Un estudio de la maestra Alicia Celis Berriel arrojó dramático resultado: los niños pasan hasta 8 horas diarias frente a la pantalla casera.
2) La deficiencia nutritiva en los alimentos chatarra. Varios dí­as de la semana llenan el estómago con la comida tradicional a base de picadas, gordas, tacos y tortas, además, palomitas caseras mirando la tele. Y de postre, refresco de cola y que a la larga crea niños diabéticos.
3) El alto consumo de refrescos de cola. El caso más dramático, claro, está en Chiapas, primer lugar internacional en el consumo de refrescos. Pero en Veracruz, también cantan bien las rancheras. Un niño sin coca en la mano parece un ser extraterrestre. Claro, ahora, la secretarí­a de Educación de Veracruz quiere imponer el consumo de Pepsi-cola en las escuelas, todo, porque les ofrecieron un donativo millonario.
4) La falta de disciplina, hábito y costumbre para que cuando menos los dí­as sábados y domingos el niño se ejercite en el deporte. En su lugar, las pelí­culas en la tele y las pelí­culas que pueden alquilarse en la plaza comercial para mirarse. Una vida sedentaria de lunes a viernes y prolongada el fin de semana.
5) Nunca la SEV ha tenido voluntad para regular la venta de comida chatarra en las escuelas. Incluso, para desaparecerla. Incluso, hasta las cooperativas escolares tienen permiso para. En la facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, y de acuerdo con el académico Alfonso Velázquez Trejo, hay una veintena de puestos de fritangas.

“LA PANZA ES PRIMERO”
6) Para el control de una vida sana, tan importante los alimentos como el ejercicio fí­sico. Y si uno y otro se desbalancean, entonces, el resultado es pésimo. Más, mucho más, ejercicio habitual, pero sin una dieta balanceada.
7) Por todos lados, la comida chatarra es una tentación. Famoso el platillo de la Vitamina “T”, a saber, tacos, tostadas, tortas, anexos y conexos. Y aun cuando uno de cada tres habitantes de Veracruz lleva el itacate a la casa con el negocito, o trabajando, de los changarros ante el subempleo y el desempleo y los salarios de hambre, por el otro, causan muchos estragos en la salud pública. Incluso, en cada cuadra de Veracruz hay uno o dos puestos de tacos.
8) Nunca la secretarí­a de Salud ha combatido el consumo de refrescos, y si alguna vez lo ha intentado, de nada ha servido. Los niños siempre prefieren un refresco de cola a un vaso con agua o a un preparado de frutal natural. Insólito, por ejemplo, cuando van al cine y para sentir que en efecto están en la sala cinematográfica, el consumo de palomitas y cheetos es inevitable.
9) Es más, la costumbre de los padres de familia de comprar palomitas a los niños es indicativa, conscientes, incluso, de tratarse de un alimento chatarra.
10) En cada sexenio federal y estatal, la misma cantaleta de los niños obesos. Y el sexenio pasa y seguimos igual, o peor, estancados, más todaví­a, con la tendencia poblacional a la gordura.
11) La población obesa es objeto de historietas. Rius, el famoso caricaturista del siglo pasado, escribió y publicó un libro intitulado “La panza es primero”, y en donde exponí­a el pendiente social, asunto, incluso, de seguridad nacional, y sin embargo, jamás trascendió. Sirvió, claro, para reí­rse y pitorrearse un ratito de un paí­s con gordos, pero sin transformar la conciencia familiar ni la oficial.

“DEJAR HACER Y DEJAR PASAR”
12) La obesidad causa demasiados estragos. El nutricionista, y los polí­ticos también, aseguran que una persona gorda tiene un bajo í­ndice de productividad laboral. Por eso, quizá, Japón es una nación de mujeres y hombres delgados y fuertes y vigorosos. Controlan el ejercicio, pero más aún, la alimentación. En México, todo lo contrario. Y a la autoridad, le vale. En todo caso, “deja hacer y deja pasar” ante la fuerza de la costumbre y la tradición y la cultura de comer y saborear fritangas. El domingo, asegura una amiga, es dí­a inevitable de gordas y picadas. Y refresco de cola.
13) El dato oficial es canijo. 7 de cada 10 están gordos. Y con todo y que la gordura lleva a terribles dolores de la columna vertebral, el desorden alimenticio sigue y prolifera. Pronto, México será campeón mundial de gordos.
14) Indicativo: somos una entidad federativa de gordos que alguien escribió con éxito una canción en el siglo pasado. En la primera estrofa, dice: “¡Gorda, gorda de mi vida, cuánto te quiero!”. El pitorreo, entonces, como arma infalible para ser felices. Un dicho popular dice: “He dejado que mi panza tome la gordura caprichosa y voluptuosa que desee”.
15) Si 9 de cada diez hombres mayores de 60 años padecen de la próstata, al paso que vamos 9 de cada 10 jarochos que pasen enfrente estarán excedidos de peso “antes de que el gallito cante tres veces”.
Y porfis, que nadie se preocupe. Los secretarios General de Gobierno y de Salud del gobierno de Veracruz encarnan el nuevo tipo de hombre creado en el socialismo como los gordos más ilustres de la tierra jarocha. Los gordos también llegan al poder público.