Veracruz heroico
•Lucha por la libertad
•Resistencia pacífica
ESCALERAS: En los dos últimos siglos pasados, la población de Veracruz luchó por la justicia, la libertad y la moral pública.
Fue, cierto, derrotada. Incluso, asesinada. Pero lo importante es que luchó. Y siguió luchando a pesar de que el aparato gubernamental se le fue encima.
Mejor todavía: aquella población luchó sin buscar ni soñar ni desear un cargo público ni poder político “para hacer y deshacer”.
Luis Velázquez
Luchó siempre por la dignidad humana. El legítimo derecho a tener y llevar una mejor calidad de vida. Vivir, ejerciendo la libertad plena como las palomitas y las gaviotas.
PASAMANOS: Lucha digna en junio de 1879 cuando un montón de jarochos se rebelaron a la reelección de Porfirio Díaz y el dictador ordenara en telegrama, “¡Mátalos en caliente”, a su gobernador y compadre, Luis Mier y Terán.
Lucha digna el 7 de enero de 1907 cuando los obreros textiles de Río Blanco se rebelaran a la explotación del francés dueño de las fábricas y Porfirio Díaz lo protegiera enviando a los soldados y quienes mataron entre cincuenta a sesenta trabajadores, y en donde sus esposas participaron con denuedo en la legítima defensa de sus derechos humanos.
CORREDORES: Lucha digna en 1914 defendiendo con palos y piedras la soberanía nacional ante la invasión norteamericana, todo porque Victoriano Huerta había comprado armas a Alemania, siete meses que duró la invasión.
Lucha digna hacia finales del año 1930 y durante diez años seguiditos de los jornaleros en contra de los latifundistas quienes contrataron al cacique Manuel Parra, con su banda de sicarios, “La mano negra” y mataron a unos cuarenta mil campesinos y a dieciocho líderes, defendiendo su parcela.
BALCONES: Lucha digna hacia 1930 de Herón Proal, el sastre del barrio de La Huaca, en la ciudad de Veracruz, quien con la participación, incluso, de las trabajadoras sexuales, desafiaron al presidente municipal, el gobernador y el presidente de la república ante la codicia de los españoles, dueños de patios de vecindad, y en donde incrementaban las rentas de forma arbitraria.
Incluso, lucha digna de algunos políticos de izquierda desafiando el aparato gubernamental como candidatos a la jefatura del Poder Ejecutivo Estatal, entre ellos, el ingeniero Heberto Castillo Martínez, ante el priista Miguel Alemán Velasco.
PASILLOS: Aquellas mujeres y hombres se levantaron en medio de los escombros y la desolación de la vida cotidiana y enfrentaron “a los monstruos de mil cabezas” (los soldados de EU y de Porfirio Díaz Mori, los latifundistas, los caciques, los pistoleros, las guardias blancas, las hordas políticas, etcétera) soñando con una vida mejor.
Perdieron, cierto. Los mataron, cierto. Pero lucharon.
Y entre todos ellos alcanzaron el más honroso título social que puede alcanzar un ser humano como es la solidaridad y la fraternidad, conscientes todos de que siempre podrá lucharse contra las fuerzas del mal.
VENTANAS: Fuerzas del mal en el siglo XXI.
Una, los carteles y cartelitos, los malandros y malosos. Dos, las tribus políticas obsesionadas de manera obsesiva con la corrupción y el dinero fácil.
Tres, el oleaje de inseguridad e impunidad. Cuatro, la venta burda y barata de esperanzas políticas, económicas y sociales.
Cinco, el ajuste de cuentas entre los grupos tribales de la política para adueñarse del aparato gubernamental.
Seis, el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre y miseria. Siete, un pueblo diezmado en la educación, por ejemplo, los seiscientos mil paisanos de 14 años de edad analfabetas.
Es la hora, entonces, de luchar con la misma estrategia que los habitantes de Veracruz de los siglos XX y XIX.