Lucha por los desaparecidos
Pregunta uno:
¿Los familiares de los desaparecidos de Ixhuatlán del Café, Ciudad Mendoza, Río Blanco e Isla en el último bimestre del año 2019 ya se resignaron a que sigan desaparecidos?
¡No!
Pregunta dos:
¿Los familiares de los desaparecidos ya se cruzaron de brazos confiando en un milagro de la Fiscalia?
Luis Velázquez
¡Tampoco!
Pregunta tres:
Los familiares de los desaparecidos tienen confianza en la Fiscalía General o la secretaría de Seguridad Pública para que les ayuden a ubicar a los suyos?
¡Menos, mucho menos!
Pregunta cuatro:
¿Los familiares de los desaparecidos habrán sido doblegados?
¡Caray, la pregunta ofende!
Pregunta cinco:
¿Se habrán unido los familiares de los desaparecidos a uno de los veinte Colectivos de Veracruz, integrados con padres con hijos desaparecidos?
¡Ni duda cabe!
Si en un principio los familiares de los desaparecidos efectuaron marchas y caminatas y plantones cargando cartulinas y lonas con las fotos de los suyos ¿será que ya desistieron de la resistencia pacífica?
¡Nunca jamás!
Desaparecidos de Ixhuatlán del Café:
Fernando José Trejo Aguilar, 18 años. Martín Flores Medina, 31 años, originarios del poblado Ocotitlán, de Ixhuatlán.
Familia desaparecida en Isla el 18 de noviembre:
Heriberto Ortiz Santos, 56 años. María de Jesús Octavo González, 40 años. Daniel del Carmen Ortiz Octavo, 23 años. Carlos Alberto Ortiz Octavo, 25 años.
Desaparecidos el 26 de noviembre, 2019, tianguistas originarios de Ciudad Mendoza. Los policías municipales de Ixtaczoquitlán, señalados de los autores de la desaparición forzada. En el trascendido, que el director de Gobernación ordenó la desaparición.
Daniel García Reyes. Joel Reyes Flores. Humberto Gil García. Ricardo Montesinos. Luisa Carrera Valdés. Jorge Reyes Flores. Jorge Alducín.
EL CORAZÓN LLENO DE DOLOR Y SUFRIMIENTO
En el sexenio de Javier Duarte desaparecieron a tres reporteros, además de los 19 asesinados.
El primero desapareció en el año 2011, y 9 años después, su caso en el limbo. Igual que el par restante.
En el año 2019, según las versiones de una ong desaparecieron trescientas personas, la dinastía marrón y guinda en la silla embrujada del palacio, aquella que según Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, el caudillo del sur, enloquece a todos.
Y todos los casos, en la impunidad.
Habría, entonces, de preguntarse si la familia desaparecida en Isla y los tianguistas en Ixtaczoquitlán están condenados a que sus secuestros queden en el olvido burocrático, sin que ninguna autoridad, ni por piedad ni misericordia, se ocupe de buscar una pista, un indicio, un rastro.
Todo parece indicar que así fue en el duartismo y en la yunicIdad y también será, parece, en el sexenio de MORENA en Veracruz.
El corazón humano se llena de dolor y sufrimiento y de tristeza y ternura y de angustia y soledad cuando se miran a los familiares buscando a los suyos, sin que ninguna lucecita alumbre el túnel del desencanto y la desesperanza en el camino tan largo y lleno de cruces y de espinas y cardos.
Los desaparecidos fue el gran pendiente en el siglo pasado en América Latina cuando los generales ejercían el poder.
Y en el país cuando la llamada guerra sucia y en el movimiento estudiantil del 68.
Y todavía, y por desgracia, ahora.
Y por más y más que las tribus políticas encaramadas en el poder "se rasguen las vestiduras" por los derechos humanos se trata de un fuego pirotécnico, un elemento distractor, "una tomadura de pelo".
Según ellos, los desaparecidos... desaparecidos están, y ni modo, son los daños colaterales diría Felipe Calderón Hinojosa.
OíDOS SORDOS A LOS RECLAMOS SOCIALES
Los Colectivos protestan por los suyos y el silencio oficial.
Protestan los familiares de los desaparecidos en caminatas y plantones, sin ningún resultado.
Se inconforman en foros y la indignación crónica cae en el vacío.
Hacen declaraciones mediáticas y nadie los escucha ni considera.
Tocan puertas en Palacio Nacional y como si nada, y si acaso, el subsecretario de Gobernación encargado de los Derechos Humanos viaja a Veracruz y apapacha a los dolientes.
Los familiares y Colectivos, juntos, documentan la larga lista de cadáveres en los SEMEFO esperando la prueba ADN para su identificación y de nada sirve.
El gobierno de Veracruz "baja el cielo y las estrellas" vendiendo esperanzas a los dolientes y las semanas y meses caminan y la esperanza se estrella en la realidad adversa.
Y a pesar del desaliento, los agraviados siguen buscando y buscando a los suyos, vivos o muertos.
Y en ningún momento se trata de un estilo de gobernar tipo PRI, tipo PAN, tipo PRD o tipo MORENA.
El desdén y el menosprecio, la indiferencia y el valemadrismo son generalizados.
Casi casi como si el sol y la luna aparecen cada día y noche, también la vida diaria se traga a los secuestrados y desaparecidos.
Entonces, la autoridad exclama como el personaje literario de Carlos Fuentes Macías de que "¡Aquí nos tocó vivir y qué le vamos a hacer!".