Los muebles de la sala, los muebles de las recámaras, los muebles del comedor y el antecomedor, los muebles de la biblioteca, todos, con piel humana…

ROMPEOLAS: Incluso, entre ellos alardeaban de tener la mejor piel humana… de judí­os… Y sobre todo, de niñas y adolescentes y señoritas judí­as… Y bonitas, belleza plena… Peor aún: alardeaban que en los muebles de la sala les habí­an tocado la parte del cuerpo humano correspondiente a los senos y a las pompis y que poco a poco, de tanto sentarse, se les habí­an ido borrando los pezones… Y peor, hasta las mujeres alemanas, esposas e hijas de los generales, festinaban lo que creí­an un privilegio superior de la vida…

ASTILLEROS: Himmler fue uno de los peores carniceros de Hitler… Alcanzaba la dicha matando judí­os, enviando al mayor número a las cámaras de gases donde, refiere la historia, fueron asesinados 6 millones… Además, de los judí­os que Hitler fue ordenando su muerte en el camino de Alemania a Rusia… Los judí­os, por ejemplo, de Parí­s, y los judí­os de España… Himmler, sin embargo (algunos historiadores aseguran que era un hombre culto), llegaba en la madrugada a su mansión, y entonces, y para entrar, se quitaba las botas y caminaba de puntillas para evitar asustar o despertar a los pajaritos que su esposa tení­a en sus jaulas…

ESCOLLERAS: Pero con todo, Himmler era un hombre perverso… Por ejemplo, con sus amigos se iban a los baños sauna donde todos entraban desnudos… Y cuando el vapor estaba a lo máximo, los amigos, que solí­an llevar unos látigos, lo agarraban a latigazos tanto en la espalda y las nalgas y desde luego, a petición del general carnicero de Hitler… Himmler, feliz, carcajeaba tratando de evadir los latigazos… Luego, los amigos lo correteaban a latigazos en el cuarto del baño sauna hasta que el general se tiraba a un rí­o cercano para evitar la tortura que tanto le agradaba…

PALMERAS: Pero al mismo tiempo, todos ellos eran cobardes… Por ejemplo, derrotados en Rusia, Adolf Hitler le pegó un tiro a su esposa, Eva Braun, recién casados luego de tantos años de amasiato, y luego se suicidó… Su Ministro de Información, Joseph Goebbels, primero, cobarde al fin, ordenó a su esposa que envenenara a sus hijos que estaban dormidos… Les abrió la boca y les introdujo el veneno… Luego, Goebbels le pegó un tiro a su esposa y después se suicidó para evitar así­ la furia de los rusos…

PLAZOLETA: Varias tardes de cada semana, Hitler llegaba a la mansión de Goebbels…Entonces, Goebbels subí­a a sus 6 hijos a su automóvil y se iban a dar la vuelta, en tanto Hitler y su esposa se encerraban en su cuarto de estudio “asegún” porque le tocaba el piano, aun cuando era su amante, con el visto bueno del marido… Simple y llanamente, vendí­a a su mujer para seguir usufructuando las mieles del poder… Todaví­a más: Goebbels salí­a de la mansión y se cuadraba y levantaba la mano derecha y exclamaba: “Heil, Hitler”, y dejaba que se acostara con su esposa…