Narcos en México
•Filme de Netflix
•Papelazo de Diego Luna
UNO. Orígenes de los capos
En Netflix está la película “Narcos México” con Diego Luna (quien interpreta al padre de los capos Miguel íngel Félix Gallardo) y Joaquín Cosío (a su discípulo Ernesto Fonseca).
El filme cinematográfico pincela los orígenes de los carteles en el país
Luis Velázquez
cuando Félix Gallardo iniciara y tenía como alternos y alumnos, apenas, apenitas, unos chicos imberbes, a Rafael Caro Quintero, Amado Carrillo, Pablo Acosta, Pedro Avilés, Gabino Salcido, René Verdugo y Joaquín Guzmán Loera, El chapo, y quien era un simple y sencillo chofer del capo Pedro Avilés.
DOS. Policías, sus aliados
De acuerdo con la película fue aquel el tiempo cuando, cierto, los capos se mataba entre ellos sin asesinar a la población civil ni tampoco sembrar el terror y el horror en los pueblos.
Quizá, porque como comenzaban los policías municipales y estatales y los políticos, incluso, hasta los gobernadores, eran sus socios y cómplices, sin mayor trascendencia.
Más todavía, insólito, cuando hasta los jefes máximos de la Dirección Federal de Seguridad eran sus aliados y compartían ganancias a cambio de que la policía federal les diera protección y seguridad para el transporte de la droga a Estados Unidos.
TRES. El jardín del Edén
La película se centra en la historia alterna de Félix Gallardo y el agente de la DEA, Kiki Camarena, asignado en Guadalajara, Jalisco, y que fuera el desarrollo y auge del primero.
Así, uno y otro van creciendo en el filme hasta que de plano, Camarena se vuelve incómodo e indeseable para Félix Gallardo, y ni modo, solo le queda asesinarlo.
Fue con ellos cuando empezó el narco en Sinaloa, definido “el jardín del Edén” para la siembra y distribución de la marihuana.
TRES. OPEP de la droga
Fue en el siglo pasado en el segundo tramo y cuando en treinta años acumularan un total de 300 mil muertos.
Tiempo cuando la policía simulaba que nada pasaba.
Y cuando la DEA aseguraba que la policía federal en México estaba podrida.
Y cuando Félix Gallardo, un ex policía muy hábil, formó la OPEP de la droga aliados los carteles convenciendo a todos y cada uno para traficar la droga en el país vecino que ahora con Donald Trump pretende declararlos terroristas, igual que los talibanes, para así lanzar al ejército norteamericano en búsqueda de ellos.
CUATRO. Carteles, como las cucarachas
En la película, un jefe de la DEA dice que los carteles “son como las cucarachas que por más y más se maten siempre vuelven”.
Y por eso mismo, pareciera que son más poderosos que todas las Fuerzas Civiles y las Policías Federales y la Guardia Nacional.
Y más porque llevamos décadas de corrupción institucional como le denominan en la película y ni modo, y por desgracia, de tener esperanzas de que en un sexenio, el de AMLO, los carteles desaparezcan o le bajen a base de una política “de besos y abrazos” en vez de balazos.
Y cuando, vaya paradoja, quizá la solución sería que el ejército de Estados Unidos entrara a México pues tantos niños huérfanos y mujeres viudas y tantas matanzas de civiles resulta intolerable.
CINCO. Caro Quintero, moneda de cambio
Diego Luna y Joaquín Cosío, toda una revelación cinematográfica, alcanzan uno de sus papeles estelares en Netflix.
La película está vigente contando una historia vieja, porque un discípulo de Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero es solicitado por la DEA para ser juzgado en Estados Unidos por el secuestro y crimen de su agente, Enrique Camarena Salazar.
Un juez federal negó la solicitud de extradición.