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Diario de un reportero
Sábado 08 febrero, 2020

Periodistas incómodos

El Cartel del Palacio
•Cerca del Prí­ncipe


DOMINGO
Periodistas incómodos



Sea por el Internet con sus redes sociales, facebook, whatsapp y twitter. Sea por las tuitorreadas famosas de Donald Trump. Sea porque todo mundo “tira la piedra” desde el anonimato del ciberespacio. Sea porque se vale calumniar… pues algo queda. Sea porque se trata del invento más poderoso de todos los tiempos. Sea porque AMLO les llama “las benditas redes sociales”….El caso es que nunca como ahora, una parte sustancial de los políticos han integrado sus Carteles de Reporteros, aquellos que atrás de “los convenios chiquitos, muy chuiquititos” y del embute y hasta de cargos públicos, se “tiran al piso” del Príncipe y los Príncipitos para lanzar todo el lodo del mundo a los trabajadores de la información, digamos, incómodos e indeseables.
Y lo que ha resultado más insólito es que una parte de los reporteros, incluso, amigos, primero, se enfrentan -->

Luis Velázquez

y confrontan entre ellos para defender a su Prí­ncipe, y luego del desaseo de las palabras llegan al pleito fí­sico, mí­nimo, con la amistad de muchos años tronchada y quebrada.
En tanto, el Prí­ncipe feliz y dichoso con tantas pasiones desaforadas.

LUNES
Carteles de Reporteros

En el tiempo, por ejemplo, de los 9 meses del rafagueo de la dinastí­a polí­tica de MORENA en el palacio de gobierno en contra del ex Fiscal, el secretario General de Gobierno aseguró que tení­a un Cartel de Reporteros.
Y luego, una parte de ese llamado Cartel… también publicó que Erik Cisneros tení­a su Cartel de Reporteros, ocupados, además, de su defensa a ultranza, en denostar a los colegas del oficio, porque así­ el Prí­ncipe de Otatitlán y Esquipulas era feliz.
En otros tiempos, los Carteles de Reporteros también han existido. Pero cuando menos existí­a una regla de oro no escrita en el sentido de que los trabajadores de la información solí­an respetarse entre sí­ y nunca caí­an en la denostación.
Ahora, sin embargo, la pasión encendida los consume y los diaristas se rafaguean entre sí­ acaso, quizá, para amarrar su embute, pues en defensa del embute la patria misma ha de ofrendarse.
Y más en el tiempo de la austeridad republicana y la llamada por decreto “honestidad valiente”.
Y más, y cuando por ejemplo, tan evidente resulta que el gobierno de Veracruz ha abierto la puerta a los comunicadores deseosos de guardar la grabadora y el celular y cambiarla por el traje de burócrata para asumir, incluso, un cargo público.

MARTES
El Prí­ncipe, jefe máximo

Don Alfonso Valencia Rí­os, el maestro de muchas generaciones de reporteros, nunca escribió notas informativas en contra de algún reportero que tentado por el Prí­ncipe se sumara a su causa partidista.
Tampoco, ni siquiera en la plática privada, despotricaba contra alguno.
Ni mucho menos, lo denostaba, criticaba o evidenciaba, o lo peor, hablaba mal de ellos ante los polí­ticos encumbrados.
Don Alfonso siempre sostuvo que nunca el reportero es ni será noticia, pues los hechos de cada dí­a son sagrados y están por encima de todo y de todos.
Y si alguien le preguntaba sobre un reportero convertido en jefe de prensa de un polí­tico cambiaba de plática o se hací­a el omiso y el occiso o lo reconocí­a.
Y si se estaba en su bar preferido tomando un whisky su única respuesta era levantar el vaso y decir “¡Salud!” y pedir una ronda igual para todos.
Pero ahora basta, sin embargo, una pajareada en las redes sociales para leer los pleitos pasionales entre los Carteles de Periodistas defendiendo a su Prí­ncipe, y desde luego, rafagueando al periodista que lo esté criticando.
La pluma reporteril al servicio de las tribus polí­ticas que mejor paguen…, claro, con el dinero del presupuesto, nunca, jamás, de su bolsillo.

