Muchos años después, cien, mí­nimo, aquel sistema polí­tico describe a imagen y semejanza el mismo que ahora se vive y padece con todo y la República Amorosa y la Cartilla Moral y la cosita esa llamada la 4T…

ROMPEOLAS: Escribió Bulnes… El polí­tico, el funcionario público, cualesquiera sea su nivel, “el burócrata esclavo vive con el fantasma de su destitución… Y está obligado a sobresalir en servilismo para sostener su nombra en la lista de la cofradí­a de los amigos incondicionales del caudillo… Tiene que ceder por lo bajo 30% de su sueldo para las “cuelgas” del señor presidente, de su ministro, de la esposa, los hijos y los yernos, y aun de la concubina de su excelencia… Sabe, incluso, que solo es posible conservarse en el cargo público adulando y delatando a los demás”…

ASTILLEROS: Así­ fue el sistema polí­tico en el siglo pasado y así­ es hoy… Por ejemplo, el profesor y consultor constitucionalista en el Congreso federal y gobiernos estatales, asesor jurí­dico que fuera de AMLO, el presidente de la república, maestro Elisur Arteaga Nava, dice que la Suprema Corte de Justicia de la Nación “está con el presidente hasta la ignominia” (Proceso 2248, Jorge Carrasco Araizaga)…

ARRECIFES: Dice: “Aquí­, los Ministros de la Suprema Corte tienen temor de lo que sucedió en 1994, cuando desde el Ejecutivo se reformó el Poder Judicial y se redujo de 21 a once el número de ministros”… Y más cuando plantea que AMLO “ha violado la Constitución y cuando no ha podido violarla ha reformado su texto… En su actuación desde presidente electo ha quedado claro que si la ley le ayuda, la respeta, y si no, la cambia. Y si le obstaculiza, la ignora. Y si considera que lo que hay no le basta, entonces, cambia la Constitución”…

PLAZOLETA: Escribió Francisco Bulnes… “En el pensamiento del César (Porfirio Dí­az) estaba aterrorizar al paí­s… Y si era posible, al mundo… La diarrea verbal de los aduladores (igual, igualito hoy) se convertí­a en doctrina patriótica de alta teologí­a dogmática inmoral (los chairos y los llamados Siervos de la Nación)… Era preciso, para la existencia de la nación, conservar a todo trance al hombre que la habí­a hecho y que sin él perecerí­a en las flamas y pedradas de la anarquí­a” (hoy les llamaban conservadores en las conferencias mañanas de cada dí­a)…

PALMERAS: En el México de entonces, un polí­tico desempleado declaró una y otra vez que Porfirio Dí­az “nunca habí­a de morir”… Y “tres dí­as después recibí­a el nombramiento de un empleo en el que jamás habí­a soñado por lo pingue del sueldo”… Claro, aquel polí­tico fracasó en su profecí­a porque el viejo dictador fue exiliado y murió en Parí­s en su exilio otoñal… Pero en cambio, el polí­tico que se le tiró al piso (y de fea manera diciendo que era inmortal) se mantuvo en el cargo… Así­, y como rezaban las pelí­culas de blanco y negro en el siglo pasado “cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia”, pues en el México de hoy se reproduce con fidelidad la misma práctica porfirista “en el paí­s de un solo hombre”…