Un loco en la historia
•Incendiaba libros
•La famosa raza pura...
EMBARCADERO: En el tiempo de Adolf Hitler, hacia 1940, parte sustancial de los alemanes aprendieron a odiar a los judíos, entre otras cositas, por la campaña de comunicación social del súper Ministro de Información, Joseph Goebbels... Y también, intimidados y azorados por la Gestapo, la equivalente a la CIA de Estados Unidos y la KGB de Rusia... Goebbels, por ejemplo, tenía a su cargo todos los medios de publicidad y propaganda, desde la prensa escrita y radiofónica hasta
Luis Velázquez
el cine y el teatro y la publicación de libros y las becas para intelectuales a cambio de adoctrinar a la población en contra de los judíos...
ROMPEOLAS: Y tan insólita resultó su operativo propagandístico que, por ejemplo, inculpó a los judíos de crucificar a Jesucristo en el Gólgota y la población lo creyó… Así, multiplicó su odio contra la población más desvalida y frágil de la historia bíblica… Memorable, imborrable y citable, por ejemplo, aquella escena de Goebbels emperifollado con su abrigo hasta los pies en el centro de una avenida importante en Alemania mirando el incendio de miles de libros escritos por judíos declarados instrumentos subversivos… Fue una tarde/noche, cuando la Gestapo y los agentes adscritos al Ministerio de Información secuestraron casa por casa y librería por librería todos los libros indeseables y que tiraron amontonados en la calle, rociaron gasolina y prendieron fuego…
ASTILLEROS: Goebbels tenía, por ejemplo, un departamento de literatura donde cada uno de los empleados revisaba los libros a publicarse y si los consideraban subversivos a la llamada raza pura, eran desechados, con el riesgo de perseguir a los escritores… También revisaban las obras teatrales a exponerse durante una temporada y si le ponían tache, también eran canceladas y los actores perseguidos y encarcelados… Nadie, claro, podía publicar un libro o exhibir una obra teatral o musical sin el visto bueno de Goebbels…
ARRECIFES: Es más, cuando las tropas hitlerianos se adueñaron de Francia, Goebbels operó el control de los intelectuales parisinos y aplicó la misma estrategia que en Alemania incendiando libros y revisando el contenido de las obras teatrales, musicales y pictóricas… Incluso, integraba equipos de escritores afines para llevarlos a Alemania y hablar maravillas de Hitler… Y viceversa, formaba equipos de intelectuales alemanes para meterse en la vida parisina…
PLAZOLETA: Y como en los tiempos difíciles y hasta pacíficos siempre hay traidores, muchos intelectuales (escritores, novelistas, cuentistas, poetas, maestros, filósofos, actores, directores de cine y teatro, reporteros, etcétera) preferían “tirarse al piso” de Goebbels antes, mucho antes de ser perseguidas, encarcelados, enviados a campos de concentración y asesinados… Todavía peor: solían traicionar a sus propios compañeros a cambio de un mendrugo, de vinos y licores, y desde luego, de una chamba asegurada… Cientos, miles de escritores fueron secuestrados y desaparecidos y nunca, jamás, volvió a saberse de ellos… Y desde luego, sus obras literarias condenadas al olvido…
PALMERAS: Por fortuna, parte de la población alemana fue generosa con los perseguidos y los escondió tanto en Alemania como en Polonia en sus casas y en departamentos casitas de campo, y en los sótanos construidos ex profeso… Y más, cuando a Goebbels le entró la locura de colgar en las calles a los judíos evadidos de los campos de concentración para intimidar a los contestatarios e inconformes… Y en contraparte, y solo para congraciarse con Hitler, Goebbels permitía que su esposa, madre de sus hijos, fuera su amante, y quien la visitaba de tarde en tarde en su propia casa, en tanto el súper Ministro de Información sacaba a sus hijos a pasear para felicidad de los amantes…
Fernando Zuñiga 25 Feb, 2020 - 14:16
Aún creen lo que cuentan los gringos!!