Escritores alcohólicos
•También, reporteros
•Grandes entre los grandes
EMBARCADERO: Era tanto el consumo de alcohol entre los periodistas en el siglo pasado (quizá todavía) que una frase memorable fue inventada... Decía: “Reportero sin olor a alcohol es como una flor sin perfume”... El dinerito ganado se iba en las cantinas y los antros y con las daifas en las casas del pecado... Pero el hábito y la costumbre alcanzaba otros otros niveles sociales, entre ellos, los escritores... Quizá, con los artistas, “en un mano a mano”
Luis Velázquez
ROMPEOLAS: Bastaría, por ejemplo, consignar a una generación literaria de Estados Unidos… Alcohólicos fueron, entre otros, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, William Faulkner, Tom Wolfe, John Steinbeck, Williams Tennesse, Truman Capote y Jack London… Luego de escribir su novela exitosa, “El sonido y la furia”, Faulkner, premio Nobel de Literatura, agarró una borrachera antológica de una semana, día y noche… Después de terminar su novela, “El idiota”, Fedor M. Dostoieskiy agarró una borrachera de tres días, y como decía el inolvidable Pepe Murillo, con mujer a un lado… Scott Fitzgerald, sin embargo, se la pasó en el alcohol la mayor parte de sus días…
ASTILLEROS: Hemingway, quizá el más admirado y adorado por los lectores de aquella época, y todavía muchos años después, tenía sus cantinas favoritas en varias partes del mundo y en donde los turistas, atraídos por su fama, llegaban solitos… Incluso, después de su suicidio, aquellas cantinas se volvieron lugares sagrados para sus feligreses… En Cuba, su cantina preferida se llamaba “Floridita”… En Venecia, Harry”™s Bar… En París, Ritz… En Madrid, El chicote… Y en Estados Unidos, Sloppy Joe”™s… Hemingway y Scott Fitzgerard se conocieron en un restaurante en París y Scott agarró una borrachera mitológica que sus amigos se lo llevaron “de palomita” al hotel…
ESCOLLERAS: John Reed (México insurgente y Diez días que estremecieron al mundo) y Jack London (Relatos de la selva, El mexicano), fueron escritores, aun cuando iniciaron como reporteros… Reed siempre fue mesurado y rara, excepcional, ocasión, “empinaba el codo”… Incluso, cuando vivía en una casita en Estados Unidos con su amante, mientras en la planta baja los amigos reporteros y escritores emborrachaban, Reed escribía en la planta alta, vigilado por ella, la esposa de un banquero… London, en cambio, famoso por las borracheras… En la invasión norteamericana de 1914, acompañó al ejército en su entrada en Veracruz, y en las tardes, agarraba la borrachera en Los Portales y se llevaba una chica al hotel Diligencias, donde se hospedara…
PLAZOLETA: El gran cronista John Reed fue muy disciplinado… Antes de cumplir los treinta años de edad (murió a los 33 años de tifo) había cubierto la revolución en México al lado de Pancho Villa y en Rusia al lado de Lenin… En Rusia, por ejemplo, todas las tardes solía sentarse a platicar con Lenin y sus rodillas chocaban de tan cerca para la confidencialidad, mundo aquel de intrigas palaciegas, política al fin…
PALMERAS: En el siglo pasado, apenas inaugurada la Zona Rosa en la Ciudad de México, un grupo de cronistas y escritores hicieron mesa en un café donde todos los días llegaban para platicar y discutir sobre periodismo y literatura… Entre otros, Carlos Fuentes Macías, Carlos Monsiváis, Fernando Benítez, Luis Guillermo Piazza, José Emilio Pacheco y José Luis Cuevas… Y, claro, unos se echaban sus alcoholes, pero siempre anteponiendo la disciplina para escribir… Hemingway lo decía así: nunca, jamás, ha de tomarse antes de escribir, ni cuando se escribe ni luego de la cena… Pero, bueno, la tropa reporteril suele tener otra mirada de la vida…
marco antonio lopez 24 Abr, 2020 - 21:46
atinado comentario maestro y reconfortante recomendacion, del trago, obviamente. saludos.