Soberbia y desdén
La dinastía política de MORENA en Veracruz está ejerciendo el poder como la peor noche de la dictadura priista.
Uno, el dedazo, caso Fiscalías. Dos, el conflicto de intereses, caso las empresas fantasmas en la secretaría de Educación.
Tres, el tráfico de influencias, para repartirse el poder entre ellos. Cinco, el nepotismo el ejercicio del poder con los parientes, los amigos, los socios, los aliados y los cómplices.
Luis Velázquez
Sexto, la intimidación, caso el titular de la JUCOPO en la LXV Legislatura, el JJ, con los presidentes municipales para avalar las reformas electorales.
Séptimo, el tiradero de cadáveres. Octavo, la impunidad.
Noveno, la soberbia, pues todo les vale. Décimo, el desdén, caso los familiares de los desaparecidos buscando de manera incesante a los suyos, en la mayoría, los hijos.
Undécimo, la terrible, espantosa y creciente desigualdad social y económica, educativa y de salud, de inseguridad y de injusticia.
Duodécimo, la pobreza y la miseria, sin ninguna regulación económica y social… un año y medio después.
Los peores vicios del priismo, repetidos como copias Xerox.
Lo peor entre lo peor: mientras la población electoral cayó en el desencanto en un dos por tres, las tribus guinda y marrón, gobernando con el desdén como vaso comunicante entre el presente y el pasado.
Peor todavía, trepados en la soberbia y la frivolidad, no escuchan, no oyen, son unos sordos políticos.
De postre, la charlatanería, utilizando como trapeador de cocina a la 4T, la purificación moral, la honestidad valiente, la Cartilla Moral, el mundo nuevo anunciado desde el púlpito nacional de la mañanera.
La 4T como discurso populachero, burdo, ramplón, barato, y que a la fecha a nadie convence.
Igual, igualito, al tiempo priista.
La historia es indicativa y significativa: los vicios y debilidades del priismo los llevaron a la derrota electoral.
Y aun cuando demoraron casi 90 años en el poder, los Morenos dirán que entonces por delante les quedan unos 86, 87, 88 años.
Cínicos, entonces, se habrán vuelto, como profetizaba José López Portillo de las generaciones políticas del futuro.
LA IZQUIERDA, COPIA XEROX DEL PRI
La revoltura de los programas sociales. En el fondo, los mismos de entonces. Solo que con otros nombrecitos. Quizá ampliados con los abuelitos que cuidan a los nietos, los ninis, los becarios, la ayudita bimensual a las personas de “los 70 y más”.
La vieja crítica socialista era la siguiente:
En vez de regalar despensitas y centavitos, las elites políticas han de enseñar a pescar a la población.
Jesús multiplicó los peces y los panes. Y convirtió el agua en vino. Pero solo satisfizo un instante a la gente, pues la población siguió hambrienta. Sigue hambrienta. Está hambrienta.
6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz, por ejemplo, en la miseria.
El absurdo total: uno de cada 3 jefes de familia lleva el itacate y la torta a casa con el ingresito obtenido en el changarro.
Un millón de paisanos, migrantes sin papeles en Estados Unidos.
Veracruz, en el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales.
En contraparte, doscientas familias de norte a sur y de este a oeste de Veracruz, dueñas de más del sesenta por ciento de la riqueza natural.
La izquierda en el poder sexenal, igual, copia Xerox, que el priismo y ni se diga, el panismo, y que por eso mismo fue lanzado del palacio nacional luego de doce años consecutivos y luego de dos años en el gobierno de Veracruz.
Por eso quizá, los reporteros María Scherer Ibarra e Ignacio Lozano publicaron un libro donde con hechos demuestran que en el fondo del corazón todos arrastramos un PRI chiquito. Un PRI chiquito porque reproducimos las características con que el tricolor ejerció el poder.
Los Morenos, incluidos. Amlove, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard Casaubón, Manuel Bartlett Díaz y Porfirio Muñoz Ledo, entre otros, fueron priistas, incluso, unos (Amlove, en Tabasco, y Muñoz Ledo, nacional) hasta líderes tricolores.
El ADN. Marcas de fierro y con hierro que nunca se borran...
LA ESPERANZA, PEOR MAL DE LA CAJA DE PANDORA
Por delante quedan a los Morenos 4 años y medio ejerciendo el poder. Pero un año y medio es suficiente para conocer su devoción social.
La izquierda es así: primero, trepa en los movimientos sociales y desde ahí vocifera. Denuesta. Evidencia. Y levanta el hervor popular.
Luego, cuando triunfa en las urnas, dueños del poder público, después de luchar contra lo imposible (¡Ay, Amlove, caminando de Villahermosa a la Ciudad de México al frente de indígenas y campesinos en contra de Pemex!), hartos de cargar la cruz camino al Gólgota, se transforman y resbalan en la ruleta rusa de la política, aquella del “país de un solo hombre”.
Y si continúan despotricando es contra los adversarios, los enemigos, la mafia del poder, los conservadores, los neoliberales, los emisarios del pasado les llamaba Luis Echeverría ílvarez.
El resultado social es uno solo: la pobreza y la miseria. La desigualdad económica y social.
Así estamos en Veracruz. Y como en el caso de los Morenos, nada más dañina que la esperanza que en su momento sembraron y el desencanto permeando en los niveles sociales.
El paraíso socialista que tanto cacarearon quedó reducido al círculo cerrado de los jefes máximos. El nepotismo. El amiguismo. El cuatismo. Los socios en las empresas fantasmas. Y las barbies, desde que Cleopatra, reina de Egipto, se adueñara de Roma embrujando el sexo de Marco Antonio.