Por ejemplo: serí­a difí­cil que a partir de la fecha algún terrestre olvidara la hazaña de la alcaldesa jarocha, Luz Carolina Gudiño Corro de imponer a su esposo como candidato a regidor, y a su hermano y padre como candidatos a diputados locales por la ví­a pluri, es decir, sin hacer campaña electoral, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a una derrota en las urnas.
Es el mismo caso, por ejemplo, de la esposa del regidor priista Guillermo Aguilera, profesor, militante del SNTE, a quien impuso como candidata a regidora en la planilla del priista Ramón Poo Gil.
Y, bueno, en Boca del Rí­o el exalcalde panista, Adrián ívila Estrada, fallido candidato priista a la presidencia municipal, impuso a su esposa Delia, antigua secretaria en CRAS, como candidata a regidora en la planilla del candidato a la alcaldí­a por el Movimiento Ciudadano.
Es el mismo caso del diputado federal, el priista Rafael Rodrí­guez, con fama pública en el video de una aventura con XóchilT Tress, la llamada “Viuda alegre” de Rodrí­guez Clara, que impusiera a su esposa Amanda Gasperí­n Bulbarela (hermana de la piñera Bella Gasperí­n, ligada al exbanquero Carlos Cabal Peniche) como candidata a la alcaldí­a del pueblo.
Pero, además, con tanta fuerza el legislador federal rojo que también logró amarrar la candidatura de Xóchitl Tress como candidata del PAN a la alcaldí­a de San Juan Evangelista, donde en el siglo pasado el cacique Cirilo Vázquez Lagunes, qepd, impuso a su esposa (en turno) como presidencia municipal.
Claro, en el municipio de Camarón de Tejeda se reproduce el mismo fenómeno, donde el alcalde Luis Palacios Ortega impuso a su esposa Artemia Amparo Molina Vela de candidata a la silla edilicia.
Y en Paso de Ovejas, el exalcalde Adolfo Ramí­rez Arana también favoreció la candidatura de su esposa Ana Rosa Valdés a la silla municipal que ahora usufructuaba.
Y en Manlio Fabio Altamirano el alcalde impuso a su esposa Gabriela Zambrano Pita de candidata a la alcaldí­a.

LA FUERZA DE LAS CONSORTES

El colmo de la locura polí­tica: en Tierra Blanca, el panista Tito Delfí­n impuso a su esposa Celia Rodrí­guez, de candidata a la presidencia municipal en Azueta, además de que la arropó con escoltas armados con AR-15 y AK-47, por si las dudas.
Y en Xalapa la alcaldesa Elizabeth Morales Garcí­a, Elmo, impuso a su Barbie Shariffe Osman Flores como candidata a la alcaldí­a de Emiliano Zapata, en tanto apenas y pudo acomodar a su reini, Corintia Cruz, como candidata a diputada local suplente aun cuando, ni modo, así­ es la vida, a veces se gana y/o se pierde, su otra candidata, Erika Ayala, quedó en la recta final para la diputación local pluri.
Y, bueno, en Coatzacoalcos, el alcalde Marcos Theurel Cotero enloqueció tanto con la candidatura de su esposa Guadalupe Porras de Theurel,a la silla edilicia, que al final del dí­a aceptó la suplencia de la candidatura a la diputación local por el distrito urbano, cuya titular es Mónica Robles de Hillman, esposa de Iván Hilman Chapoy, exalcalde y delegado federal de CONAGUA.
Así­, y entre otros hechos y circunstancias, los partidos han establecido un nuevo molde polí­tico en el paí­s, donde las esposas y los cónyuges (en el caso de Carolina Gudiño) son premiados con un cargo público, ratificando el sentido patrimonialista del poder.
Pero, además, dando un giro de más de 180 grados, pues si en el siglo pasado con Plutarco Elí­as Calles se premiaba a los hijos, ahora con Erick Lagos Hernández, la gran revelación priista de Veracruz en el siglo XXI, las esposas tienen la preferencia.
Y, bueno, significarí­a que en la tierra jarocha se ha recuperado con creces el derecho de la consorte, más allá de que siga considerándose como “la primera dama” cuando En los partidos polí­ticos de Veracruz han dado lí­nea: antes que favorecer las candidaturas de los hijos las esposas van por delante… en realidad de ellas depende el orden (y a veces, el caos) del mundo.
¡Vivan, pues, con Erick Lagos, las consortes!
Y es que, además, si ellas ganan las presidencias municipales en varias demarcaciones locales taparán los presuntos trastupijes e ilí­citos de los maridos reproduciendo lo que en Córdoba asentara la diputada local, Paulina Muguira, con su esposo, el exalcalde Juan Laví­n, a quien lavó la rendición de cuentas como edil.
Se ignora si el anterior modelo polí­tico sirva de coladera, como parece, a los hombres ediles que se van, pero, bueno, el presidente del CDE del PRI ha marcado la lí­nea.
¡Felicidades y vivan las esposas!

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