Por ejemplo, el lunes 25 de noviembre, en el mercado Universidad Veracruzana del puerto jarocho, un hombre intentó ultrajar a un niño de 3 años, y cuando los locatarios lo advirtieron a tiempo por fortuna lo detuvieron.
Y le dieron una madriza que nunca olvidará.
Y cuando estaban a punto del siguiente paso, digamos, el linchamiento, otros habí­an avisado a la policí­a y llegaron a tiempo para evitar que muriera colgado de un árbol y/o hasta achicharrado.

PASAMANOS: Un año después de la era de MORENA en el palacio de Xalapa, y dos años después del tiempo panista en el Ayuntamiento jarocho, la incertidumbre ha cuajado en el corazón social como el testimonio de una población enardecida.

CORREDORES: En Soledad Atzompa, los vecinos detuvieron, lincharon y prendieron fuego a un sexteto de malandros, presuntos secuestradores de profesores, y al momento, hace un año, ningún detenido, digamos, por disolución social, pues si lo hicieran se encenderí­a la sierra de Zongolica.
En el Valle de Uxpanapa, los vecinos detuvieron y lincharon a un hombre que baleara a su esposa por la espalda y luego falleciera en el hospital.
En Jáltipan, un ganadero tomó la escopeta para cazar conejos y mató a un trí­o de malandros que pretendí­an secuestrar a su familia en el rancho.

BALCONES: Y en la ciudad de Veracruz, son varios, bastantes se dirí­a, los casos de vecinos que organizados han detenido, ellos solitos, a un montón de pillos y ladrones.
Y los han golpeado. Y desnudado. Y amarrado de las manos y los pies. Y abandonado en el centro de una calle en la colonia. Y avisado a la polí­tica.
Quizá, más serenos y ecuánimes y reposados que los paisanos de otros municipios. Pero al mismo tiempo, enardecidos con tanta inseguridad y molestos con el principio de Peter de la autoridad.
Y por eso mismo, ellos, dispuestos a seguir haciéndose justicia por mano propia.
Con o sin el gobernador, con y sin el presidente municipal y con o sin la secretarí­a de Seguridad Pública y la Fuerza Civil y la Guardia Nacional.

PASILLOS: Muchos meses después con la dinastí­a polí­tica en el poder, ninguna mejora ha tenido en su vida el ser humano ni tampoco las familias.
Incluso, y así­ como Veracruz está levantando en la percepción ciudadana con los primeros lugares nacionales en feminicidios y secuestros, pareciera que se vive y padece un cuento largo y extenso, kilométrico y siniestro… de nunca acabar.

VENTANAS: Los locatarios del mercado Unidad Veracruzana enfurecieron, unidos todos, contra el presunto violador. Entre todos, como Charles Bronson en “El vengador solitario”, amansaron al truhan sexual.
Esa furia social constituye el estado de ánimo permanente de la población en todas las latitudes geográficas del estado jarocho.
Fueron decentes, porque luego de la golpiza lo dejaron en ropa interior para evitar la difusión de sus miserias.
Lo entregaron, cierto, a la policí­a, bajo la petición unánime de que se los dejaran para matarlo y así­ acabar con las tentaciones desbocadas de la carne.
Fue, por fortuna, el intento de violación una operación fallida. Lo grave es que “los demonios siguen sueltos” por todos lados y el fuego social continúa lanzando chispas y centellas.