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Barandal
Miércoles 03 junio, 2020

Toque de Queda

•Estado de Sitio
•Estado de Excepción

ESCALERAS: Nunca el silencio habí­a alcanzado dimensión estelar. El silencio en casa. El silencio en la calle y la avenida. Ei silencio en el barrio. El silencio en las iglesias. El silencio en las plazas comerciales. El silencio en los antros. El silencio en la ciudad.
En el tiempo del coronavirus, el silencio, elevado a la categorí­a universal de la única verdad avasallante.

Luis Velázquez

Todo mundo concentrado en sus casas en el mundo. Hay, claro, por ahí­, apostando su vida a la vida social.
Pero en términos generales, el silencio.
Basta asomarse tantito a la calle para recibir el impacto del silencio. Hasta el vuelo de unas palomitas volando en el cielo se escucha.

PASAMANOS: Tanto silencio hay que desde hace varias semanas, quizá meses, han dejado de escucharse los chillidos sexuales de las gatitas al amanecer trepadas en la azotea.
Tampoco se escuchan los gritos del volovanero y el barquillero. Inverosí­mil, tampoco el ruido de la patrulla cuando antes pasaba frente a casa.
Casi casi, “El silencio de los inocentes”, “El silencio de las mariposas”. “Fuerte es el silencio” intituló Elena Poniatowska uno de sus libros de crónicas.

CORREDORES: En casa, el silencio es pavoroso. Ninguna visita. Nadie toca el timbre. Nadie llama por teléfono. Nadie enví­a correí­tos desde el whatsapp. Nadia camina en la calle.
Hay un parquecito en la esquina. Antes, mucho antes, las chicas caminaban alrededor, trotaban, corrí­an, se ejercitaban. Ahora, nada. El parque solitario y vací­o. El silencio.
A veces, alguien por ahí­ daba vueltas con un par de perritos. Pero desde que en España un gatito salió con el coronavirus, la ausencia total.
Un politólogo, un sociólogo, dirí­an que estamos de hecho y derecho en un virtual Toque de Queda. Un Estado de Sitio. Un Estado de Excepción.

BALCONES: A la hora de la creatividad, el novelista, el cuentista, el poeta, el músico, el escultor, entre otros, necesitan el silencio. Nada como el silencio para la creación artí­stica. La vida en paz. La paz de afuera es la paz de adentro.
Se ignora si ahora con tanto silencio y tanta paz, el silencio los favorezca.
Más si se recuerda, por ejemplo, que “El silencio de los inocentes” era canijo. Más duro y terrible “El silencio de las mariposas”, las hermanas Mirabeau asesinadas por órdenes del general Rafael Leónidas Trujillo, el dictador de la República Dominicana durante más de treinta años.

PASILLOS: En la iglesia católica suelen organizar retiros espirituales para todos. Por lo regular, los fines de semana.
En todos los casos, domina el silencio. El silencio como elemento purificador para el reencuentro de las almas, los espí­ritus, los corazones y las neuronas.
Solo dura dos dí­as y medio, más o menos. Ahora, desde el mes de marzo estamos confinados. Tres meses de silencio. Y de entrada, es demasiado. Ha causado angustia y pánico, estrés y tensión nerviosa en la mayorí­a de las personas.

VENTANAS: Hay dí­as, muchos dí­as, semanas, cuando el silencio se adueña de las horas en el dí­a y la noche, propia, digamos, de los monasterios. Quizá las mazmorras en las cárceles.
Y aun cuando hay salidas, como por ejemplo, leer el periódico y libros, libros pendientes, mirar y escuchar una pelí­cula en la tele, platicar con las personas con quienes se vive, el silencio avasalla. Puede más. Pone los nervios de punto, a borde del precipicio emocional.
Es la vida en el tiempo de una pandemia. Las pandemias que suelen ocurrir cada cien años. El silencio, compañero de vida.


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