El góber sabadaba
•Fifí y pachuco
•Nueva religión política
DOMINGO
El góber sabadaba
El góber jarocho de Amlove estableció una moda polÃtica. La moda fifÃ, sabadaba y salsera.
Y aun cuando Veracruz es conocido en América Latina por su vocación salsera, Hernán Cortés y la Malinche solÃan pasar su sabadaba en el Palacio de la Salsa como también el cronista norteamericano, Jack London, cuando acompañara a las tropas de Estados Unidos en su invasión a México desde el puerto jarocho.
Pero ninguno de los 77 gobernadores que han ocupado el trono imperial y faraónico del palacio de Xalapa y sentado en la silla embrujada, como el góber jarocho de Amlove se expresó como un fan, un seguidor, un adorador del Palacio de la Salsa.
Bailar la salsa significa el más alto decibel de la vida intensa y frenética.
Expresa el sentido por la vida y la alegrÃa de vivir, a tono, digamos, con las caritas sonrientes de la cultura azteca que tanto deslumbraron a -->
Octavio Paz, quien con su pareja procedente de Oaxaca en compañía de Carlos Fuentes con su Rita Macedo, vacacionaron, primero, en Catemaco, y luego, en la ciudad jarocha, y amanecieran en el Palacio de la Salsa.
Un góber, pues, alegre, contento y festivo. Soy sabadaba, dijo recién encaramado en la cresta del poder sexenal.
LUNES
Fifí y pachuco
También es un político fifí. El fifí es un hermano gemelo del pachuco, el galán del barrio, el Pedro Navajas, el padrotito, retratado por Octavio Paz en su libro clásico, “El laberinto de la soledad”, un estudio sicológico y social de la identidad mexicana.
En el mundo, ser fifí equivale a pertenecer a la generación hippiosa, el tiempo de la faldita corta en las mujeres y el pelo largo en los hombres y la vida sexual sin límites y el consumo de droga.
De igual manera, concepto polisémico, ser fifí significa pertenecer a la clase social alta, los ricos “hermosos y malditos” descritos por Francis Scott Fitzgerald en sus novelas clásicas, la más conocida, “Al este del paraíso”, aun cuando también hay fifís del barrio y de la colonia.
Fifís de los ricos y fifís de los jodidos, con un sentido categórico de la división de clases y en donde, y como una categoría universal, los ricos siempre se creen y sienten los mejores, la gente VIP, la gente bonita.
El góber fifí, le llamaron desde el comienzo del sexenio.
MARTES
La vida loca, oh Ricky Martin
El término sabadaba describe “la vida loca” de Ricky Martín en su más alto decibel.
El sabadada inicia al mediodía del sábado, digamos, en Los Portales en una carrera larga y kilométrica que termina hacia el domingo en la tarde/noche.
Y de Los Portales pasa a un restaurante VIP para comer mariscos y consumir licor en cantidades industriales.
Luego, apenas recién estrenada la noche, el antro es el paraíso terrenal para bailar y seguir bebiendo.
Y hacia medianoche, todos al yate del amigo anclado en el Golfo de México para llevar el sabadaba al frenesí total y en donde el sexo compartido y genérico es ley universal.
Se amanece, claro, en altamar y hacia el mediodía llegan los empleados del dueño del yate con una producción masiva de picadas y gordas y cervezas y nueva dotación de alcohol para el reposo del guerrero.
Los chicos VIP de los fraccionamientos residenciales y de los barrios viviendo la edad dorada.
MIÉRCOLES
El antepasado de Cuitláhuac
Un gobernador, que lo fue en 3 ocasiones y once veces presidente de la república, Antonio López de Santa Anna, era un político fifí y sabadaba.
Uno: cuando se aburría en el ejercicio del poder nombraba un interino que le cuidara la silla y se iba de farra.
Dos: siempre se iba a la vida loca con una mulata menor de veinte años que elegía en los pueblos ribereños de Veracruz. Se casó a los 30 años de edad, por ejemplo, con una chica de 14 años, hija de un comerciante de Alvarado.
Tres: su vida loca consistía en apostar a los gallos (que le organizaban exprofeso) todo un día y una noche, teniendo su mulata al lado.
Cuatro: igual que Pancho Villa, luego de los gallos bailaba como un poseso.
Cinco: tenía ansia de pertenecer a la elite política con Agustín de Iturbide, y entonces, hacia los 27 años enamoró a la hermana del Emperador, que tenía sesenta años, y le ofreció matrimonio. Pero su Majestad se opuso y le dio una tregua de 72 horas para deshacer el compromiso y regresar a Veracruz.
Santa Anna sería, en todo caso, el antepasado del góber jarocho de AMLO en la vida fifí y sabadaba.
Los sibaritas del poder. El poder, llevado al extremo superior del hedonismo. El general Rafael Leónides Trujillo gobernó la República Dominica durante treinta años, tiempo cuando tuvo relaciones sexuales con mil mujeres.
El jefe de sus escoltas lo emboscó y mató en venganza a que se acostó con su esposa.
JUEVES
Político veleidoso
En el ejercicio del poder, el góber jarocho de Amlove ha testimoniado su carácter y temperamento y formación, digamos, política y social.
A, el mundo disipado que había vivido y que lo llevara a Alemania becado por el gobernador Fidel Herrera Beltrán según cabildeo de su padre, el ex diputado Atanasio García.
B, la vida caprichosa y berrinchuda con que fue formado en una especie de sobreprotección.
C, el hombre veleidoso del palacio como consta en aquella foto trepada a sus redes sociales vestidito con un par de amiguitos de traje y de frac y posando como unos galanes gigolós de Hollywood (en realidad de la colonia Macuiltépetl) y fumando puro.
D, el esnobismo puro con “la irreprochable sombra de tener que casarse algún día” como describe Francis Scott Fitzgerald a su generación en la novela “El curioso caso de Benjamín Button”.
Y E, el círculo fifí del poder “en el correcto mundo masculino de los clubes de hombres” (Scott, ibídem), así algunos terminen enfermos de Sidas, pobres, jodidos, enfermos y olvidados.
VIERNES
El indígena de palacio
El resultado social es uno solo: la noche sofocante y sórdida del sexenio guinda y marrón de Veracruz.
Y si en el pasado habría de tener cuidado de pulir y volver a pulir el buen nombre de la familia como cuando en Soteapan dijera a los indígenas y campesinos que era como ellos, indio puro, pues se llamaba Cuitláhuac y sus hermanos tenían nombres aztecas, ahora, el rumbo está perdido.
Bastaría recordar, por ejemplo, un Veracruz en el primer lugar nacional en secuestros y feminicidios y en donde “la mayor parte de los carteles operan aquí”.
Claro, dirán los evangélicos hay veces cuando Dios interviene en los asuntos humanos (Scott), pero el Eclesiastés dice que cuando Dios es ofendido, entonces, simple y llanamente, se venga.
Y con todo y que resulta difícil pensar en un Dios vengativo, y/o en todo caso, justiciero, en la vida siempre hay amiguitos “dispuestos a dedicar sus horas más radiantes, más frescas y más singulares” a los dueños del poder público.
Y más, cuando son fifí, sabadaba y salseros, la nueva religión política en Veracruz.
Los pobres pueden seguir esperando. En todo caso, la vida sexenal siempre ha sido igual, o peor.