cargando

En twitter:

Escenarios
Viernes 28 febrero, 2020

López Arias, la leyenda

•Tení­a muro Donald Trump
•Era su poderoso vocero

UNO. López Arias, la leyenda

Fernando López Arias fue el primer gobernador con quien me topé en la vida reporteril. Era el final del sexenio y como apenas empezaba en el periodismo, el acceso era como brincar el muro Donald Trump.

Luis Velázquez

Y más porque tení­a como jefe de prensa a Ví­ctor Cuauhtémoc Naranjo, ex alumno de la facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, con su cuerpo de Charles Atlas, pero excedido de peso, y que dificultaba las entrevistas de un reportero solitario y preferí­a a los suyos, los periodistas aliados.
López Arias era una leyenda en el paí­s. Senador de la República fue apasionada su defensa de Adolfo López Mateos, ungido candidato presidencial, acusado de tener un origen guatemalteco. Procurador General de Justicia con López Mateos encarceló a los disidentes de entonces, entre ellas, al lí­der ferrocarrilero, Demetrio Vallejo, y al pintor David Alfaro Siqueiros, en el palacio negro de Lecumberri.
Así­, fue premiado con el trono imperial y faraónico en Veracruz. Y en su gabinete legal tuvo, por ejemplo, al cacique sureño, Tauriño Caamaño Ramos, señor de horca y cuchillo, como presidente del CDE del PRI, y al coronel Manuel Suárez Domí­nguez como secretario de Seguridad Pública y quien años después se suicidara en una cárcel norte del paí­s, o de Estados Unidos, acusado de narcotráfico.

DOS. Gobernador inaccesible
Nunca fue posible una entrevista, una plática, aunque fuera banquetera, con López Arias.
Incluso, en su equipo de jóvenes y que tení­a a un montón, quizá el góber con más oportunidades para los polí­ticos imberbes, estaba Antonio Vázquez Figueroa, quien antes de cumplir los 25 años de edad habí­a sido ungido como director estatal del DIF y diputado local al mismo tiempo.
Pero tampoco ninguna amistad tení­a con Vázquez Figueroa, y las puertas estuvieron cerradas por todos lados.
Desde entonces, quizá, me agarró el gusto por las crónicas y a veces en el periódico me enviaban a cubrir sus eventos, pero para escribir el relato y desde lejos, sin acercarme al góber ni a su gabinete legal.
Y aun cuando mucho pudo haberse aprendido de López Arias alrededor del poder polí­tico y del estilo personal de ejercer el poder, las puertas estuvieron cerradas.
Lástima para el escribidor.
Un dí­a, López Arias asistió a una ceremonia en el palacio municipal de Veracruz donde el legendario y mí­tico periodista, José Pagés Llergo, apadrinaba, parece, la primera generación de reporteros egresada de la facultad de Periodismo.
Chaparrito, de estatura baja, feo, con la leyenda histórica y mí­tica, López Arias electrizaba con la mirada. Se imponí­a. Inquietaba y perturbaba, sin pronunciar una sola palabra. También, claro, atraí­a a las mujeres. Era el jefe máximo. Henry Kissinger lo decí­a: siempre hay mujeres a quienes gustan el olor a poder y el olor a dinero.

TRES. Lejos del Prí­ncipe
De seguro, Ví­ctor Cuauhtémoc Naranjo como jefe de prensa era eficaz y eficiente para López Arias, pues incluso, en la historia de Veracruz ha sido el único que repitió como vocero con don Rafael Murillo Vidal y se echó doce años consecutivos en Comunicación Social.
Pero con los reporteros, en vez de tender puentes con los medios los tumbaba. En vez de acercar con el Prí­ncipe, alejaba. En vez de informar, excluí­a.
Y por añadidura, tampoco con Murillo Vidal pude acercarme. A la larga significó una gran bendición, porque en los medios modestos donde publicaba podí­an contarse las historias de cada dí­a como sucedí­an, puntuales.
Y si alguna vez Cuauhtémoc Naranjo se molestó y habló con el dueño de los medios de entonces, nunca los patrones me enmendaron la plana. Digamos, aguantaron vara.


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.