Vocero para los muertos
•Alguien que los defienda
•Mucha, demasiada impunidad
ESCALERAS: Los muertos de Veracruz necesitan un jefe de prensa. Un vocero que se mantenga firme al lado de su causa. Y de la causa social de sus familiares. Y es que la impunidad resulta insólita.
Por un lado, un tiradero de cadáveres. Y por el otro, el peor desaseo en la procuración de justicia en la historia local.
Es más, a primera vista pudieran entenderse, nunca justificarse, “los palos de ciego” de la Fiscal con tantos prófugos de la justicia.
Luis Velázquez
PASAMANOS: Por ejemplo, he aquí una lista mínima de los prófugos de la justicia de la Fiscal:
Uno, Jorge Wínckler, a quien instruyeron el proceso penal 296/2019.
Dos, ex el ex Procurador Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio.
Tres, el Fiscal de la Unidad de Procuración de Justicia en la yunicidad, Manuel Medel Hernández.
Cuatro, el ex Fiscal de Desaparecidos y fiscal regional de Xalapa, Luis Eduardo Coronel Gamboa.
Cinco, el titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Denuncias por Personas Desaparecidos, Roberto Mora Gil.
Seis y siete, los policías ministeriales, Sergio García Celis y Uriel Rodrigo González.
CORREDORES: En un reportaje en el Proceso número 2258 intitulado “La Fiscalía de Veracruz, salpicado por el narco”, el corresponsal y escritor, Noé Zavaleta, rinde cuentas de las órdenes de aprehensión que fueran expedidas en contra de los siete ex funcionarios y policías, y 5 meses después, ni fu ni fa.
Mejor dicho, la vergí¼enza, la incapacidad manifiesta sin saber dónde amanece.
Y, bueno, si tal cual anda la justicia con la Fiscal para capturar a los políticos y policías acusados de ilícitos, entonces, resulta lógico vislumbrar que la impunidad seguirá cabalgando como jinete del Apocalipsis en un Veracruz con el peor infierno.
Primer lugar en feminicidios. Primer lugar en secuestros. Tiradero de cadáveres a diestra y siniestra.
Insólito: en Coatzacoalcos están matando hombres en los moteles.
BALCONES: Por eso, la población civil de Veracruz asesinada (mujeres, niños, jóvenes, ancianos, policías, activistas, miembros de la comunidad sexual (crímenes de odio les llaman), taxistas y políticos y líderes partidistas) necesita de un jefe de prensa.
Mejor dicho, de muchos jefes de prensa para que entre todos, y más allá de que desde el lado oficial lo consideraran un Cartel de Reporteros, se empujara la carreta de la procuración de justicia.
La impunidad duele, angustia, indigna, encorajina, molesta, irrita, y al mismo tiempo, frustra, porque pasan los días y las noches y las semanas y los meses y Veracruz sigue convertido en un gigantesco charco de sangre, con muchos niños huérfanos y mujeres viudas y con más cruces en los panteones.
PASILLOS: Los malandros asesinan a una mujer y nada pasa. Y a un menor de edad, y tampoco. Y asestan un crimen de odio y queda archivado, quizá.
Y aniquilan a políticos y líderes, y solo queda la promesa del gobierno de Veracruz de que pronto, pronto, pronto, antes de que el gallito cante 3 veces, habrá detenidos y procesados y sentenciados y encarcelados el resto de sus vidas.
VENTANAS: Pero además de que muchos muertos, sobre todo las mujeres, corren el riesgo de ser victimizadas, la impunidad va cuajando como mala hierba.
Y ante la ola de violencia y la ola de impunidad solo resta esperar que los muertos de Veracruz tengan un jefe de prensa, un vocero, un Ricardo Flores Magón, Filomeno Mata, Francisco Zarco, Ignacio Ramírez, un Ignacio Manuel Altamirano.
Es el único camino digno para quienes se respeten como reporteros en un Veracruz truculento.