y nada pasa.
También siguen luchando por despenalizar el aborto y nada pasa.
Organizan caminatas en las ciudades del paí­s reclamando sus legí­timos derechos y nada pasa.
Participan en marchas y se les filtran enmascaradas y desde el poder público las satanizan.
Ahora, y mientras la senadora Lorena Villavicencio asegura que se trata de un genocidio y otros actores les llaman exterminio, el presidente de la república descubrió que el crimen de mujeres es un desastre social hijo del neoliberalismo.
En tanto otros aseguran que se debe al machismo, en tanto las elites eclesiásticas inculpan a las mujeres por la forma provocativa de vestir.
Pero…
Pero en Tlapacoyan, Veracruz, habrí­an encontrado una estrategia sencilla y común y al mismo tiempo efectiva y eficiente, como es la justicia por mano propia.
El domingo 16 de febrero, una población enardecida detuvo y asestó fenomenal madriza a un maestro de danza, acusado de pederastia.
Y “veinte y las malas” que el profe de danza jamás olvidará en su vida la madriza recibida, y por el contrario, quizá, acaso, cuando de nuevo intente ultrajar a menores de edad se detenga…

DOS. “¡Se lo bailan por cochinón!”
Fue en la tarde del domingo en las calles Ferrer y Rojano.
A, lo detuvieron. B, lo golpearon. C, lo amarraron de pies y manos. D, lo sentaron en la banqueta. Y E, avisaron a la policí­a.
Se salvó, claro, como en Soledad Atzompa de ser linchado y arrojado gasolina en su cuerpo y prendido fuego.
El maestrito se llama Diego Fortino “N”. Y aceptó tener relaciones sexuales con una alumna menor de edad.
Y que, incluso, la visitaba en su casa. Pero que los padres se oponí­an. Y los vecinos solidarios se encargaron de hacer justicia divina.
El periódico Notiver intituló la noticia de la siguiente manera:
“¡Se lo bailan por cochinón!”.
El maestro, sin embargo, insistió en que los padres lo sabí­an. Pero, bueno, ya lo dijo el profe Zenyazen (el profe Zen), secretario de Educación:
--Hay profesores que se hacen mártires.

TRES. Vivir a la defensiva
Los crí­menes de mujeres (tiempos prehispánicos con Huitzilopochtli, además del machismo, cuando todaví­a no existí­a el neoliberalismo de AMLO), y los abusos sexuales (el derecho de pernada, incluso) son tan viejos como la historia de la humanidad.
Y si Adolfo Ruiz Cortines otorgó el voto a las mujeres y que ya tení­a muchos años de andar en Europa y se reservó el legí­timo derecho de las mujeres a ser candidatas a un puesto de elección popular, la lucha femenina ha de continuar sin tregua para que sus derechos humanos sean reconocidos.
Pero además, con la buena voluntad social y polí­tica de los hombres, y más aún, de las elites polí­ticas.
Las activistas, por ejemplo, cacarean en sus marchas el grito universal de “Ni una más”, y sin embargo, cada vez más y más y más mujeres son asesinadas.
Y lo peor entre lo peor, en la impunidad la mayor parte de los crí­menes.
Y de ñapa, y sin ningún pudor, el góber jarocho de AMLO, el secretario General de Gobierno, el secretario de Seguridad Pública y la Fiscal asegurando que los feminicidios van a la baja en caí­da libre…
Solo queda, entonces, la justicia por mano propia.