Asesinados 24 policías
Da terror y horror, miedo "y miedo al miedo" (León Felipe), pánico y angustia y queda en el alma una profunda y dramática soledad cuando, por ejemplo, se lee en la prensa escrita que un policía más ha sido asesinado en Veracruz.
Al momento, veinticuatro en el tiempo de MORENA en el palacio principal de Xalapa.
Luis Velázquez
Todos, se deriva, en la impunidad. El último, en Potrero Nuevo, comunidad de Atoyac, el jueves 6 de febrero, en la colonia El Canal, allí mismo donde 48 horas antes fue ejecutada maestra de baile.
El policía asesinado se llama Lauro Cruz Cobix con veinte años de antigí¼edad en el servicio. Antes, había sido comandante en Huatusco y luego en Ixtaczoquitlán.
Desde luego, 24 homicidios de policías rebasan por completo la numeralia de la muerte.
El genocidio o exterminio de policías son palabras mayores porque ellos están entrenados para garantizar la seguridad en la vida y en los bienes, más, mucho más, en la vida, porque los bienes van y vienen... si vuelven.
Saben, claro, manejar pistolas y han sido entrenados en "el tiro al blanco". Y aun cuando están expuestos también conocen de la estrategia de la autodefensa para prevalecer. Y si en la guerra contra los carteles y cartelitos de Veracruz son asesinados en el intento, la población electoral, la ciudadanía, todos sin excepción, se sienten en automático descobijados, y lo que es peor, desprotegidos.
Nadie, entonces, ninguno de los 8 millones de habitantes de Veracruz, puede cantar victoria. Ni menos, festinar que ya la libró, así tenga escoltas la familia completa, tipos entrenados, digamos, para matar, en todo caso, para defender a los jefes y patrones.
"La muerte sigue teniendo permiso" diría Edmundo Valadés. A la vuelta de la esquina, la muerte acecha. Una bala perdida. Un secuestro. Una desaparición. Un crimen. Una fosa clandestina. Una pozoleada.
Y más, mucho más, cuando en los medios trasciende el asesinato de un policía.
HIJOS HUÉRFANOS Y ESPOSAS VIUDAS
Cada uno de los 24 policías ejecutados "con alevosía, ventaja y premeditación" han dejado hijos en la orfandad y esposas viudas y quizá, padres ancianos a la deriva económica y social.
Ojalá que el gobierno de Veracruz les garantice la pensión a los deudos. Y les ayude para una vivienda Infonavit, en caso de no tenerla. Y si se pudiera, hasta becas para los hijos. Acaso, y si fuera necesario, un empleo para la viuda.
En la orfandad total y en el olvido, por ejemplo, quedaron los 7 policías de Ursulo Galván desaparecidos en el sexenio sombrío, sórdido y siniestro de Javier Duarte, aquel que encumbrara a Veracruz como "el peor rincón del mundo para el gremio reporteril" y con quien las fosas clandestinas alcanzaran su relieve en el país y América Latina.
En Xalapa hubo varias marchas de hijos huérfanos y viudas de otros policías asesinados en aquel sexenio atroz.
Inverosímil, por ejemplo, que los mismos policías asesinaran a un compañero y luego arrojaran su cadáver en la barranca de la muerte conocida como "La aurora", en el municipio de Emiliano Zapata.
Los policías y los jefes policiacos y los políticos aliados de los carteles para desaparecer personas en el duartazgo.
Un Agente del Ministerio Público y su auxiliar, asignados en Cardel, secuestrados y desaparecidos y muchos meses después descubiertos sus restos en las fosas de Colinas de Santa Fe.
El secretario de Seguridad Pública de Duarte, Arturo Bermúdez Zurita, exclamando "¡Pinches periodistas!" cuando compareciera en el Palacio Legislativo y amenazando con la cárcel a un fotógrafo que tomara las gráficas de unas autodefensas en los Llanos de Sotavento y luego, glorificado por la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas a cargo, entonces, de Namiko Matsumoto, glorificada en la Comisión de Derechos Humanos.
Fue aquel tiempo rapaz para las corporaciones policiacas, pero ahora, con 24 policías asesinados en 14 meses y medio, la población se siente indefensa y desprotegida y de nada sirve "cuidarse unos a los otros" (alcalde de Xalapa) ni tampoco "ponerse a rezar" (arzobispo de Xalapa).
24 CRUCES EN EL PANTEÓN
El reportero Antonio Osorio Ojeda lleva la bitácora de algunos de los crímenes de policías.
9 de diciembre, 2018. Dos hombres, entre ellos un elemento de la Policía Federal, Andrés Vicente Felipe, de 28 años, y el carpintero Ezequiel León Luna, de 32 años, ejecutados en el interior de un bar, en el municipio de Coyutla.
14 de diciembre, 2018, dos agentes de la Policía Ministerial emboscados en Nogales y uno de ellos murió a manos de los criminales.
20 diciembre, un elemento de la Policía Estatal, Israel Rubio, El Azteca, asesinado a balazos por un grupo de delincuentes, que lo recibieron a tiros cuando llegaba a brindar auxilio, tras el reporte de robo a un cajero automático, en los bajos del Palacio Municipal de Medellín de Bravo.
26 de diciembre, el primer comandante de la Policía Municipal de Yanga, Edgar Hernández Blanco, ejecutado y su cuerpo encontrado en un camino vecinal, en medio de unos cañaverales, de la localidad Tamarindo, en el municipio de Cuitláhuac. Horas antes, había sido “levantado” por sujetos armados en la congregación Palmillas, municipio de Yanga, tras un enfrentamiento a balazos donde tres policías resultaron heridos.
