La graciosa huida
•Intimidar a medios
•Un torero en el Palacio
DOMINGO
Graciosa huida
El góber jarocho de AMLO tiene otro estilo personal de ejercer el poder. Como ningún otro antecesor, como ningún otro polÃtico, suele huir, cuando enfrenta vientos huracanados.
Huyó, por ejemplo, cuando en Soteapan, los campesinos enfurecidos por la presa Yuribia le reclamaron obra pública pendiente.
Huyó en Orizaba, cuando se reunÃa con los familiares de los desaparecidos de Ixhuatlán del Café, Ciudad Mendoza y RÃo Blanco, la mayorÃa tianguistas, y salió por la puerta trasera del hotel.
Y huyó de los reporteros en Tierra Blanca cuando le preguntaron sobre los policÃas acusados de asesinar a un anciano y su nieta de once años de edad, incluso, y hasta con el tiro de gracia, en Atzalan.
Huir, pues, digamos, quizá, soñando con que los problemas se resuelvan solitos, por viejos, igual, igualito que fue el estilo personal de gobernar de don Adolfo Ruiz Cortines.
O en todo caso, esperar que otros los resuelvan.
Luis Velázquez
Incluso, la dirección de Comunicación Social del gobierno de Veracruz quiso solucionar el forcejeo el miércoles 15 de enero en Tierra Blanca cuando luego de la huida del jefe de jefes, los fotógrafos oficiales tomaron gráficas a los reporteros incómodos preguntando sobre Atzalan.
LUNES
El duartazgo vive
En repetidas ocasiones, la oficina de Comunicación Social ha salido en defensa del góber de AMLO.
Y la única estrategia es tomar fotos a los trabajadores de la información incómodos e indeseables como una medida para azuzar.
Incluso, hasta preguntando el nombre de cada diarista y el medio al que pertenecen, se ignora si para quitarle el convenio “chiquito, muy chiquitito”, o de lo contrario, para seguirlos dejando fuera del paraíso terrenal, pues con todo y ser arreglos “chiquitos” alcanzan “para pagar la nómina” como dijera un director.
En el duartazgo, los voceros de Javier Duarte aplicaban la misma estrategia. Uno, intimidaban a los periodistas incómodos tomándoles fotografías. Dos, los satanizaban en las redes sociales. Y tres, lanzaban a uno que otro columnista en contra de ellos y del medio.
Ahora, cuando la izquierda aglutinada en MORENA, la táctica duartista sigue reproduciéndose.
Por un lado, el góber huye de los vientos huracanados, y por el otro, su equipo de prensa se lanza contra los reporteros.
MARTES
Enfrentar los vientos huracanados
Nunca Fernando Gutiérrez Barrios, Fernando López Arias y Dante Delgado Rannauro, el trío de ex gobernadores más respetados en la historia de finales del siglo XX, por ejemplo, huyeron de los vientos adversos. Los enfrentaron. Aclararon paradas. Dieron soluciones.
Y menos, mucho menos, intimidaron a los reporteros. Menos, con el registro fotográfico de cada uno de ellos.
Los 3 ex mandatarios fueron priistas. El actual es de izquierda, dice.
Y si del priismo al morenismo hay, parece existir, quizá, una distancia kilométrica, años luz, huyendo de los conflictos, nada se arregla. Y por añadidura, el góber queda mal.
Y más, cuando hay un presidente de la república que en cada conferencia mañanera en Palacio Nacional entra a los toros. Y los agarra por los cuernos. Y los embiste. Y desafía.
Sean quienes sean.
Lo mismo con “la mafia del poder” como con políticos y ex políticos y magnates y reporteros de los medios.
Incluso, ha quitado su discurso a las iglesias predicando desde el púlpito presidencial sobre algunos de los Diez Mandamientos para que nadie en el país robe, mienta ni asesine.
El góber jarocho, por el contrario, huye y huye.
MIÉRCOLES
El torero del Palacio
Curioso, indicativo y significativo:
Mientras el góber apuesta a la graciosa huida para solucionar pendientes, el secretario General de Gobierno torea y de frente.
Si tiene razón o está equivocado, es otra cosita. Pero al momento se ha enfrentado, por ejemplo, con uno que otro diputado local, y hasta de MORENA.
Y ha declarado la guerra a uno que otro presidente municipal.
Y a diputados federales.
Y desde luego, tiempo memorable aquel cuando fue el más encendido en contra del exfiscal Jorge Wínckler Ortiz y el exfiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio.
Y ni se diga contra Miguel íngel Yunes Linares.
Es más, hasta descubrió un Cartel del Fiscal integrado por reporteros.
Quizá, igual que el Cristo Negro de Otatitlán y de Esquipulas, gusta de sacrificarse en el Gólgota jarocho.
Acaso tendrá un temperamento de peleador callejero y está convencido de que con los guantes puestos abona a la creación y recreación de un Veracruz próspero y con justicia social para todos.
Quizá tenga un carácter diferente al góber de AMLO y la vida le haya sido generosa y fructífera con los guantes puestos en un oficio como la política donde siempre ha de sumarse con templanza, serenidad y cordura.
Nunca, claro, huyendo.
JUEVES
Peligroso triángulo
Hay, entonces, un triángulo riesgoso en el Veracruz de MORENA.
Primer triángulo, un góber huyendo de la realidad.
Segundo, una población cada vez más contestataria y que, incluso, apuesta a hacerse justicia por mano propia ante el tsunami de violencia, inseguridad, incertidumbre y zozobra.
Y tercer triángulo, una prensa crítica, que en la mirada oficial alimenta, retroalimenta y abona el caldo social, quizá, digamos, porque la dejaron fuera de “los convenios chiquitos, muy chiquititos”.
Y en tales circunstancias ni con la bolita de cristal pudiera intuirse el desenlace para que los 8 millones de habitantes de Veracruz mejoren su calidad de vida, sobre todo, los 6 millones declarados por el INEGI y el CONEVAL en la miseria y la pobreza, medio millón haciendo solo dos comidas al día, y mal comidas, dada la precariedad que viven y padecen.
Desde los tiempos romanos y griegos, los teóricos del derecho aseguraban que la tarea primordial de un político y de una dinastía política es chambear para garantizar la felicidad de la población, siempre, claro, con la unidad de los sectores sociales y productivos.
Y luego de 78 gobernadores, Veracruz, un estado pródigo en recursos naturales, habitado por gente pobre y en la miseria.
VIERNES
Veracruz pierde
Vamos, sin embargo, al abismo social.
Nada gana la población en su calidad de vida cuando un gobernador huye.
Ni tampoco, quizá, gana la población cuando se vuelve contestataria, salvo y de manera excepcional como en Soledad Atzompa donde lincharon y prendieron fuego a un sexteto de malandros y en el Valle de Uxpanapa donde lincharon a un marido que pegara un tiro por la espalda a la esposa y en la ciudad de Veracruz donde los vecinos de colonias populares han detenido, golpeado, semidesnudado y atado y dejado en la vía pública a pillos y ladrones y violadores.
Ni tampoco gana la prensa cuando se vuelve crítica porque, y por ejemplo, denuncian y denuncian hechos y nunca existe una respuesta social de la clase gobernante en turno, y por el contrario, los abusos y excesos del poder siguen, imparables, igual en tiempo de la derecha y del centro que de la izquierda.
El objetivo social queda diluido. Y como en el caso, Veracruz, toreando el hambre y el desempleo y el subempleo y convertido en un tiradero de cadáveres donde los carteles son los dueños del día y de la noche y una larga, kilométrica lista de desaparecidos y fosas clandestinas.