“¡Sí­, protesto!”, contestó el nuevo mandatario, cuya voz retumbó en la sala oficial que ocupa la legislatura en el puerto de Veracruz, sólo fue acallada por aplausos de diputados, de los nuevos funcionarios de su gabinete e invitados especiales que se amontonaron en el recinto.
Comienza un gobierno difí­cil. Los campesinos están hundidos en la pobreza y en la inseguridad, con hambre y sed de justicia. El campo está abandonado; los terratenientes y hacendados acaparan las mejores tierras y pagan unos mí­seros salarios a sus trabajadores quienes se ven en la necesidad de robar ganado y por eso son perseguidos. Los ricos, desesperados y dispuestos a aliarse con Manuel Parra para que los defienda porque éste ya les habí­a ofrecido protección, justicia o venganza.
El gobernador Tejeda ha decidido apoyar al campo. Es el principal promotor para fundar la Liga agraria que sirva de protección a campesinos y para ello ha dotado de armas a muchos de ellos para su defensa en contra de los terratenientes. Gobernador con carácter fuerte. Polí­tico recio que llega a la gubernatura con un equipo de hombres y mujeres preparados para que lo acompañen en su empresa.
Han pasado dos años de su administración. 1923 es la fecha establecida para crear la Liga de Comunidades Agrarias. Ese propósito ha avivado más el odio de los poderosos que reprimen sus deseos de lucha en contra de los campesinos.
En los primeros dí­as de 1924, Tejeda ha dispuesto que los poderes regresen a Jalapa y que la Legislatura ocupe el histórico salón “Venustiano Carranza” del Palacio de Gobierno para sesionar.
No pasaron muchos dí­as y el presidente de la República, Plutarco Elí­as Calles, se lleva a Tejeda y lo nombra Secretario de Comunicaciones y obras públicas. Después, Secretario de Gobernación, desde donde inventa su Guerra Cristera. Pero no deja de estar pendiente de lo que sucede en Veracruz, porque a quien ha dejado como suplente en el cargo, Gabriel Garzón, le informa todo.
Pasa rápido el tiempo. Las fuerzas vivas y las organizaciones polí­ticas piden su regreso a la gubernatura. Gana las elecciones y en su segundo perí­odo como gobernador 1928-1932 sigue arremetiendo a los clérigos, persiguiéndolos y destruyendo iglesias y éstos construyen túneles en donde ofician sus misas y sus rezos.
Los obreros y los hombres del campo le piden una Fundación financiera y todo les da.
Quiere ser presidente de México pero fracasa en su intento, pierde contra Lázaro Cárdenas. Éste lo enví­a de embajador a Francia. Mientras, los problemas agrarios se agravan y a la Liga de Comunidades Agrarias la deja dividida porque los matones y elementos corruptos que creó y que le serví­an como un aparato personal no tienen arraigo en la tierra como José Garcí­a Ochoa. De pronto aparecen los rojos tejedistas y los amarillos o blancos de Sóstenes Blanco para dirigir la Liga Agraria.
Todo esto se ha convertido en terreno fértil para Manuel Parra porque el desorden priva en el Estado.
Gonzalo Vázquez Vela que se desempeñó como secretario de Gobierno de Tejeda, es elegido gobernador por seis años, hasta l936. Pero el propósito de su gobierno es incrementar la educación y ha implementado un fuerte programa educativo olvidándose de los problemas de la inseguridad que existen y que requieren pronta atención.
Manuel Parra, feliz por la alianza y amistad que tiene con Vázquez Vela. Acrecienta su poder y fortalece el amasiato con la mayorí­a de terratenientes y hacendados, se acerca al nuevo gobernador para ponerse a sus órdenes. Es bien recibido en Palacio y se sella una vez más el pacto que han tenido…