Historias de dolor
•Los judíos y los nazis
•Crónica de Malaparte
EMBARCADERO: Ningún escritor retrata el sufrimiento de los judíos en la Segunda Guerra Mundial como Curzio Malaparte con su libro Kaputt...Enviado especial, sus crónicas están integradas en uno de los libros mejor escritos, quizá el mejor, en la historia de la humanidad...Conjunta el dato descarnado con una prosa bellísima que ni siquiera, vaya, alcanza Richard Kapusckinsky...Incluso, tampoco Gabriel García Márquez, considerado por don Julio Scherer García el mejor periodista
Luis Velázquez
de su tiempo…El libro merece releerse 2, 3 veces más para disfrutar el viaje maravilloso y alucinante de su prosa…
ROMPEOLAS: Hay un capítulo donde cuenta la historia de las jóvenes y bellas muchachas judías acuarteladas por los comandantes militares en un burdel donde en el día se ocupaban con unos cincuenta hombres, todos alemanes… En la mañana y la tarde, puros soldados, y en la noche, los oficiales… Eran chicas de unos 18 a 20 años y que cada veinte días eran cambiadas, pues a los 20 días, como dijera una de ellas a Malaparte, “uno se vuelve aquí un espectro”…
ASTILLEROS: Un día, un comandante alemán decidió poner un burdel en su jurisdicción y decidió reclutar a las mujeres del pueblo… Pero en el pueblo solo quedaban mujeres deshechas, huérfanas, viudas, y según el militar nazi, feas… Entonces, ordenó a un batallón que reclutara a judías en los pueblos vecinos y el batallón se lanzó a cumplir la tarea… Y durante dos días juntaron a las primeras veinte y las encerraron en un congal para ofrendar el servicio de su cuerpo de manera gratis para los soldados como una especie de servicio social… A ninguna, pues, le pagaban… Y como la chamba era tan intensa, a los 20 días ya las consideraban una piltrafa humana y las cambiaban… Y otra vez, el reclutamiento de muchachas judías…
ARRECIFES: Hay otro pasaje siniestro y sórdido… Y sombrío… En un pueblo un tren alemán hizo alto… Y en los vagones habían acomodado como sardinas a un montón de cadáveres… Incluso, de pie, para que cupieran más… Y entre las rendijas se veían las caras y hasta los ojos de los muertos… Entonces, el comandante se acercó para inspeccionar, pero sin advertir que estaban muertos… Y ordenó a los soldados que abrieran a base de culatazos los vagones para someter a los hombres y mujeres…
PLAZOLETA: Y cuando los soldados abrieron los vagones del tren decenas, cientos, miles de cadáveres cayeron encima de los soldados… Todos, cuerpos de judíos asesinados y que eran transportados a las fábricas para bañarlos con químicos y desaparecer los restos… Había un comandante perverso, ruin y miserable… Por ejemplo, ordenaba que los cadáveres de los judíos fueran amarrados a unos judíos vivos… Uno por uno, en parejas… Y así los mantenían durante días y noches atados desde el pecho hasta las piernas, primero, como una forma de tortura y tormento, y segundo, para que nadie se liberara… Es decir, la perversidad siniestra de la vida…
PALMERAS: Un general alemán casó con una judía italiana muy bella, bellísima, de veinte años… Y se la llevó a Alemania… Y en Alemania, la italiana conoció de las atrocidades de los militares nazis contra el pueblo judío… Incapaz del sufrimiento de los suyos, la italiana se suicidó tirándose del quinto piso del edificio donde vivían… El general fue informado y cuando llegó a su casa, y aun cuando la esposa estaba muerta la agarró a tiros, indignado, encabritado con la incapacidad de su mujer para el dolor… “Las alemanas, exclamó, están hechas para entender y comprender la lucha nazi”…