios y changarros, quebrados y cerrados. Y los trabajadores despedidos sin indemnización.
Desde el poder político la disyuntiva. Se levanta la cuarentena para abrir los negocios y tener un respiro económico o continúan todos encarcelados en casa.
El riesgo del rebrote, igual como ha sucedido en otras latitudes geográficas del mundo.
SEIS. Los sobrevivientes
Cada quien elija su destino inmediato. Aquí, simple y llanamente, seguiremos encuartelados. Comiendo sopita y verduritas. Releyendo libros. Buscando películas en la tele.
Y aun cuando nada garantiza que el COVID pueda librarse, y más ahora con el polvo del desierto de Sahara, cuando menos se acaricia el sueño de que la vida puede prolongarse y en un descuido hasta sobrevivientes nos volveríamos.
Claro, el dolor y el sufrimiento por familiares y amigos fallecidos se vuelve inevitable, pues ni modo de dar carpetazo al recuerdo y la nostalgia.
Solo resta seguir cargando la cruz cada vez más pesada y en un camino más largo y lleno de tristeza…