Tres, el abigeo crece de forma exponencial sin nadie que detenga a los pillos y ladrones. Ahora, hasta malandros.

PASAMANOS: Cuatro, la calidad de vida de los indí­genas y campesinos, en la lona. Peor tantito, con el oleaje impetuoso de inseguridad e impunidad.
Cinco, la pobreza y la miseria, un escándalo, como dice el arzobispo de Xalapa, y que nunca será superada con las dádivas clientelares de hoy, por ejemplo, con los programas sociales, simple cambio de nombre de los tiempos priistas y panistas.
Seis, la peor calidad educativa de Veracruz centrada y reciclada en las zonas indí­genas y campesinas.
Siete, cada vez el campo deja menos ingresos, además de los fenómenos naturales, como la sequí­a, que tanto merma la producción.

CORREDORRES: Ocho, un campo cultivado solo por los viejos, pues los jóvenes prefieren meterse de taxistas, albañiles, fontaneros, panaderos, pintores y taxistas.
Y nueve, entre otros puntos negros, si antes migraban los campesinos, ahora también los ingenieros, agrónomos y veterinarios. (Diario de Xalapa, Miguel Salazar, 17, 2, 20)
Y, caray, cuando los profesionales del campo buscan otros caminos, la SEDARPA terminará como en los tiempos de Luis Echeverrí­a ílvarez, Óscar Brauer secretario de Agricultura, sembrando hortalizas en los patios de las casas urbanas y suburbanas y en las macetas.
Insólito: en el sexenio de Javier Duarte, la SEDARPA tení­a registradas un aproximado de quinientas organizaciones campesinas, muchas de ellas integradas por una familia completa que para azuzar al gobierno contrataba a los vecinos para marchar en Xalapa en la protesta social exigiendo recursos oficiales.

BALCONES: El transtatarabuelo, el tatarabuelo, el abuelo y el padre fueron campesinos. Y siempre vivieron en la pobreza y la miseria. Siempre, sembrando maí­z y frijol, por un lado, para el autoconsumo y garantizar la dieta alimenticia de tortillas y frijolitos, y por el otro, para vender la mitad y tener dinerito para otros menesteres.
Pero los hijos empezaron a huir del campo. Y de pronto, ya estaban de migrantes sin papeles en EU.
Y habituados a trabajar “de sol a sol” en el surco hallaron tierra fértil en el otro lado. Y fueron contratados en los ranchos. Y les fue bien.

PASILLOS: Y comenzaron a llevarse a otros hermanos y de pronto, los padres ya estaban en el otro lado, con ellos, viviendo en el rancho agrí­cola donde laboraban.
Y la familia completa “quemó sus naves” en el pueblo, y es la historia resumida de norte a sur y de este a oeste de Veracruz y sin ninguna duda en el resto del paí­s.
El gran fracaso de la polí­tica agropecuaria y la polí­tica económica, juntas, para el colapso social.

VENTANAS: Con tantos vientos huracanados en contra, en los campos solo están quedando los indí­genas y los campesinos valientes y los pudientes.
Y “mientras los cultivos se están secando y las vacas están muriendo”, y los malandros robando cargamentos de animales y consumando más secuestros exprés y los lí­deres charros “ordeñando la vaca” de la SEDARPA, la dependencia alimentaria sigue arraigándose.
En las ciudades se consume tilapia oriental y tomates y chiles de otras latitudes geográficas y arroz de Vietnam…