MIÉRCOLES
El Cartel del Palacio

Porfirio Dí­az y Francisco Ignacio Madero fueron más generosos con algunos reporteros.
Por ejemplo:
Si por un lado, el dictador porfirista acuñó su frase bí­blica de “Pan o palo” para los reporteros crí­ticos y adversarios y enemigos, por el otro, con recursos públicos financió la primera gran rotativa a un periódico, El Imparcial, propiedad de su amigo Rafael Reyes Spí­ndola.
En tanto, el primer acto democrático de Madero fue, primero, indemnizar a su familia a quienes la Revolución les habí­a expropiado sus haciendas, y segundo, financiar un periódico, Nueva Era, a su hermano Gustavo, Ministro sin Cartera, para revirar a los periodistas incómodos.
Plutarco Elí­as Calles, gobernador de Sonora, envió una carta a su amigo Alvaro Obregón, donde le decí­a que ya habí­an conquistado el poder presidencial pero necesitaban un periódico y fundaron “El Nacional”.
Y ahora, luego de que en el último año del sexenio, Enrique Peña Nieto gastara 13 mil 500 millones de pesos oficiales para los medios (la misma cantidad de Javier Duarte en su sexenio), AMLO aplicó la guillotina a la prensa escrita, hablada y digital, con grandes excepciones.
Con todo, el Prí­ncipe seduciendo a los medios. Y aun cuando todos los dí­as, en las mañaneras, el Prí­ncipe se lanza contra los reporteros conservadores, también tiene su Cartel.

JUEVES
Contar los hechos

En el Eclesiastés está descrita la esencia pura del trabajo periodí­stica. “Cuenten lo que vean”, dice.
Solo soy, decí­a don Julio Scherer Garcí­a, un reportero que cuenta hechos.
Soy, decí­a el cronista Ricardo Garibay, un reportero que cuenta lo que ve.
Nada, pues, de servir al Prí­ncipe del Palacio… a cambio del billete fácil y canonjí­as y privilegios anexos y conexos.
Nada, pues, de formar parte de un Cartel del Palacio para defender, por un lado, al polí­tico, y por el otro, destrozar la honra del reportero incómodo.
Es, claro, la teorí­a. El deber ser en un paí­s de virtudes teologales empeñado desde el Palacio Nacional en la resurrección moral tanto de polí­ticos como de los medios.
Pero una cosita significa el sueño, la utopí­a, la quimera social, y otra, mil años luz de distancia, la realidad real.
El presidente municipal de Medellí­n, Hipólito Deschamps, fue a España de vacaciones y se llevó a sus tuiteros preferidos, quienes, entre otras cosas, se ocupa de golpetear a AMLO.

VIERNES
Arrodillarse ante el Prí­ncipe

Cada magnate periodí­stico y Cartel de Reporteros tendrá razones para arrodillarse ante el Prí­ncipe.
A unos irá de maravilla para arriba en un sexenio, 2, 3, o 4. Otros, sin embargo, serán debut y despedida de un sexenio a otro.
En todo caso, cada quien elegirá entre el modelo Julio Scherer Garcí­a y el modelo Carlos Denegri.
Y el modelo Mario Renato Menéndez Rodrí­guez y el modelo José Pagés Llergo.
Alguna vez, Pagés Llergo, fundador y director del semanario Siempre! pronunció un discurso en graduación en la facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana y dijo, aprox:
--Han llegado ustedes a un camino donde se abren dos brechas. Una, es fácil, llena de flores y nardos, donde se sirve al Prí­ncipe, y otra, es difí­cil, llena de espinas y cardos y en donde el periodismo cuenta lo que sucede en la calle.
Entonces, el gobernador Fernando López Arias, con quien tení­a pleito comprado, pidió la palabra y le contestó así­:
--Niego que en la vida de los hombres haya dos caminos. Solo hay uno. El de la dignidad.


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