4 de enero, 2019, un ex comandante de la Policía Municipal asesinado a balazos en la colonia Atalpa, en el municipio de Altotonga.
31 de enero, un policía de la Fuerza Civil asesinado y otros dos heridos en un enfrentamiento con delincuentes en la carretera federal La Tinaja-Ciudad Alemán, a la altura de una gasera, cuando trasladaban a un sujeto que momentos antes había sido detenido con un camión robado. Tras el enfrentamiento, el grupo criminal dejó abandonados cinco de once vehículos que llevaban.
3 de febrero, el comandante Deivi Rivera Guzmán asesinado en su vivienda de la colonia Progreso, de Xalapa. Era comandante de la banda de guerra de la SSP, y dentro de los cargos que había tenido se encuentra el de ex delegado de la corporación en la región de Papantla.
5 de febrero, el director de Seguridad Pública Municipal de San Juan Evangelista, teniente de la Secretaría de Marina-Armada de México, Mariano Rodríguez Pérez, muere en un hospital, tras haber sido herido a balazos por desconocidos, cuando viajaba en una camioneta en el barrio Villalta de Acayucan.
29 de marzo, ejecutada Blanca Patricia Alonso Hernández, elemento de la Policía Municipal en Platón Sánchez y quien se encontraba desaparecida luego de que aparentemente fue “levantada” por un grupo de sujetos armados.
11 de abril, una emboscada dejó un policía muerto y dos heridos en San Juan Evangelista tras el ataque armado de sujetos desconocidos en contra de elementos de la Policía Municipal, a la altura de la localidad La Cerquilla.
15 de abril, el ex comandante de la Policía Municipal de Soconusco, Julián Zárate Oropeza, de 43 años, asesinado a balazos, en el municipio de Acayucan. La víctima se encontraba en su automóvil esperando a su esposa e hijo, afuera de una guardería del barrio Zapotal.
26 de abril fue localizada asesinada la elemento de la Policía Municipal Acreditable, Zuleyma Bazán Lili. La víctima se encontraba en una casa que rentaba en el municipio de Chacaltianguis, en la Cuenca del Papaloapan.
4 de mayo, en Minatitlán, dos policías (José Reynaldo Antonio Arellano Plazas y Karlos Sammy Aubry Espinoza)y un civil (Eddy Paredes Rodríguez) murieron tras una persecución y enfrentamiento en la misma zona donde horas antes había sido aprehendido Adrián "N", alias "El Pelón", presunto autor intelectual de la masacre de 13 personas el 19 de abril.
11 de mayo, ejecutado el comandante de la Policía Municipal de Tezonapa, José Aurelio Ríos Avendaño, clave “Palma”, y su cuerpo encontrado a orillas de la carretera estatal Córdoba-Tezonapa, a la altura del lugar conocido como Kilómetro G29, en el municipio de Omealca. El jefe policiaco había sido “levantado” por un grupo armado la noche anterior.
22 de julio de 2019, tras 4 días de haber sido “levantada” apareció ejecutada una mujer policía, Guadalupe Peña Juárez, de 44 años, del municipio de Paso del Macho, flotando en las aguas del río Atoyac, a la altura de Potrero Nuevo. Ella vivía en Amatlán de Los Reyes.
21 de agosto, un elemento de la Fuerza Civil y una mujer fueron asesinados a balazos cuando viajaban en un automóvil sobre la carretera federal Xalapa-Veracruz, a la altura del puente peatonal de El Lencero, en el municipio de Emiliano Zapata.
HA MUERTO LA ESPERANZA SOCIAL
De acuerdo con Pitágoras, si en el primer año de MORENA en el palacio de Xalapa asesinaron a unos veinte policías, entonces, en el transcurso del sexenio matarían a unos ciento veinte, aprox. y promedio.
Para entonces, y de ser así, Veracruz estaría refundido en el rincón más profundo y oscuro y sórdido del infierno, allía donde se pierde la esperanza de brincar al purgatorio, camino, dice el relato bíblico y la oración, al paraíso celestial.
Y si hoy Veracruz se conserva en el primer lugar nacional en feminicidios, para el año 2024 lo será en América Latina.
Y también sucedería, digamos, con el primer lugar nacional en secuestros para derrotar a todos los países del continente.
Veracruz, entonces, y gracias a MORENA, en las grandes ligas de Iberoamérica, agregando, claro, los 23 políticos y líderes partidistas asesinadas y los 45 menores de edad asesinados y los veinte taxistas asesinados y los doce activistas sociales asesinados y los veintitrés miembros de la comunidad sexual asesinados como parte de los llamados crímenes de odio.
El peor escenario de la vida si se considera que 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz han sido declarados en la miseria y la pobreza por el INEGI y el CONEVAL.
Más medio millón de paisanos haciendo solo dos comidas diarias de tan jodidos que están.
Mas el millón de paisanos en Estados Unidos, migrantes sin papeles.
Más Veracruz en el primer lugar nacional en producción y exportación de trabajadoras sexuales que venden su cuerpo para llevar el itacate a casa.
Más uno de cada 3 jefes de familia llevando la torta a casa con el ingresito derivado del changarro en la vía pública.
14 meses y medio después de MORENA en la cumbre política, la esperanza ha muerto y ninguna lucecita alumbra el largo y sinuoso camino de espinas y cardos, la noche más negra en la historia local.
Noche sin esperanzas ni utopías, sin ilusiones ni quimeras, y en donde cada vez es más difícil ser felices porque si los policías son asesinados, entonces, la población queda y está a la deriva, expuesta a la muerte en la esquina.
Y peor, ya nadie puede vivir en libertad y con libertad.
Un secuestro, una desaparición, la muerte acechan, imperturbables en la impunidad.