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Escenarios
Miércoles 06 noviembre, 2019

Estragos de la soledad

•La mejor amiga
•El peor infierno

UNO. Mucha soledad en el mundo

El fotógrafo Ví­ctor Sevillano está convencido de que en el mundo hay mucha soledad. Y por eso mismo es muy querendón.
Pero más allá de la vivencia le asiste toda la razón del planeta.

Luis Velázquez

Hay, por ejemplo, en el inventario médico unas 3 mil enfermedades que flagelan al ser humano, entre otras, las peores, el cáncer, el VIH, la próstata, el Alzheimer y el Parkinson, la presión arterial.
Pero de todas, la más terrible y espantosa es la soledad. Y como dice el viejillo del pueblo, hay veces cuando vives acompañado de una pareja y de cualquier manera te sientes solo.
De acuerdo con el médico, la soledad es compañera fiel y leal de la depresión. Se ignora si primero es la depresión o la soledad y acaso son como la interrogante aquella de quién fue primero, si el huevo o la gallina.
Y más, cuando de pronto, la persona decide aislarse de la vida, vive a piedra y lodo sin asomarse a la calle, y entonces, tanto la soledad como la depresión se multiplican en tierra fértil como los ácaros, la humedad y los conejos.

DOS. Demasiados estragos en la gente
Bastarí­a referir una circunstancia: hay niños que se sienten solos. Por ejemplo, cuando llevan una vida difí­cil. Padres peleando siempre, padres divorciados, padres disputando la paternidad.
La soledad carcome la vida desde la infancia, y lo peor es llegar a la vejez sintiéndose solo.
Ninguna vida tan solitaria como llegaron a sentirse en la infancia, la adolescencia y en parte de la juventud Marilyn Monroe, quien hija de padres divorciados terminó viviendo en una casa hogar donde la soledad se desarrolló a plenitud.
Fue el mismo caso, por ejemplo, de Juan Rulfo, pero porque sus padres habí­an muerto.
A Marilyn Monroe la salvó un fotógrafo quien la conoció en la primera juventud y le tomó las fotos más sensuales de su vida donde posara desnuda y las publicara y significaran su gran oportunidad.
Toda su vida, Rulfo fue un escritor introspectivo que viví­a para adentro. Pero gracias a su soledad y a su insólito talento literario trascendió en el paí­s y en el mundo con solo una novela publicada, Pedro Páramo, y un libro de cuentos, El llano en llamas.
Lo lamentable es que la soledad causa demasiados estragos en la mayor parte de la gente.

TRES. La mejor amiga, el peor infierno
La soledad que lleva a la creatividad es maravillosa.
Por ejemplo, un dí­a Juan Rulfo y Gabriel Garcí­a Márquez coincidieron en una fiesta de escritores. Los dos se sentaron en un rincón de la sala de espaldas a la pared para mirar y observar a los demás.
Entonces, Garcí­a Márquez se presentó a Rulfo y le invitó un café en el restaurante de la esquina.
Durante media hora, tomaron sorbos del café pero sin platicar. Juan Rulfo callado como era. El Gabo, a la expectativa, esperando que Rulfo, la gran estrella literaria que era, dijera algunas palabras.
Y Rulfo las dijo:
“¡Qué bien estamos así­!” exclamó de pronto.
Y es que muchos artistas suelen vivir para adentro. Nada más fértil que su mundo interior. “Nunca estoy solo. Siempre estoy acompañado de un libro” decí­a Carlos Fuentes. Incluso, Fuentes adoraba los embotellamientos en la Ciudad de México porque aseguraba que habí­a leí­do muchos libros esperando el siga.
Por eso, y aun cuando el fotógrafo Ví­ctor Sevillano se ha dolido de tanta soledad en el mundo, mucho depende, digamos, de la actitud ante la vida de la gente para volver la soledad la mejor amiga o el peor infierno.


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